61 ESQUELETOS REVELAN CÓMO FUE EL PRIMER CONFLICTO ARMADO DE LA HISTORIA HACE 13 MIL AÑOS

Las cicatrices de 61 seres humanos prehistóricos reviven la escena violenta más antigua que conocemos hasta ahora.

En Sudán, una ola de violencia se desató hace unos 13 mil 400 años. Los grupos humanos se armaron con lo que pudieron. Entre las armas más letales estaban piedras y flechas. Es probable que en este momento se hayan diseñado las primeras estrategias bélicas, según indican los restos de 61 caídos del cementerio de Jebel Sahaba. Desde su descubrimiento en la década de los 60, ésta se había identificado como la primera guerra de la prehistoria. Hoy, la evidencia muestra una narrativa diferente.

El trazo de cicatrices abiertas y sanadas

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Punción por impacto de proyectil con un fragmento lítico incrustado en la cara posterior del hueso de la cadera izquierda del individuo JS 21. Foto: Isabelle Crevecoeur/Marie-Hélène Dias-Meirinho

Un estudio reciente del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia en colaboración con la universidad Jean Jaurés de Toulouse volvió a analizar los esqueletos de los seres humanos prehistóricos en el cementerio de Jebel Sahaba. Originalmente, los 61 se habían entendido como evidencia suficiente del primer conflicto armado de la historia.

 
 

Sin embargo, de acuerdo con los paleontólogos involucrados en el estudio, éste no fue un cementerio construido a partir de una misma guerra. Por el contrario, el CNRS sugiere que fue resultado de una (o varias) ola de violencia en la prehistoria. La clave está, según los expertos encargados de la investigación, en las cicatrices que se pueden apreciar en los huesos.

Algunas de ellas están perfectamente sanadas. Otras, sin embargo, seguían lastimadas al momento del combate, o fueron realizadas en ese momento. La mayor parte de ellas fueron producto de proyectiles. Para los científicos, esto es signo de que los huesos tuvieron tiempo para recuperarse entre diferentes encuentros de este tipo, incluso con años de distancia entre sí.

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¿Un conflicto armado impulsado por el cambio climático?

 

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Foto: Isabelle Crevecoeur/Marie-Hélène Dias-Meirinho

A partir de este nuevo análisis de los restos humanos, los científicos involucrados señalan la posibilidad de que la ola de violencia pudo haber sido desatada por el cambio climático que empató con la época. Hombres, mujeres y niños participaron en las hostilidades de manera indiscriminada, según indican los restos disponibles.

Algunos fragmentos de piezas líricas afiladas siguen incrustadas en los huesos. De acuerdo con los científicos, la posición de los pedazos de flecha indican que la intención era desangrar a la persona en cuestión. Los restos fueron encontrados en el Valle del Nilo, en Sudán, y se estima que son producto de emboscadas entre cazadores-pescadores-recolectores, a raíz de una crisis climática natural.

Como consecuencia de la falta de recursos y los cambios en el medio ambiente, es probable que los grupos humanos se hayan enfrentado entre sí. Sin embargo, para el equipo de científicos franceses queda claro que no fue parte de un mismo conflicto armado. Por el contrario, se trató de episodios hostiles separados durante la Prehistoria, sin la complejidad de una guerra como tal.

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