La transformación del muralismo; David Alfaro Siqueiros
Por: Jazmin Mtz
El muralismo mexicano es un movimiento pictórico que se originó después de la Revolución Mexicana. Es uno de los primeros movimientos en América Latina en el siglo XX.
La conformación del movimiento empezó en la década de los años 20, y su apogeo se extendió hasta la década de los 60 e impactó en otros países latinoamericanos.
Los artistas plasmaron en las obras su visión sobre la identidad nacional, así como la situación social y política del país.
Además, tenía un fin didáctico con el que se difundía la cultura y vida de los mexicanos a un público masivo, pues los murales se plasmaron en paredes de edificios públicos.
David Alfaro Siqueiros fue un pintor mexicano que convirtió la política en arte y muestra en cada una de sus obras su enorme trayectoria, él fue y seguirá siendo parte de los pocos que creían en una “Nueva Democracia”.
Para Siqueiros el arte nunca fue una representación que tuviera que ser enfrascada ni exclusiva, al contrario, el pintor y militar mexicano apoyaba la idea de que la pintura formara parte de la propiedad pública, la creación de la belleza no era lo más importante, sino el esfuerzo por producir obras ideológicas.
A diferencia de muchos artistas que buscan en el caballete y pincel su máxima satisfacción, Siqueiros no consideraba al arte como un placer individual.
Él dejó claro que sus murales se trataban de un poder educativo y combativo para todos.
Por esas razones Alfaro Siqueiros se convirtió en parte de “los tres grandes” del muralismo mexicano; Diego Rivera, José Clemente Orozco y él encabezaron este movimiento.
La pasión con la que David Alfaro Siqueiros defendió sus intereses sociales y convicciones ideológicas de naturaleza comunista lo llevaron a la ruina personal.
Durante la defensa de las condiciones económicas y laborales de los trabajadores comenzó diversas manifestaciones contra el arbitraje laboral.
Ésa y otras revueltas durante su cargo como secretario del Partido Comunista mexicano, así como el intento de asesinato de León Trotsky, lo llevaron al exilio a Estados Unidos y al destierro en Chile en los años 40.
Siqueiros pisó la cárcel más de una vez, pero nada de eso apagó su carácter y sentido de la vida dentro de las artes.