POR QUÉ NO ES NECESARIA UNA TERCERA DOSIS DE VACUNA CONTRA COVID-19 SEGÚN LA CIENCIA
Las hospitalizaciones y muertes se pueden prevenir tras la segunda administración de la vacuna, haciendo una tercera dosis innecesaria.
Fue real. En 2020, algunos estadounidenses perdieron la vida como consecuencia de inyectarse desinfectante directamente en las venas. Después de esa serie de eventos en abril pasado, hoy las personas en todo el mundo están considerando si una tercera dosis de vacunación contra COVID-19 será necesaria. En aquellos países que ya tienen cubierta la segunda administración, la cuestión sobre un refuerzo adicional inunda los medios. Esto dice la ciencia.
¿Una protección adicional?
Sólo en el Reino Unido se tienen registro de 160 mil aplicaciones diarias de vacunas contra COVID-19. A este ritmo, el país ha logrado que el 85 % de sus adultos estén protegidos contra la enfermedad, dentro de los límites que imponen los mismos fármacos.
A pesar de ello, la incertidumbre con respecto a las nuevas variantes que han aflorado en el mundo ha traído la cuestión sobre si una tercera dosis es necesaria. Con esto en mente, el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) del Reino Unido presentó un plan logístico para aplicar un refuerzo adicional. A pesar de ello, existe evidencia científica de que estos esfuerzos no son del todo necesarios.
La cantidad de glóbulos blancos producidos tras dos dosis ha demostrado ser suficiente para que el organismo pueda defenderse del virus. Con linfocitos preparados para identificar la enfermedad y terminar con ella sin secuelas tan fuertes, el cuerpo tiene barreras poderosas para protegerse, asegura Sheena Cruickshank, especialista en biomedicina de la Universidad de Manchester.
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Nuevos titubeos
A pesar de la efectividad que han mostrado tener las opciones de vacunación disponibles, hay quienes dudan sobre la durabilidad de estas soluciones. Aunque una tercera dosis podría parecer una alternativa atractiva para reforzar la protección contra COVID-19, los linfocitos ya aprendieron a evitar que el virus se replique tras la segunda administración.
Todo depende, según Cruickshank, del nivel de anticuerpos que tengamos en el organismo. La respuesta del cuerpo frente a una infección depende en gran medida de qué niveles existan, ya que las células del sistema inmunológico tienen memoria. Aunque los linfocitos disminuyan con el tiempo, las personas ya cuentan con los medios para reproducir otros nuevos en caso de infectarse.
El caso de Israel ha servido como referencia para otros países. Según la cobertura de National Geographic, las bases de datos israelíes demuestran que la vacuna sigue siendo 93 % efectiva para prevenir enfermedad grave y hospitalizaciones. Esto se atribuye a que el cuerpo ya sabe qué hacer para prevenir un malestar profundo, y prevenir que el virus se multiplique al interior.
Con todo esto, científicos de diversas disciplinas concuerdan en que el verdadero refuerzo que necesitamos está ligado a la logística de las jornadas de vacunación. Sin personas completamente protegidas, difícilmente podremos ver el fin de la pandemia pronto, ya que el virus seguirá mutando. Una tercera dosis, en esta lógica, podría ser sólo una medida paliativa.