Hallan por separado los restos de dos de las criaturas marinas más feroces del pasado
Recientemente, la espeleóloga y fotógrafa marina Kay Nicte Vilchis Zapata se encontraba buceando en una red de cavernas inundadas de la ciudad de Mérida, en el estado mexicano de Yucatán, cuando algo llamó su atención. Parecían las piezas dentales de un animal de grandes dimensiones. Concretamente un megalodón.
Se trata del tiburón más grande del que se han registrado fósiles. Concretamente, medía 18 metros y se cree que tenía una apariencia similar a la del tiburón blanco. Eso sí, unos 12 metros más largo. Esta es la conclusión a la que se ha llegado generalmente a partir de restos de sus dientes, pues apenas se han encontrado más huesos de esta especie; de la que, sin embargo, se han hallado fósiles en todos los continentes, salvo la Antártida. Sin duda fue un gran hallazgo, comparable al de Daniel Tyborowski, un paleontólogo de la Academia de Ciencias de Polonia, que recientemente ha descrito en Proceedings of the Geologists’ Association el hallazgo de parte del esqueleto de un pliosaurio, una criatura marina de 10 metros de longitud, cuya mandíbula era cuatro veces más poderosa que la del mismísimo Tyrannosaurus rex. Eso sí, esta vez no hizo falta bucear para encontrarlos, pues se encontraban en una región montañosa polaca. Del primero, se cree que vivió hace de 3’6 a 23 millones de años. El segundo es bastante más antiguo, pues parece ser que surcaba los mares entre 145 y 163 millones de años antes de nuestros días. No coincidieron en el tiempo, pero cada cual en su época debió ser el terror del océano.
El misterioso megalodón y el temible pliosaurio
A día de hoy, el pez más grande del mundo es el tiburón ballena, con sus 12 metros de longitud, que siguen quedándose bien lejos de los 18 metros del megalodón.
Sus fósiles han sido hallados por los científicos durante siglos, aunque se tardó en identificar de qué se trataba. De hecho, durante el Renacimiento se creía que los dientes encontrados eran lenguas petrificadas de dragones y serpientes. Esto fue así hasta 1667, cuando el naturalista danés Nicolás Steno apuntó a que en realidad eran piezas dentales de grandes tiburones ya extintos. Desde entonces se han encontrado multitud de restos de este animal colosal, aunque ningún esqueleto completo.
A pesar de ser mucho más antiguo, el pliosaurio ha podido describirse con más exactitud, ya que se han encontrado fósiles mucho mejor conservados y más completos, por todo el mundo. Es el caso del esqueleto que en 2008 se desenterró del permafrost de la isla noruega de Svalbard un nuevo ejemplar muy bien conservado, que quedó catalogado como una nueva especie de Pliosaurus. Otro, bautizado como Pliosaurus kevani, apareció un año más tarde, en los acantilados Dorset, en la costa jurásica de Gran Bretaña. Solo su cráneo alcanzaba los 2 metros de longitud.
La “bestia” hallada ahora por Tyborowski es la primera descubierta en suelo polaco. Se cree que era un animal de gran fiereza, que aniquilaría a cualquier otra criatura. No solo a las marinas, también agarraría entre sus fauces a dinosaurios y otros animales terrestres que se acercaran a su territorio, quizás en busca de un poco de agua. Sin duda, cuando pensamos en los animales más fieros que caminaban sobre la tierra hace varios millones de años es inevitable pensar en los grandes dinosaurios, pero no debemos olvidar también a los que nadaban en el mar, pues algunos de ellos habrían apresado a los que sembraban el terror en tierra firme con la facilidad con la que una serpiente engulle a un ratón. Encontrar sus restos, tantísimo tiempo después, debe ser realmente emocionante.