Las dos caras de marzo
Foto: Jessica Mireles
por: Luis Enrique Ramírez
8 y 9 de marzo; días ansiados por mujeres no solo zacatecanas sino de todo el mundo. Días en los que se las mujeres demostrarían con el mayor ruido que pudieran provocar y además del silencio de su ausencia su poder y lugar en la sociedad.
Y no solo fueron estos días, sino desde la semana previa ya comenzaban a generar el ruido suficiente para situarlas como nota principal. Primero, en Zacatecas las acciones se hicieron visibles en la universidad autónoma de Zacatecas cuando las mujeres se hicieron participes en “tendederos” donde denunciaban acoso realizado por profesores o personal académico y demostraban que su movimiento iba creciendo.
Pero se llegó el día. Domingoo 8 de marzo desde las 11:00 de la mañana las féminas ya se comenzaban a presentar en la legislatura, lugar de la cita hasta que se lograron reunir 3 mil mujeres que comenzaron su marcha hasta la plaza de armas donde realizarían una asamblea cultural.
Al principio todo marchaba como un movimiento al que el estado ya está completamente acostumbrado: Gritos, pancartas y mujeres y solamente mujeres queriendo ser escuchadas transitaban la avenida hidalgo hasta que llegaron a catedral, lugar donde se encontraron oposición por hombres y mujeres que resguardaban el recinto religioso y doblegaban la fuerza que representaban las policías y la valla colocada un día antes para evitar los actos de vandalismo.
La marcha se frenó en ese lugar durante unos minutos y las mujeres marchantes volvieron a hacer uso de la voz y uso de proyectiles, pues no creían que gente de su mismo sexo defendiera la organización que aseguran ha dañado durante años a la mujer. Mujeres con paliacate verde, morado, vestidas de negro o algunas hasta con el torso descubierto se dirigían a las personas del otro lado de la vaya como traidoras, encarándolas en busca de lograr que se unieran a su causa, mientras que el otro grupo conformado tanto de policías como de ciudadanas no hacía absolutamente nada.
¿Pero por qué no hacían nada? algunas personas no compartieron la forma en que se manifestaron pues aseguran que el fuego no se combate con juego y que el estar ahí significa una perdida total de los valores, pues “como pueden pedir respeto si ellas no respetan” o “como pueden pedir respeto viéndoselos así por la calle (desnudas)” o bien, negar la representación de un grupo de mujeres que esconden la cara.
Y no terminó ahí, sino metros más adelante con una reunión donde los gritos de unión entre ellas y desprecio al patriarcado seguían latentes.
La expectativa seguía viva pues al día siguiente se esperaba una desaparición total de la mujer, pues convocaron a realizar un paro solo para las mujeres donde pedían que no se presentaran a la escuela, al trabajo, a tiendas, a realizar actividades de la casa y a dejar de usar el internet, mismo que en Zacatecas no alcanzó a concientizar a la totalidad de las mujeres, pues en el centro, en oficinas y hasta en el transporte ellas parecían seguir su vida cotidiana.
Y aunque todo parecía ir tranquilo, a las 15 horas de la tarde un grupo de veinte mujeres decidieron tomar el bulevar y frenar la vialidad durante 20 minutos a fin de hacer entrar en razón tanto al sector empresarial como comercial de que el paro era eso, un paro y no la petición de faltar a las actividades habituales.
Fue hasta que alguien las confrontó, y fue una mujer la que les pidió liberaran el camino pues sus hijos tenían hambre, a lo que respondieron dandole fruta a sus niños y minutos después dejando pasar a los conductores.
¿No fue esto un acto contradictorio? pues justo cuando aseguraban dar por entendido que la presencia de la mujer es vital para la sociedad (afectando el sector productivo) un grupo de las mimas que vieron por este hecho decidieron aparecer nuevamente en los medios, en una acto que para muchos no significó más que una completa desacreditación al movimiento y a su lucha que ellas mismas no respetaron.