¿Cómo es que el azul y el rosa se volvieron colores con género?
Piensa en todo lo relacionado con bebés. Absolutamente todo, desde las famosas revelaciones de género hasta la ropita con la que visten a los recién nacidos, va caracterizado con colores rosa para las niñas y azul para los niños. Es tan común hoy en día que ni siquiera nos detenemos a preguntarnos de dónde salió esta idea, al punto que simplemente nos parece hasta “lo más natural”.
Sin embargo, ¿sabías que esto no solía ser así? De hecho, anteriormente ocurría completamente lo contrario: el azul era para las niñas mientras y el rosa para los niños. Hoy te contaremos cómo ocurrió este cambio, ¡sigue leyendo!
Así solía ser
Hoy en día es considerado sumamente importante el hecho de que el género de las personas sea bastante explícito al nacer, lo cual viene determinado, en gran parte, por los colores y los tipos de ropa, ya sean faldas o pantalones. Sin embargo, en el pasado esto era muy diferente, al punto que los niños utilizaban vestidos hasta los 6 o 7 años, edad en la que recibían su primer corte de cabello. Ese es el caso del propio Franklin Delano Roosevelt, el presidente Nro. 32 de los Estados Unidos, a quien podemos ver retratado a sus 2 años de edad en la fotografía previa a este párrafo, con una larga melena y utilizando un vestido.
Pero incluso antes de él, el concepto sobre lo que era femenino o masculino distaba mucho de lo que conocemos hoy en día. Este es el caso de los colores rosa y azul.
A mediados del siglo XIX, el rosa y el azul se comenzaron a convertir en colores para bebés, solo que estos estaban representados en su versión pastel. Sin embargo, inicialmente no eran determinantes para el género, sino que esta característica se comenzó a considerar como tal poco antes de la Primera Guerra Mundial.
Antes de dicha época, lo normal era utilizar del rosa para los niños y el azul para las niñas. La justificación de esto es que el rosa era considerado un color más fuerte, pues provenía del rojo, mientras que el azul era mucho más suave y delicado.
Según Jo B. Paoletti, historiador de la Universidad de Maryland y autor de ‘Pink and Blue: Telling the Girls from the Boys in America’, en la época también aseguraban que el azul favorecía a los bebés rubios y el rosa a los morenos, mientras que el azul era para los bebés de ojos azules y el rosa para los bebés de ojos marrones.
En el año 1927, la revista TIME imprimió un gráfico que mostraba los colores apropiados para niños y niñas, el cual designaba que el color rosa debía estar destinado a los niños. Esta idea fue secundada por Best & Co. en Nueva York, Halle’s en Cleveland y Marshall Field en Chicago.
No fue sino hasta 1940 que la sociedad norteamericana decidió que el rosa era para niñas y el azul para niños, lo cual vino dado más que todo por preferencias en la sociedad.
Cambios en los paradigmas
A partir de la década de los 70, luego de la llegada del movimiento de liberación de la mujer, el look unisex se volvió la norma. Las mujeres comenzaron a vestirse con estilos más masculinos, pues la ropa femenina era considerada como un elemento que se utilizaba para subordinar a la mujer.
Paoletti asegura que el pensamiento de la época era el siguiente “Si vestimos a nuestras niñas más como niños y menos como niñas con volantes… tendrán más opciones y se sentirán más libres”.
Influenciado por el mercado
La tendencia de la ropa neutra se mantuvo hasta mediados de la década de los 80, cuando se retomó la idea del azul para los niños y rosa para las niñas, pero añadiendo elementos que eran considerados como masculinos o femeninos. Por ejemplo, una habitación azul con balones de fútbol para los niños en contraste con una habitación rosa llena de muñecas para las niñas.
A finales de esta década la idea de una niña muy femenina había dejado de se rechazada por el colectivo feminista, pues se popularizó el hecho de que una niña podía convertirse en una gran profesional y, al mismo tiempo, ser muy femenina.
Sin embargo, este nuevo cambio de vio influenciado gracias a las tendencias del mercado. Era más fácil para las empresas vender más productos debido a que la publicidad alentó a los padres a comprar juguetes para cada género incluso antes de que el bebé naciera.
En este sentido, las revelaciones de género también tomaron popularidad en la sociedad de la época. Estas aún son muy populares en la actualidad, sobre todo debido a las cientos de formas creativas que existen para sorprender a los padres.
Los niños no tienen idea
Y a pesar de todo este viaje a través de los cambios y percepciones sociales con respecto al género de los bebés, la verdad es que los pequeños reralmente no están al tanto de todo lo que ocurre y tampoco el por qué de asignar un color para cada género.
Según los expertos en desarrollo infantil, los niños se vuelven conscientes de su género entre los 3 y los 4 años, y no se dan cuenta de que es permanente hasta los 6 o 7. Hasta entonces son muy flexibles con respecto a lo que les gusta o no les gusta, pues el concepto de género como sociedad no se ha formado por completo en sus cabezas.
Entonces sabiendo todo esto cabe preguntarnos: ¿realmente la expresión de género es una cuestión innata en el ser humano? ¿O es acaso un simple elemento influenciado por las tendencias sociales o el mercado? ¡Cuéntanos cuál es tu opinión en los comentarios!