“Los satélites me muestran el cambio climático todos los días”
Por: Diario El País
Vigilar la Tierra desde el espacio es crucial para responder a la crisis climática, según el ejecutivo de la Agencia Espacial Europea.
A diario se transforma la superficie de la Tierra; deforestación, inundaciones, fusión de las capas de hielo, huracanes, tráfico, erupciones volcánicas y otros fenómenos drásticos producen cambios planetarios que solo se pueden apreciar y cuantificar desde el espacio. Los nuevos satélites europeos encargados de vigilar estos cambios se llaman Sentinels (centinelas). Juntos forman el programa Copernicus, “el sistema de información de la Tierra más extenso y completo” según Josef Aschbacher (1962, Ellmau, Austria), director del programa de Observación de la Tierra de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Copernicus es una iniciativa de la Comisión Europea que cuenta con la colaboración de la ESA y de los estados miembros, única en el mundo porque todos los datos que recoge están disponibles para el público y para las instituciones que deseen utilizarlos, por ejemplo en investigación científica, gestión del medio ambiente o respuesta a catástrofes naturales. En el año 2014 despegó el primer satélite de la familia Copernicus y ahora, el octavo de los centinelas,Sentinel-6, está casi listo para volar. Cuando finalmente lo haga en noviembre de 2020, se encargará de medir el ascenso del nivel del mar. EL PAÍS habló con Aschbacher durante la presentación de este satélite en Alemania, a la que acudió por invitación de la ESA
Pregunta. ¿Cómo se utilizan los datos recogidos por los satélites que observan la Tierra?
Respuesta. Contamos con un grupo de satélites, que llamamos los Earth Explorers, encargados de recoger información para responder a preguntas científicas. Aunque los científicos también emplean muchos datos recogidos por el programa Copernicus, esta familia de satélites tiene otra tarea más operacional, para ofrecer servicios públicos en meteorología, agricultura, monitorización de costas, routing de barcos, control de calidad del aire y demás.
P. ¿El objetivo es observar eventos concretos, por ejemplo la expansión de un incendio forestal, o recoger datos a gran escala y a largo plazo?
R. Por seguir con el ejemplo de un incendio forestal, creo que hay dos aspectos de estas observaciones que nos dan un complemento de datos único. Primero, las imágenes se actualizan con mucha frecuencia, aproximadamente cada dos días se cubre todo el planeta, aunque depende un poco de cada satélite. Eso significa que si hay un fuego en Siberia, en la Amazonia o en la península Ibérica, se puede seguir la situación de cerca, con actualizaciones frecuentes. El otro aspecto, claro, es que acumulamos registros históricos que permiten comparar la situación de este año con la de hace diez años, o hace cinco años. Así entendemos mucho mejor la evolución y la dinámica de estos fenómenos, por ejemplo de los fuegos forestales. Creo que los dos aspectos son cruciales.
P. Cuando usted habla del programa de Observación de la Tierra de la ESA, dice que le “toman el pulso” al planeta, como si fuera un paciente enfermo. ¿Qué diagnóstico le hace a nuestro planeta desde su perspectiva en el espacio?
R. Hace una pregunta difícil. Es cierto, el paciente planeta Tierra no se encuentra bien, está enfermo en partes, pero en otras zonas vemos su belleza. En las imágenes de los satélites se ven islas verdes, incluso el desierto sin vegetación es precioso desde el espacio, se ven estructuras asombrosas. Pero también vemos muchos cambios causados por las personas que hacen a la Tierra enfermar, y esos se están acelerando.
Déjeme poner el ejemplo de un bosque, un ejemplo que debatimos en agosto de este año, durante la cumbre del G7, cuando ardía la Amazonia y el señor Bolsonaro, presidente de Brasil, no estaba dispuesto a aceptar ayuda internacional. Desde el espacio vemos cuántos fuegos se producen, y si el efecto [del cambio climático] es real o es fake news, como lo llaman a veces. Hemos contado el número de incendios que se produjeron este año desde el 1 de agosto hasta el 24 de agosto, y lo hemos comparado con el mismo periodo del año pasado. Podríamos haber hecho lo mismo con la extensión total de los incendios, pero solamente considerando el número, ya sabemos que los fuegos han aumentado de 1.100 el año pasado a 4.000 este año. De un año al siguiente, se cuadruplican los focos en la misma área; esto muestra claramente que algo sucede. El presidente Macron ha señalado el problema como una cuestión de importancia global, porque afecta a toda la humanidad, algo que no sienta bien en este caso a Brasil. Nosotros aportamos datos objetivos y luego, claro, los políticos pueden emplearlos para solucionar problemas.
