Machu Picchu es al menos dos décadas más antigua de lo que se creía
Machu Picchu es, sin duda, una de las ciudades extintas más intrigantes de la historia de América Latina. En la actualidad, es uno de los sitios arqueológicos más famosos de todo el mundo, pero la historia de su inicio y declive aún es confusa; además, se basa en gran medida en especulaciones. Sin embargo, un nuevo estudio que usó técnicas científicas avanzadas revela que la ciudad inca podría ser más antigua de lo que se pensaba.
Los investigadores indican en su artículo Antiquity que los restos de posibles habitantes de la ciudad datan de antes de lo que plantean los documentos. Por ende, la edad de Machu Picchu podría ser un poco mayor y probablemente sea necesario modificarla en la ardua tarea de reconstruir su historia.
La ciencia puede desafiar las afirmaciones de los historiadores
En general, la ciencia avanza sobre la marcha, por lo que muchas cosas que creíamos ciertas pueden dejar de serlo tras un nuevo hallazgo. Algo similar pasa con la historia; los científicos se encargan de analizar la evidencia existente y obtener evidencia de lo que plantean los historiadores en sus registros, y los resultados no siempre coinciden. En algunos casos, son insuficientes para apoyar o no lo que dicen los libros.
Algo similar ocurre con la historia de Machu Picchu que, según el nuevo estudio, es más antigua de lo que se pensaba. El punto de referencia son las interpretaciones realizadas por el arqueólogo y antropólogo estadounidense John Rowe. En sus documentos, estima que la ciudad inca fue construida para el emperador Pachacuti, tras su ascenso al poder en 1438 d.C.
Las interpretaciones de los registros del siglo XVI de Rowe se publicaron en la década de 1940 y, desde entonces, fueron enseñadas y aceptadas como ciertas hasta ahora. El nuevo estudio ofrece una fecha más precisa para la edad de Machu Picchu.
La edad de los huesos de los habitantes de Machu Picchu
En esta oportunidad, los investigadores analizaron 26 muestras de huesos y dientes humanos que fueron enterrados en varios cementerios alrededor de la ciudad. Y aunque parezca poco, estos restos humanos representan más del 10 por ciento de todas las personas enterradas en sus adyacencias.
El análisis sugiere que las personas a las que pertenecían los huesos probablemente no trabajaron en la construcción de Machu Picchu. Los huesos tenían pocas señales de trabajo duro, por lo que, descartando que se tratara de constructores, los investigadores creen que fueron habitantes de la ciudad.
En su artículo indican que al menos dos de los individuos estudiados se enterraron en Machu Picchu antes del año 1440 d.C., edad límite establecida por Rowe. Además, la datación por radiocarbono reveló que el palacio de campo en la ciudad ya estaba operativo en el año 1420 d.C.
Machu Micchu es más antigua de lo que sugieren los registros históricos
El estudio plantea una incongruencia con respecto a la historia documentada sobre el origen de la ciudad. Si Machu Picchu realmente fue construida para Pachacuti, y si este realmente entró en el poder en 1438, es difícil creer que el lugar ya estuviera ocupado antes de 1440.
Para ello, primero hubiera sido necesario que el nuevo emperador gestionara la región montañosa, algo que sí pudo haber ocurrido más adelante, en la década de 1450, dicen los autores.
Los restos analizados sugieren el lugar ya era su hogar de forma continua entre 1420 y 1530, algo que no encaja con la línea de tiempo ya descrita. Por tanto, existe la posibilidad de Machu Picchu en realidad sea más antigua de lo que se había pensado hasta ahora.
Más estudios de datación por radiocarbono podrían arrojar más pistas
“Este es el primer estudio basado en evidencia científica que proporciona una estimación de la fundación de Machu Picchu y la duración de su ocupación, lo que nos da una imagen más clara de los orígenes y la historia del sitio”, dice el antropólogo Richard Burger de la Universidad de Yale.
Cabe destacar que, más allá de las interpretaciones, la historia de los incas fue escrita por sus conquistadores, y su versión no necesariamente sea la más acertada. La datación por radiocarbono tiene sus límites, pero bien sabemos que la historia está sujeta a la interpretación de cada individuo que la registra. Y aunque aún es pronto para sacar conclusiones definitivas, puede que nuevos análisis similares puedan arrojar más pistas.