En realidad, los psicópatas sí entienden tus emociones, el problema real es otro

Aunque los resultados varían en los diferentes estudios al respecto, se calcula que aproximadamente entre un 1% y un 3% de la población mundial cuenta con una personalidad psicópata. Tendemos a visualizarlos como delincuentes o incluso asesinos en serie. No obstante, la mayoría de ellos nunca llegan a cometer ningún crimen. Simplemente, se trata de una serie de rasgos muy definidos, que los convierten en personas superficialmente encantadoras, pero frías como el hielo en sus capas más profundas.

Según explica en un artículo para Psicología y Mente el criminólogo Ricardo Vázquez Cigarroa, entre las cualidades más comunes que convierten a un individuo en psicópata se encuentra la mitomanía (tendencia a desarrollar grandes mentiras), la manipulación, la costumbre de no establecer vínculos ni metas a largo plazo o la falta de empatía. Este último, de hecho, es uno de los rasgos más comentados a la hora de calificar a una persona como tal. Sin embargo, un nuevo estudio, publicado en Personality and Individual Differences de la mano de científicos de la Universidad de West, en Suecia, indica que en realidad sí que cuentan con la capacidad para identificar las emociones de los demás. El problema es que les importa bien poco lo que el resto de personas sientan.

En busca de la tríada oscura

Para la realización de este estudio, sus autores reclutaron por internet a 278 personas, procedentes de diferentes países, que tuvieron que contestar a una serie de encuestas, dedicadas a valorar sus rasgos de psicopatía, narcisismo y maquiavelismo, conocidos en psicología como la “tríada oscura”.

Una vez establecida esta parte de su personalidad, debían responder a otras preguntas, con el objetivo de medir sus niveles de empatía. Esto se hacía de dos formas. Por un lado, se calculaba su índice de reactividad interpersonal, que analiza la disposición de las personas a ser empáticas. Para ello, tuvieron que evaluar en función de su acuerdo o desacuerdo frases como “Antes de criticar a alguien, trato de imaginar cómo me sentiría si estuviera en su lugar”. Por otro lado, se les presentaron algunas imágenes de personas con distintas expresiones faciales, 20 asociadas a emociones positivas y 20 a emociones negativas. Al preguntarles cómo creían que se sentían esas personas, resultó especialmente llamativo que aquellos que habían obtenido un puntaje alto en la tríada oscura no tuvieron problemas para contestar acertadamente. Sin embargo, a pesar de ese resultado, no mostraron interés en considerar esos sentimientos que acababan de reconocer.

 

Esto indicaría que, si entendemos como empatía la capacidad de una persona para identificar las emociones de otra, los psicópatas pueden considerarse empáticos. El problema es que no les importa el origen de esos sentimientos ajenos y, por lo tanto, no harán nada al respecto.

Aunque son unas cuestiones interesantes, que deberían tenerse en cuenta a la hora de evaluar este tipo de personalidad, los propios autores del estudio reconocen que cuenta con varias limitaciones, que deberían intentar solventarse en trabajos futuros. Por ejemplo, sus participantes no eran personas previamente diagnosticadas con psicopatía y, además, los resultados se obtienen a partir de la información que cada uno de ellos da de sí mismo. Si se tiene en cuenta que los individuos con perfil psicópata tienden a mentir y fingir superficialmente una personalidad muy diferente a la que realmente tienen, la ausencia de la evaluación directa de un profesional puede alterar los resultados. Por otro lado, al contar con participantes internacionales, pero encontrarse solo en inglés, los investigadores no pueden estar seguros de que los voluntarios entendieron correctamente todas las preguntas. Finalmente, la muestra no puede considerarse representativa de toda la población, puesto que los participantes se reclutaron a través de Linkedin, una red social que agrupa en general a personas con perfiles muy similares. De cualquier modo, puede que haya llegado el momento de dejar de considerar que los psicópatas son personas sin empatía o, al menos, considerarlo con los matices que esta afirmación requiere.

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