¿Nos volvemos adultos a los 25 años? Esto es lo que dice la neurociencia
“Te encuentras ahora en otra etapa. Eres una persona adulta”.
A una determinada edad, la sociedad considera que ya tienes la capacidad de asumir ciertas responsabilidades.
¿Pero cómo se fija ese momento en que “nos volvemos adultos”?
No tiene que ver con poder casarse y votar, algo que en muchos países puedes hacer a los 16 y a los 18 años.
Para Peter Jones, profesor del instituto de neurociencia epiCentre, de la Universidad de Cambridge, no podemos decir que hay una niñez y una adultez.
“Lo que hay es un camino”, señaló Jones, quien participó este mes en una conferencia sobre el desarrollo del cerebro organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Reino Unido.
“Tener una definición de cuando pasamos de la niñez a la adultez parece algo cada vez más absurdo”, apuntó el científico.
Desde el punto de vista de la neurociencia, “hay una transición mucho más sutil que ocurre a lo largo de tres décadas“.
La pubertad y el cerebro
La pubertad marca un antes y un después en el desarrollo, y el proceso de madurez sexual puede llevar varios años.
“Lo que es menos obvio es que nuestro cerebro también se embarca en un período de cambio en esta etapa de la vida. Y estos cambios pueden prolongarse hasta bien entrados los 20”, le explicó Jones a BBC Mundo.
Esas modificaciones comprenden el desarrollo de circuitos de comunicación en el cerebro y están basados en dos tipos de cambios, según explicó el científico.
“Cambios por un lado en las sinapsis, los puntos de conexión entre neuronas en las que hay un proceso de eliminación (lo que se conoce como poda sináptica)”.
Ese proceso de eliminación de sinapsis excesivas, en un mecanismo de optimización, podría explicar el incremento en habilidades cognitivas en la adolescencia o a inicio de los veinte.
Por otra parte, “hay cambios en la maduración del material aislante que recubre las fibras nerviosas (la mielina). Esto se denomina mielinización. Ese proceso ocurre particularmente en las capas exteriores corticales del cerebro, que contienen buena parte de su capacidad de procesamiento”.
Este proceso de grandes cambios ocurre a diferentes ritmos en diferentes personas.
Se trata de modificaciones que interesan especialmente a Jones, quien estudia el surgimiento de enfermedades mentales como la esquizofrenia.
“Este tipo de enfermedades mentales severas no suele ocurrir antes de la pubertad, pero luego de ella hay una aceleración masiva en su aparición hasta mediados de los veinte años, y declinan en los 30 y 40”.
“Creemos que este patrón de morbilidad refleja los procesos subyacentes de desarrollo cerebral”.
“El cerebro siempre está cambiando”
Jones asegura que tampoco podemos decir, como a veces se señala en algunos medios, que el desarrollo del cerebro “se completa” a los 25 años o una edad próxima.
“El cerebro completa un conjunto de cambios desde mediados a fines de los veinte, pero siempre está cambiando, mientras seamos capaces de experimentar eventos como novedosos y formar nuevos recuerdos“, afirmó el científico.
“Esos recuerdos se graban en el cerebro a nivel celular y circuital, y este es un proceso sutil de desarrollo”.
Jones apunta a un estudio de la Universidad de Madrid publicado esta semana en la revista Nature Medicine, según el cual seguimos produciendo neuronas hasta por lo menos los 97 años.
“Las personas están en una trayectoria”
¿Puede la neurociencia ayudar entonces a definir cuando nos volvemos adultos?
La adultez puede definirse de muchas formas, usualmente como una construcción social que apunta a cuando, en promedio, somos lo suficientemente maduros para tomar ciertas decisiones y asumir ciertas responsabilidades.
“Diferentes sociedades tienen diferentes definiciones y la mayoría de los hitos o marcas que eligen ocurren antes de que el cerebro complete los cambios que comenzaron en la pubertad“, afirmó Jones.
“No creo que la neurociencia sea el mejor enfoque para definir una construcción psicosocial como la adultez”, agregó el científico.
“La neurociencia puede definir cuando, como individuos o en promedio en un grupo, ciertos procesos están activos o cesan”.
Desde el punto de vista de la neurociencia, “no hay una niñez y luego una adultez. Las personas transitan un sendero y están en una trayectoria“, explicó el investigador a BBC Mundo.
Jones reconoce que necesitamos en la sociedad reglas basadas en promedios.
“Pero también debemos darnos cuenta de que esos promedios son conveniencias arbitrarias, que no reflejan lo que sucede en la naturaleza”.