¿Cuáles son las ciudades del mundo con mayor riesgo de desaparecer?
El cambio climático, y en especial, el consecuente derretimiento de regiones heladas como Groenlandia, está revelando muchos tesoros arqueológicos y especies extintas. Y aunque esto es realmente fascinante, también supone nuevos riesgos para la humanidad, pues algunas ciudades corren el riesgo de desaparecer inundadas debido al calentamiento global.
Los mecanismos ya los conocemos. El derretimiento del hielo suma agua a los océanos, lo que repercute en el nivel del mar y puede ocasionar inundaciones devastadoras para las poblaciones costeras. A continuación presentamos algunas de las ciudades del mundo que tienen mayor riesgo de perecer inundadas.
Venecia, Italia
Venecia podría ser el lugar ideal para quienes amen el mar pero no sean marineros. Sin lugar a dudas, una de las ciudades más icónicas de Italia por funcionar sin problemas sobre el agua. Lamentablemente, encabeza esta lista de ciudades con mayor riesgo de desaparecer como consecuencia del calentamiento global.
Vemos pues, cómo algo tan preciado puede convertirse también en un gran enemigo. Aunque el agua que la rodea constituye uno de sus principales atractivos, además de haberla convertido en una referencia comercial a nivel mundial, esta misma amenaza con desaparecerla.
Tokio, Japón
Uno de los elementos más representativos de la ciudad de Japón, además de su numerosa población, es el agua circundante. Desde hace mucho tiempo figura como una ciudad fluvial, e incluso algunos de sus barrios se construyeron sobre terreno que en algún momento estuvo cubierto por el mar.
Pese a su magnificencia, Tokio también es vulnerable al cambio climático. En los últimos años, la ciudad ha sido escenario de cambios sustanciales en la dinámica de las estaciones, incluidos tifones descomunales e inundaciones.
Por si fuera poco, no solo la capital estaría en riesgo, sino también otras regiones. De hecho, algunos científicos han estimado que Japón podría perder casi todas sus playas para el año 2065.
Sin embargo, la resiliencia no es en vano una de las características de la población nipona; pese a su elevada vulnerabilidad a las inundaciones, la ciudad ha implementado un sistema de control de inundaciones que ha minimizado las consecuencias.
San Petersburgo, Rusia
San Petersburgo, con más de 5 millones de habitantes, es la segunda ciudad más poblada de Rusia, y lamentablemente también figura entre las que tienen mayor riesgo de desaparecer debido al calentamiento global.
Y es que, por su ubicación, suele verse afectada por las tormentas del mar Báltico. Solo en este último siglo, San Petersburgo se ha inundado tres veces, pero las estadísticas sugieren una tendencia catastrófica a intervalos de 100 años aproximados.
Durante los últimos tres siglos, la ciudad ha experimentado más de 300 inundaciones; en dos tercios de ellas, los niveles del agua se elevaron por encima del límite de peligrosidad de 2,1 metros, según el Centro Hidrometeorológico de Rusia. Gracias a ello se ha ganado el apodo de la “Venecia del Norte”.
En un esfuerzo por evitar o reducir el impacto de las inundaciones, se construyó un dique de 26 kilómetros. Y pese a que este ofrece una gran protección, es probable que no sea suficiente pues la ciudad se encuentra en un terreno frágil que la hace vulnerable a las inundaciones.
Nueva Orleans, EE.UU.
Al igual que Venecia y San Petersburgo, Nueva Orleans, en los Estados Unidos, se encuentra en un delta, que la hace vulnerable a las inundaciones. Sin embargo, esta ciudad en particular está expuesta a otros riesgos relacionados con el cambio climático, como las tormentas tropicales y los huracanes.
A lo largo de su historia, ha sido escenario de varias inundaciones como consecuencia de huracanes; entre ellos, Betsy en 1965, Georges en 1998 y el terrible Katrina en 2005. Estos últimos, en particular, la ubican dentro de las ciudades que tienen mayor probabilidad de desaparecer por el calentamiento global.
