Matarse a trabajar: el precio del milagro económico coreano

Por R T Internacional

En Corea del Sur una competencia feroz desde la infancia y una escala de valores que convierte al fracaso en un estigma social generan un estrés e insatisfacción en la población que en demasiadas ocasiones desemboca en suicidios. A falta de cambios estructurales que atajen el problema de raíz, los coreanos intentan encontrar la paz espiritual de diversas formas, como los retiros espirituales en templos, el aislamiento en un hotel-prisión o cursos de entrenamiento… para la muerte.

 

Los surcoreanos son conocidos por su cultura ‘trabajólica’ y una rígida ética laboral, dos factores clave que ayudaron al una vez empobrecido país agrario transformarse en una potencia económica y un polo tecnológico mundial.

Sin embargo, detrás de ese asombroso crecimiento con frecuencia se esconden historias de empleados sobrecargados de trabajo que sufren de un enorme estrés, hábitos laborales agotadores y un ambiente extremadamente competitivo.

El Gobierno intenta paliar esta situación obligando a las compañías a apagar las computadoras y las luces en la oficina después de determinada hora.

Los trabajadores que sufren elevados niveles de estrés se exponen al riesgo de agotamiento emocional e incluso de suicidio, y recurren a diversos lugares para encontrar alivio.

Las opciones varían desde establecimientos para comer comida picante acompañada de soju entre amigos, hasta templos budistas, hoteles ambientados como una prisión y simulacros del propio funeral.

Si te ha parecido interesante, ¡compártelo con tus amigos!

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *