Trasplantes fecales podrían revertir envejecimiento cerebral

El paso de los años no solo se evidencia en nuestra piel, sino también en nuestro cerebro. Tal parece que no hay mucho que hacer al respecto o al menos así se creía hasta hace poco. Una investigación reciente demuestra que los trasplantes fecales pueden retrasar el envejecimiento cerebral.

En un experimento, llevado a cabo por el investigadores de microbios intestinales, Sean Gibbons,  y sus colegas, se demuestra que el trasplante de microbios intestinales de ratones jóvenes a viejos revierte el envejecimiento del cerebro o la pérdida de funciones cognitivas.   

 
 

El trasplante de microorganismos intestinales mejora el funcionamiento del hipocampo

Laberinto
Tras los trasplantes, los ratones viejos que recibieron microorganismos de ratones jóvenes resolvieron laberintos mucho más rápido.

Para dar con esos resultados, los científicos debieron alimentar con una suspensión de heces a los ratones viejos utilizando un tubo de alimentación dos veces por semana durante 8 semanas. En específico, tomaron muestras fecales (bacterias) de ratones con aproximadamente 4 meses de edad y los trasplantaron en ratones de 20 meses de edad.

De igual modo, algunos ratones viejos recibieron trasplantes de otros ratones viejos. De esa manera podrían comparar los cambios a nivel de microbiamas –comunidad de microorganismos intestinales– y cerebral.

 

Tras los trasplantes, los investigadores notaron que “los microbiomas intestinales de los ratones viejos que recibieron microbios de ratones jóvenes comenzaron a parecerse a los de los más jóvenes”. Por ende, no es de extrañar que se hayan producido cambios a nivel del sistema endocrino y hasta el sistema inmune, pues hay una relación muy estrecha entre estos.   

En ese sentido, los científicos detectaron que el hipocampo de los ratones viejos se volvió física y químicamente similar a las de los roedores jóvenes. En efecto, estos mejoraron las funciones cerebrales asociadas a la memoria y el aprendizaje, lo cual se evidenció en la forma cómo resolvieron y memorizaron laberintos (lo hicieron mucho más rápido). Por el contrario, los ratones viejos que recibieron heces de ratones viejos no manifestaron el mismo comportamiento.

Relación entre microbiomas intestinales y el cerebro

Otro estudio previo, desarrollado por investigadores de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), la Universidad de Florencia (Italia) y el Instituto Quadram (Rino Unido), pone de manifiesto la estrecha relación entre el cerebro y las microbiomas intestinales.

En un artículo, publicado en la revista científica Microbiome, ellos explican que los trasplantes fecales de ratones de mayor edad en ratones más jóvenes alteran su microbioma intestinal, afectando su proceso de aprendizaje y memoria, es decir, deterioro del hipocampo.

Evidentemente, ambos estudios ponen de manifiesto la importancia e influencia de los microrganismos intestinales en las funciones cognitivas. Dado las similitudes cerebrales que compartimos con los ratones, se espera que estas investigaciones contribuyan a hallar una alternativa viable que retrase el deterioro cognitivo.  

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