¿Dar empleos o poner en riesgo la naturaleza? Un proyecto metalúrgico divide a los habitantes de una comunidad mexicana
Por RT Internacional
Oro y plata: símbolos ancestrales de riqueza. En Ixtacamaxtitlán, en el estado mexicano de Puebla, existen yacimientos de ambos metales que han despertado la codicia de multinacionales extranjeras. Prometen desarrollo, puestos de trabajo, una vida mejor para todos. Pero la experiencia en casos semejantes habla de contaminación, degradación medioambiental, un futuro arruinado… Aún no se ha abierto ni una brecha en la tierra, pero la que divide a la población ahí está, y sigue ahondándose.
En Ixtacamaxtitlán, en el estado mexicano de Puebla, un nuevo proyecto metalúrgico está en el punto de mira. Todo empezó en 2001, cuando se le concesionaron 14.000 hectáreas a la firma canadiense Almaden Minerals. Desde entonces, los trabajos han estado a cargo de su filial en México, Minera Gorrión, que en 2010 comenzó las labores de perforación.
Un estudio preliminar señala que la producción anual promedio alcanzará las 130.000 onzas de oro y los 7,8 millones de onzas de plata durante 12 años, pero parte de la población de la zona mira con desasosiego este proyecto.
Gloria Carmona, administradora del Hotel San Francisco, situado en la cabecera municipal sostiene que “desde que inició fue una cosa muy buena para los negocios, más que nada”. “Teníamos bastante trabajo y ahorita no, casi no”, apunta refiriéndose a la interrupción de las faenas.
La contaminación acuífera como principal preocupación
La principal preocupación de los habitantes es que provoque escasez o contaminación de las aguas. Así lo corrobora Lucía Cabrera, de Ahuateno: “Se ha visto porque el río llega en las mañanas muy sucio, mucha espuma, huele muy mal el río, entonces todo eso yo creo que nos afecta”. Y es que la fuente fluvial más importante de la zona tiene un color café claro.
Quienes están en contra de esta explotación, que se realizará a cielo abierto, afirman que desde que la compañía comenzó a explorar el área han existido problemas, como la compra de terrenos con amenazas e intimidación, o el uso de tierras privadas, entre otras cuestiones. “Lo que yo les pido de favor a esos señores mineros es que se larguen a su tierra, que se
vayan para allá”, dice Pedro Fernández, habitante de ‘El Encanto’, que opina que mientras la compañía se lucrará y se marchará, ellos sufrirán los efectos de la contaminación.
Algunos vecinos de la zona también critican que algunos de los trabajos se llevan a cabo en terrenos donde sus propietarios no han dado permisos.
La tala de árboles para construir caminos, sequías en ciertas partes del bosque y la falta de agua en los manantiales, eran otros ejemplos que, de acuerdo con ellos, son indicios de que el megaproyecto contaminará y destruirá la naturaleza.
División
Pero quizá uno de los mayores problemas es la división entre la población. Frente a quienes rechazan el establecimiento de la mina, se encuentran aquellos que lo respaldan. Samuel García, habitante de San Francisco lo ilustra: “El proyecto minero para mí es una gran fortuna, una gran ayuda, sinceramente, porque he sido beneficiado afortunadamente de la mina y para mí es una empresa con la que ya no tenemos que recurrir a la Ciudad de México o a los EE.UU.“.
Porque en este territorio mucha gente tiene que emigrar para buscar sustento, debido a que no existen suficientes empleos para todos, y por eso muchas personas opinan que es necesario que llegue la industria metalúrgica.
Todo ello a pesar de que la vegetación y la fauna del lugar estarían en peligro en el momento en que el proyecto entre en fase de explotación, como ocurre siempre que se trata de complejos a cielo abierto.
Sin embargo, desde la empresa muestran su interés en ser una empresa socialmente responsable. “Durante este proceso obviamente trabajan ingenieros ambientales, que van a llegar antes del proyecto en caso de que sea autorizado, para poder hacer una reforestación, para reubicar a las especies, para ahuyentar a ciertas especies de fauna para que después en su debido momento pudieran regresar”, explica Daniel Santamaría, vicepresidente de la empresa Gorrión.
Para conocer más sobre todas las posturas de la población que se verá afectada por este proyecto, así como de la compañía que pretende llevarlo a cabo, les invitamos a ver el reportaje completo.
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