Los efectos de problemas como el calentamiento global y el efecto invernadero ya han causado estragos en los ecosistemas el mundo. Sin embargo, incluso ahora, la ciencia debe lidiar con los llamados “misterios climáticos” que les impiden conocer la raíz exacta de los problemas ambientales que actualmente nos aquejan.

Efectivamente, dichas capacidades se han ido perfeccionando con el paso de los años, pero aún queda mucho camino por recorrer. Por ello, para mostrar qué elementos se encuentran de primeros en la lista de prioridades de la ciencia, contamos con el testimonio que el climatólogo Robert Vautard dio para AFP.

El cambio climático es un problema real que requiere atención inmediata

Hoy tenemos mejores modelos de proyección climática y observaciones más largas con una señal mucho más clara del cambio climático. (…) Ya estaba claro, pero hoy es aún más claro e indiscutible”, comentó Vautard.

El climatólogo, que también participó en la evaluación por publicar del panel de expertos climáticos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aclaró que una de las mayores preocupaciones en el ámbito del cambio climático son las olas de calor.

Claramente, ellas están atadas al continuo proceso de calentamiento de la Tierra. Sin embargo, incluso ahora, los procesos exactos que las desencadenan son unos de los “misterios climáticos” que enfrenta la ciencia. De allí que aún no se hayan desarrollado métodos de predicción y prevención exactos.

Sobre el calor “fenomenal” y por qué preocupa tanto a la ciencia

De acuerdo a Vautard, los “fenómenos extremos” ya se producen con una frecuencia semanal en el planeta. Por un lado, el aumento de su ocurrencia es de por sí una preocupación, pero también ha sido una oportunidad para la ciencia de estudiarlos más a fondo y comprenderlos un poco mejor que antes.

Polución llegando al cielo y aumentando los riesgos de los misterios climáticos.
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Gracias a ello, la cuantificación y predicción de dichos eventos se ha hecho mucho más precisa, ofreciendo detalles de cuadrículas de la Tierra de 10 km2. Ahora, para que las predicciones realmente puedan ser exactas, el rango las nuevas herramientas creadas deberían poder ofrecer datos aislados de cada kilómetro cuadrado de territorio. Algo que, por ahora, no es posible.

Pero, aunque ahora entendemos un poco más a los fenómenos, algunos de ellos –como las olas de calor– son cada vez más frecuentes y mortales, sin que aún hayamos desarrollado un método para identificarlos tempranamente o tomar medidas preventivas contra ellos.

Sabemos que las olas de calor son más frecuentes, pero también sabemos que nuestros modelos subestiman la creciente intensidad de estas olas de calor, particularmente en Europa, en un factor de dos”, acotó.

Por lo que, ahora más que nunca, es necesario trabajar en aumentar tanto la precisión de los equipos de medición como la base de conocimiento que nos permite entender los datos que se recolectan. Ya que, sin esa dupla, no será posible revelar los misterios climáticos que ahora nos aquejan.

 “Puntos de inflexión”, los misterios climáticos más preocupantes

Por último, la temperatura por sí sola no representa todo es el espectro de misterios climáticos que preocupan a los científicos. Con ella, llegan los llamados “puntos de inflexión” que marcan eventos importantes y dramáticos de cambios en el ambiente.

Como un ejemplo podemos tener el derretimiento de los polos o también el decrecimiento de la selva amazónica, que casi ha pasado a ser un emisor de dióxido de carbono (CO2). Por su parte, los océanos, que también cumplen con labores de remoción del CO2 del ambiente cada vez aumentan más sus niveles de acidificación y causan estragos en los ecosistemas submarinos.

Cuidad afectada de un lado por la contaminación climática y del otro no.
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A pesar de que la ciencia está consciente de todos esos fenómenos, aún son muchos los misterios que los envuelven. Por ejemplo, aunque se sabe que los aumentos de temperatura influyen en cada uno de esos procesos, todavía no se ha determinado de forma exacta cómo lo hacen.

Ello hace que los fenómenos asociados a cada una de las situaciones sean difíciles de predecir. Ya que, incluso si las tecnologías de ahora nos permiten recoger los datos pertinentes, aún no tenemos la base de conocimiento suficiente como para interpretarlos correctamente.

Por ese motivo, la ciencia debe continuar haciendo esfuerzos para desentrañar los “misterios climáticos” que quedan por explicar, de forma que podamos verlos en todo detalle y, con suerte, no solo predecirlos, sino entender qué podemos hacer para evitarlos.