P. Compara datos recogidos este año con los del año pasado, pero es más interesante ver las tendencias a largo plazo. ¿Ha habido alguna sorpresa en la trayectoria de sus mediciones?
R. Siempre hay algo inesperado en las mediciones, pero quiero mencionar un ejemplo positivo, ya que solo se suele hablar de lo negativo. En las décadas de 1970 y 1980, se detectó el famoso agujero en la capa de ozono de la atmósfera, causado por clorofluorocarbonos, gases de los sistemas de refrigeración. Este hallazgo hizo sonar las alarmas, los científicos instaron a los políticos a tomar medidas, como el protocolo de Montreal de 1987, que prohibió el uso de estas sustancias. El resultado ha sido positivo y sorprendente: ahora vemos por primera vez que el agujero se está cerrando. Para mi esto es un ejemplo muy positivo en el que los científicos, con información tomada desde el espacio, han descubierto un problema, han sonado la alarma, y los políticos han tomado decisiones y han implementado medidas que funcionan, y el planeta se ha sanado. Espero que podamos hacer lo mismo con las emisiones de dióxido de carbono.
P. ¿Los políticos siguen con atención los datos sobre el clima?
R. Como agencia espacial, nuestro trabajo es desarrollar satélites y cohetes, pero también poner sobre la mesa la información que recogen nuestros satélites. Con esto quiero decir que yo no soy un político, yo no hago la legislación, pero sí hago un esfuerzo por informar sobre lo que ocurre. Y creo que aquí falla algo: hoy en día esta conexión no es buena, porque todavía hay gente que dice que el cambio climático no existe. Yo no me lo puedo creer porque a mi me lo muestran los satélites todos los días. Lo que me duele personalmente es que producimos los datos y viene alguien a decir que es fake news. Esto es simplemente increíble.
P. La ESA no es una agencia política y los datos son incontrovertibles, pero la respuesta al cambio climático sí es una cuestión política.
R. Es un reto tremendo. En España, tenéis al ministro Pedro Duque a cargo de la cartera de Ciencia, pero antes de ser ministro fue un astronauta de la ESA, y conoce los datos del espacio muy bien. Creo que tiene credibilidad, y espero que pueda influenciar la política desde su posición en el gobierno. Espero que podamos tener más gente con sus conocimientos en la política para lograr un cambio. Nosotros tenemos grandes esperanzas depositadas en Pedro Duque para que contribuya a mejorar el mundo, porque es una persona creíble y sabe lo que significan [los datos].
P. Hay quien dice que es una frivolidad invertir dinero en la exploración espacial, cuando hay tantas necesidades aquí, en la Tierra. ¿Está de acuerdo?
R. Realmente creo que la exploración, ir a Marte o volver a la Luna, es importante para inspirar a la gente: hace pensar en cuál es la frontera de la humanidad. Me parece crucial y desde luego no creo que se deba detener porque pueda restar dinero a la observación de la Tierra. La exploración espacial, junto con la observación de la Tierra, eleva la bandera del espacio bien alta, es algo inspirador que me parece muy importante. Pero hay otro aspecto, y aquí voy a citar un estudio que llevó a cabo recientemente una consultora independiente. Preguntaron a unas 5.000 personas de toda Europa, ciudadanos de a pie, qué opinaban sobre una larga lista de cuestiones relacionadas con el espacio. Una de las preguntas era: “Si Europa invierte dinero en el espacio, ¿qué aspecto es el más prioritario?”, y las respuestas incluían muchos campos en los que trabajamos, desde enviar astronautas a Marte, construir cohetes, telecomunicaciones o programas de observación de la Tierra. La respuesta de estos participantes europeos, de entre 18 y 85 años, fue que la prioridad número uno es utilizar el espacio para entender y proteger mejor nuestro planeta, sobre todo por los efectos del cambio climático, pero también por la [pérdida de] biodiversidad. Esto significa ayudar a nuestro planeta y a las generaciones futuras a sobrevivir. Para mi, como director de la Observación de la Tierra de la ESA, este es el mandato de la gente: utilizar el espacio para proteger nuestro planeta. Esa es mi misión como director.