«HANS EL LISTO», EL CABALLO QUE SABÍA SUMAR
En los primeros años del siglo XX vivió un caballo al que todos llamaban “Hans el Listo”. ¿Qué hacía el cuadrúpedo cuando le preguntaban, por ejemplo, cuánto era cinco por tres? Golpeaba el piso 15 veces con la pezuña. ¿Y 19 menos siete? Lo golpeaba 12 veces. Por Ariadna Rábago (Ary Snyder)
También podía decir la hora, seguir un calendario, hacer operaciones con fracciones y deletrear palabras (siempre golpeando el suelo con la pezuña). Tal vez pienses (como creyeron muchos en su tiempo) que su dueño –el Sr. von Osten, quien curiosamente era maestro de matemáticas y entrenador de caballos– lo había amaestrado, siempre eran las las mismas preguntas y todo el espectáculo era un fraude. Pero te diremos qué pasó.
UN GENIO PERO…
En 1907 el psicólogo Oskar Pfungst inició otra comisión e hizo lo que los demás no habían hecho: observó con detalle a Hans respondiendo, casi siempre de manera correcta una y otra vez, sin importar quién preguntara o cuánta gente estuviera presente.
Lo que finalmente concluyó este psicólogo es que Hans sí era un genio, aunque no de las matemáticas sino del lenguaje corporal humano.
Resulta que Hans –él solito– había comprendido que cierto tono de voz implicaba una pregunta y que debía responder golpeando al suelo con una pezuña. Pero Hans no tenía ni la menor idea de cuánto era uno más uno, mucho menos 27 menos 14.
Lo que Hans sí sabía es que los humanos presentes cambiaban su lenguaje corporal cuando comenzaba a acercarse a la respuesta correcta: se iban poniendo más tensos, y cuando llegaba al número correcto (13, en caso de 27-14), la tensión alcanzaba el punto más alto y la expresión en su rostro cambiaba. Y era entonces cuando dejaba de dar golpes. Y claro, todos rompían en risas y aplausos y decían que era un verdadero prodigio de las matemáticas.
EL EFECTO HANS
Después de que Oskar descifró el misterio de Hans, se esforzó por evitar ese lenguaje corporal involuntario que el caballo identificaba tan bien; sin embargo, siempre había una clave y Hans la encontraba. A esto los etólogos (científicos especialistas en comportamiento animal) le llaman “el Efecto Hans”.
LA COMISIÓN
En 1904 la Junta de Educación alemana formó la “Comisión Hans” con 13 personas (maestros de escuela, un veterinario, un oficial de caballería, el director del zoológico de Berlín y un director de circo) para descubrir si Hans de verdad tenía habilidades matemáticas o se trataba de un fraude. La comisión hizo esto:
- Que las preguntas se las hiciera su dueño.
- Que las preguntas se las hiciera otra persona sin su dueño presente.
- Que Hans no pudiera ver a quien hacía las preguntas o que quien las hacía no supiera la respuesta.
¿QUÉ NOS ENSEÑÓ HANS EL CABALLO?
La verdad es que el nivel de matemáticas de Hans era inferior al de un niño en segundo de primaria. Lo que sí hacía mejor que cualquiera –incluyendo a profesionales con doctorados en matemáticas o psicología– era deducir las emociones humanas con base en su lenguaje corporal. ¡Para eso Hans sí era un verdadero genio!
En buena medida los equinos en general y los caballos en particular se comunican entre sí utilizando lenguaje corporal, y muchos caballos, por su relación con jinetes, reconocen el lenguaje corporal humano –como lo hace tu perro–.
Así que desde entonces los investigadores buscan siempre eliminar el “efecto Hans” para no alterar los resultados de experimentos con/u observaciones de animales, y no tratar de encontrar en ellos comportamientos o respuestas similares a las nuestras sino reconocer sus comportamientos y fortalezas específicas, porque no se trata de competir, sino de entender, comprender y conocer.