Como Tokio y otras ciudades del mundo, Nueva Orleans goza de diques y sistemas de control de inundaciones para mitigar el impacto de los fenómenos climáticos a los que es particularmente vulnerable. Sin embargo, muchos de ellos fallaron por defectos de construcción durante el paso del huracán Katrina.
Yakarta, Indonesia
Pese a ser una de las ciudades más famosas del mundo, la capital de Indonesia es una de las que primero se menciona al hablar de riesgos de desaparecer por fenómenos vinculados al cambio climático.
Nuevamente, las inundaciones son el fenómeno que amenaza con hacer sucumbir a la ciudad, pero en este caso, no parece ser tan fácil abordar el problema. Dentro de Yakarta circulan 13 ríos que, inevitablemente, terminan desbordándose cuando ocurren lluvias torrenciales.
Los estudios muestran un hundimiento progresivo que avanza a 25 centímetros por año, según indica National Geographic. A este ritmo, existe la posibilidad de que Yakarta desaparezca incluso antes de la década de 2050.
Pero, ¿en realidad se trata de una sentencia de muerte? La resiliencia es algo que caracteriza a la humanidad, y quizás por ello es que las autoridades han puesto en marcha un plan para evitar el desastre. Se trata de la construcción de una mega estructura a la que denominan la Gran Garuda, una laguna artificial en la que se espera drenar el exceso de agua de los ríos durante las inundaciones.
Malé, Maldivas
Maldivas es el país con menor altitud del mundo y, por consiguiente, uno de los que tiene mayor riesgo de inundaciones como consecuencia del aumento del nivel del mar. Su capital, Malé, no podía faltar en este listado de ciudades que pueden desaparecer debido al calentamiento global, por obvias razones.
Los humanos son bastante buenos para alterar el paisaje, y Malé es un buen ejemplo de ello. Al igual que otras mencionadas en este artículo, parte importante de la ciudad se construyó en terrenos arrebatados al mar (añadiendo tierra para expandir la zona costera).
Y aunque ha dado lugar a un lugar idóneo para el comercio marítimo y la gastronomía, el tiempo ha demostrado que el terreno es propenso a la erosión. Las tormentas amenazan continuamente con hacer estragos, por lo que, como medida preventiva, también se han construido diques de contención para evitar catástrofes. Sin embargo, el peligro es inminente. Podemos citar fenómenos devastadores, como el tsunami de 2004, que inundó dos terceras partes de la ciudad.
El cambio climático actual, representado por tormentas y el aumento del nivel del mar, podrían obligar a desalojar a unos 100,000 habitantes al final de este siglo. Y cabe destacar que esto representaría un tercio de la población.
Celestún y Progreso, México
Y aunque hemos nombrado numerosas ciudades ubicadas en países de diferentes regiones del mundo, México, en particular, no escapa de los efectos del calentamiento global y del riesgo de desaparecer.
La pandemia en la Tierra no afectó demasiado el monitoreo del espacio en 2020, y el año pasado, el sitio Flood Map usó una variedad de datos de la NASA para hacer un mapa interactivo con las zonas del mundo con mayor riesgo debido a los fenómenos climáticos. México figuró entre ellas.
En un escenario favorable, en el que el nivel del mar solo aumentara cinco metros, los estados de Yucatán, Campeche y Veracruz serían los más afectados por las inundaciones. Pero siendo más específicos, ciudades como Celestún y Progreso tienen un alto riesgo de desaparecer bajo el agua, seguidas por Mérida que pasaría a ser una ciudad costera.
Estos aterradores pronósticos salieron de un modelo publicado por la NASA en el año 2017. El trabajo consistió en identificar las regiones del mundo con mayor riesgo de desaparecer este mismo siglo debido a consecuencias relacionadas con el calentamiento global: aumento del nivel del mar, erosión de las costas y mayor frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológios extremos.
Como es de esperar, el informe generó preocupación sobre el futuro. Si bien los humanos somos expertos en pensar en lo que aún no pasa, muchas veces esta ansiedad nos impide tomar acciones para evitarlo o hacer que pase. Y, a pesar de iniciativas globales como el Acuerdo de Paris en 2015, los esfuerzos realizados hasta ahora han sido insuficientes. Los objetivos siguen sin cumplirse, y nuestro futuro incierto.