¿Un “grupo de élite” capaz de “desestabilizar Europa”? Todo lo que se sabe de la Unidad 29155 del GRU acusada de injerir en Cataluña
Por: R T Internacional
La dependencia militar, presentada por The New York Times como un grupo ultrasecreto responsable de operaciones políticas, es un centro de entrenamiento en lucha antiterrorista y sabotaje.
La Audiencia Nacional de España ha iniciado una investigación sobre la presunta participación de una unidad rusa de espionaje en la crisis territorial de Cataluña, según informó este jueves el diario español El País, citando a “una fuente judicial y dos fuentes policiales” que no desvelan datos concretos debido al carácter reservado de las pesquisas y a que el magistrado encargado del caso estaría manteniendo en secreto las diligencias previas.
No obstante, el rotativo español indica que el trabajo de la Audiencia Nacional en este caso se centra en un supuesto grupo militar de élite denominado Unidad 29155 –subordinado al Departamento Central de Inteligencia de Rusia (GRU, por sus siglas en ruso)– y asegura que las investigaciones estarían relacionadas con el proceso independentista catalán.
El juez responsable de las mismas, Manuel María García Castellón, está actualmente a cargo de un macro-sumario sobre actividades violentas vinculadas al independentismo catalán compuesto de varias piezas, pero ni siquiera está confirmado que las investigaciones sobre la Unidad 29155 formen parte de ese sumario.
Dos viajes a Barcelona y un dudoso ‘background’
Más en concreto, El País explica que las investigaciones del tribunal español se centran en las actividades específicas de un agente llamado Denís Serguéyev y sus “supuestas actividades” relacionadas con el secesionismo catalán.
A este respecto, lo único que ha trascendido es que Serguéyev estuvo presente en Barcelona dos veces: una a principios de noviembre de 2016 y otra entre septiembre y octubre de 2017, coincidiendo con la celebración del referéndum soberanista del 1 de octubre, y que usó para estos viajes una “identidad falsa”, bajo el nombre Serguéi Fedotov.
El periódico se remite además a “documentación oficial de los servicios secretos rusos” revelada por el portal británico de investigación periodística Bellingcat, para relacionar a Serguéyev con las personas acusadas de envenenar en el Reino Unido al exagente secreto ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia (que pertenecerían, según los mismos informes, a la mencionada Unidad 29155), atribuyéndole incluso el papel de supervisor en estos hechos.
Sin embargo, más allá de los viajes puntuales de Serguéyev a Barcelona, no queda ni siquiera esbozado en qué podría consistir su supuesta participación en el proceso soberanista catalán, en caso de haberse producido. Ese sería, según El País, el objeto de las investigaciones “reservadas” de la Audiencia Nacional en España.
¿Tentáculos de Moscú?
Así, según el medio, la unidad 29155, altamente secreta, estaría implicada en operaciones que van desde el mencionado envenenamiento de Serguéi Skripal en el Reino Unido o los dos intentos fallidos de asesinar al traficante de armas búlgaro Emilian Grebev hasta la desestabilización política en Moldavia y el fracasado golpe de Estado en Montenegro.
En su descripción de la organización, El País reproduce los puntos principales de un artículo publicado por The New York Times a inicios de octubre.
Según el periódico estadounidense, la Unidad 29155 se halla “escondida tras los muros de concreto de la sede del Centro 161 de Entrenamiento de Especialistas de Propósito Especial, en el este de Moscú”. Sus operaciones “son tan secretas […] que la existencia de la unidad es probablemente desconocida incluso para otros agentes del GRU”, asevera el diario, pesa a que líneas después afirma que este “grupo de élite” fue descubierto por un bloguero que incluso logró fotografiar su sede.
Si la acción de la Justicia española se confirma, España sería la quinta nación que acepta como ciertas las afirmaciones del New York Times y trata de localizar los “tentáculos” de la inteligencia rusa dentro de su territorio.
No obstante, distintos puntos del texto del diario neoyorquino ya fueron desmentidos en octubre por varios medios rusos, tanto cercanos al Gobierno de Putin como críticos con este.
No tan secreto
Así, el diario Novaya Gazeta, nada sospechoso de afinidad con el Kremlin, afirma que el Centro 161 y la Unidad 29155 son en realidad una misma estructura que funciona desde el año 1962. Su dirección oficial es: Moscú, calle 11ª Parkovaya, nº 38A.
“En 11ª Parkovaya se encuentran, tanto ahora como en la época soviética, solo la sede y los servicios administrativos del Centro 161, mientras que la formación de los estudiantes se lleva a cabo principalmente en campos de entrenamiento en las afueras de Moscú”, escribe el medio.
Un periodista del rotativo, Serguéi Kánev, señaló en su página de Facebook que es poco probable que la unidad sea tan secreta como la dibuja la prensa occidental.
“El que manda actualmente sobre los espías es el general Andréi Averiánov, graduado de la Academia Diplomática Militar, nacido en Asjabad [Turkmenistán]. Si se profundiza en Internet, se puede encontrar la dirección de su apartamento, su casa de campo cerca de Istra [ciudad a 40 kilómetros de Moscú] y el número de su automóvil”, afirmaba.
El propio The New York Times confirmaba que Averiánov vive en un viejo apartamento cerca de la sede de la dependencia y conduce un barato Lada VAZ 21053 de 1996, lo cual no evita que sea definido como el jefe de una “fuerza élite”.
¿Centro de entrenamiento? Sí, en sabotaje
La Unidad 29155 ofrece a los militares cursos de capacitación en materias como lucha antiterrorista y sabotaje, según afirman los medios rusos. Y aunque difieren en lo referido a su nivel de entrenamiento —Novaya Gazeta asevera que los cadetes “se preparan muy en serio”, mientras que el diario Vedomosti reporta que se dedican a “cursos de corto plazo” donde “mejoran sus habilidades en tiro, radiocomunicaciones y otras disciplinas especiales”—, todos coinciden en que las operaciones políticas no tienen nada que ver con el centro.
“No es casualidad que entre los grupos de sabotaje y reconocimiento que se distinguieron, por ejemplo, durante la liberación […] de la ciudad siria de Alepo hubo muchos graduados del centro 161”, señala Novaya Gazeta.
“Pueden volar un puente o una planta de energía, destruir un automóvil con un terrorista o un traidor, pero es extraño hablar de su participación en una operación especial para ‘desestabilizar Europa’ o planear una conspiración para derrocar el poder en cualquier país. […] No es su perfil”, agrega el rotativo.
En cambio, los medios rusos señalan que los agentes de inteligencia capaces de dedicarse a cuestiones políticas se forman en otras instituciones, como la Academia Militar, donde los espías “reciben una formación fundamental”, según afirma una fuente de Vedomosti.
Por ese motivo, este diario cree que considerar que el Centro 161 acoge “‘una unidad de élite para desestabilizar a Europa’ es una gran exageración, que, sin embargo, es muy utilizada en medio del alboroto acerca de la interferencia rusa en los asuntos occidentales”.
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