La UE y el Reino Unido prolongan las negociaciones para intentar salvar el Brexit ‘in extremis’

Por RT Internacional

Si no se produce un entendimiento definitivo antes del 31 de diciembre, las relaciones comerciales entre ambas partes se regirán por las normas de la Organización Mundial del Comercio.

Todo el tiempo transcurrido desde que el Reino Unido abandonara oficialmente la Unión Europea (UE) el pasado 31 de enero no ha servido para que ambas partes alcancen un acuerdo que clarifique cuál será su relación a partir del próximo 1 de enero, momento en el que empieza la fase post-Brexit tras este infructuoso periodo de transición. 

Por eso, para tratar de evitar una ruptura sin acuerdo –que todos los pronósticos consideran perjudicial tanto para británicos como para europeos– Bruselas y Londres han acordado seguir negociando en los próximos días, con la débil esperanza de resolver en este último tramo las discrepancias que han bloqueado el entendimiento durante 11 meses

Así lo ha anunció este domingo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras mantener con el primer ministro británico, Boris Johnson, lo que describió como “una llamada telefónica útil y constructiva”. 

“Nuestros equipos negociadores han estado trabajando día y noche durante los últimos días”, aseguró la alta funcionaria europea, que sopesó que “a pesar del agotamiento después de casi un año de negociaciones” y de que “los plazos se han incumplido una y otra vez“, hacer un esfuerzo adicional en busca de un pacto continúa siendo la actitud más “responsable”.

“En consecuencia, hemos encomendado a nuestros negociadores que continúen las conversaciones y vean si se puede llegar a un acuerdo incluso en esta última etapa”, agregó la presidenta de la Comisión Europea.

Sin embargo, el clima de fondo es predominantemente pesimista, lo cual se puso de manifiesto en las declaraciones que Johnson vertió durante una entrevista en la BBC: “Tal como están las cosas, todavía estamos muy lejos en algunos asuntos clave”, admitió, si bien matizó a continuación que “mientras hay vida, hay esperanza”. “Seguiremos hablando para ver qué podemos hacer”, confirmó en cualquier caso.

Los obstáculos en el camino hacia el acuerdo

Los “asuntos clave” a los que se refiere Johnson son fundamentalmente tres. 

En el centro de la disputa está la gobernanza del acuerdo, es decir, qué instituciones mediarán o resolverán en caso de conflictos, y qué criterios se aplicarán.

Existen también graves discrepancias en torno a la igualdad de condiciones, el llamado ‘level playing field’ (‘nivelación del terreno de juego’), que engloba asuntos como la existencia de regulaciones homologables en materia laboral, medioambiental, de prestaciones sociales, etcétera. 

Pero el escollo más difícil de superar parecen ser las desavenencias en materia de pesca: al parecer, el Reino Unido reclama poder participar en el mercado europeo, pero se muestra reticente a la hora de dar acceso pesquero a los países comunitarios en sus aguas.

El Brexit se produjo oficialmente el pasado 31 de enero, tras la firma de un Acuerdo de Retirada bajo el mandato de Theresa May, que luego fue necesario enmendar ya con Boris Johnson al frente del Ejecutivo, después de que el Parlamento lo rechazara.

A partir de entonces se estableció que el resto de 2020 consistiría en un periodo de transición que serviría para terminar de perfilar el acuerdo, especialmente en materia de relaciones comerciales, el asunto más espinoso en la relación entre la UE y el Reino Unido.

Ese acuerdo, que debería regular y armonizar las relaciones post-Brexit, es lo que sigue pendiente de materializarse, tras un 2020 gravemente condicionado a todos los niveles por la inesperada incidencia de la pandemia de coronavirus. Quedan solamente 17 días para lograrlo. En caso contrario, será la Organización Mundial del Comercio (OMC) la que regule las relaciones entre ambas partes.

Al respecto, el economista Jesús Domínguez Mielgo lamentó que con todo el tiempo que se ha tenido, los principales desacuerdos no se hayan resuelto. Además, el experto aseguró que la Unión Europea debería ser crítica consigo misma sobre por qué un país miembro decidió irse.

 

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