2 de octubre, no se olvida

 

Este 2 de octubre, México conmemora la matanza estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas.

Era una tarde plomiza, semilluviosa del antepenúltimo mes del año. Dos helicópteros sobrevolaron las inmediaciones de ese ancestral barrio en el que los tlatelolcas realizaban sacrificios en tiempos prehispánicos.

Todo había comenzado cuatro meses antes cuando algunos alumnos de la vocacional del Politécnico la Isaac Ochoterena se confrontaron en pelea estudiantil con una preparatoria particular en la Ciudadela.

La confrontación se elevó de nivel a grado tal que ya no fue una lucha entre estudiantes sino en contra de las reivindicaciones sociales en medio de los desconocimientos de un gobierno represor y autoritario como el del presidente  Gustavo Díaz Ordaz.

En todas esas luchas, los estudiantes fueron perseguidos, desaparecidos o asesinados por lo que realizaron una monumental marcha a la que se le recuerda como la del silencio.

La Ciudad Universitaria de la UNAM fue tomada por el Ejército como un acto de barbarie por parte del gobierno federal, por medio del cual se acusaba al estudiantado de la UNAM y del Politécnico de ser elementos subversivos de una intentona internacional por introducir el comunismo en México.

En realidad, el gobierno del presidente Díaz Ordaz quería deshacerse de la efervescencia estudiantil que conquistó las simpatías de amas de casa, obreros y diversos grupos sociales unidos alrededor de un movimiento social de masas no visto antes en nuestro país.

Lo que los manifestantes pedían era libertad de los presos políticos, derogación del artículo 145 y 145 bis del Código Penal Federal, desaparición del cuerpo de granaderos, destitución de los jefes policiacos Luis Cueto y Raúl Mendiolea y del teniente coronel Armando Frías, indemnización a las familias de los muertos y de los heridos por los actos represivos, deslinde de responsabilidades de los funcionarios involucrados en actos de violencia contra los estudiantes y la exigencia de un diálogo público entre representantes del Movimiento y representantes del Gobierno.

Al no obtener respuestas, los estudiantes realizaron esa marcha del 2 de octubre de 1968 pero el gobierno habilitó ex profeso a un grupo de choque identificado como Batallón Olimpia, quienes se identificaban portando un guante blanco en las muñecas y que se colocaron en el edificio Chihuahua de Tlatelolco, sobre las cabezas de los manifestantes.

En los alrededores se ubicaba el Ejército mexicano. A la identificación de las bengalas lanzadas por ambos helicópteros, los integrantes del Batallón Olimpia comenzaron a disparar sus .45 sobre la multitud.

El Ejército remató la acción y se lanzó sobre los manifestantes para rubricar la acción del Estado mexicano, preocupado entonces por poner a salvaguarda las XIX Olimpidas de 1968 que se relizarían 15 días después. Y con ello silenciar bajo las balas las inquietudes públicas.

En el 68 tomamos las calles para pedir y exigir a un régimen todopoderoso y malhumorado reducir la violencia estatal, transparentar la toma de decisiones y abrir canales a la participación ciudadana, dice el intelectual Sergio Aguayo.

Hoy se cumplen 52 años de esa matanza ideada por el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz y diseñada estratégicamente por su entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría, ilustres priístas ambos.

2 de octubre no se olvida.

Gabriel Rodríguez Informativo Render Noticias.

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