CDC investigará si las vacunas contra COVID-19 afectan o no la menstruación
Como indicamos previamente, casi desde el inicio de la distribución de las vacunas contra COVID-19, algunas mujeres han reportado irregularidades en su menstruación. Y aunque los expertos en el tema creen que es un efecto esperable debido al vínculo del recubrimiento uterino con el sistema inmune estimulado, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos ha iniciado una investigación para confirmarlo o descartarlo.
Explorar esta posibilidad no solo podría finalmente documentar un efecto informado con esta y otras vacunas y prácticamente ignorado por la ciencia, sino que también podría arrojar nuevos datos para complementar los vacíos en la comprensión de la menstruación.
Es difícil vincular irregularidades menstruales directamente con las vacunas
La Administración de Alimentos y Medicamentos y los tres fabricantes de las vacunas autorizadas en Estados Unidos, Pfizer-BioNtech, Moderna y Johnson & Johnson se han pronunciado antes al respecto. Según estos entes, los numerosos informes de mujeres que experimentaron irregularidades en su menstruación después de recibir la vacuna contra COVID-19 no son suficiente para confirmar un vínculo.
Una de las razones es el hecho de que el período tiene una naturaleza muy variable entre mujeres, y a los múltiples factores que pueden afectarlo, incluido el aspecto psicológico. Esto no es algo realmente nuevo y podría ser un argumento tranquilizador desde cierto punto, pero en el contexto actual de necesidad de respuestas, lo más conveniente es confirmarlo a través de la ciencia.
¿Cómo sería una investigación de los efectos de la vacuna contra COVID-19 sobre la menstruación?
Determinar si la vacuna contra COVID-19 afecta realmente la menstruación y, en caso de que sí, comprender cómo lo hace, amerita una investigación rigurosa. Los investigadores deberían reunir una cantidad robusta de mujeres y rastrear su estado de salud antes y después de la administración.
En el proceso, deberían tomar en cuenta y monitorear una variedad de factores que se sabe que pueden alterar el período. Entre ellos, el estrés, la nutrición, los medicamentos y el estado inmunológico. Con este mismo fin, los CDC también están buscando en su base de datos de seguridad de vacunas informes similares para estudiar con más profundidad el problema.
Otra línea de investigación, iniciada por las investigadoras Kate Clancy de la Universidad de Illinois y Katharine Lee de la Universidad de Washington, se enfoca en los testimonios ya expresados. Hasta el momento, han recibido 140,000 informes de mujeres vacunadas contra COVID-19 que han experimentado algún efecto de este tipo.
¿Hay motivo para preocuparse?
Pero haciendo seguimiento de lo planteado en artículos anteriores sobre el tema, no parece haber razones mayores para preocuparse. Más allá de la incomodidad causada por los sangrados abundantes o repentinos, y el dolor típico de los períodos, estos efectos no parecen mantenerse a largo plazo ni tener consecuencias graves.
Lo más digno de resaltar es que, lógicamente, la alteración de los ciclos podría afectar levemente las posibilidades de un embarazo, pero esto tampoco es un hecho. En los hombres, por ejemplo, un estudio reciente descartó que la inyección tuviera algún efecto nocivo sobre la fertilidad; en cambio, enfermarse con COVID-19, ya sea de forma leve o grave, sí tiene el potencial de afectarla.
Por lo tanto, incluso a pesar de estos informes, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos sigue recomendando a las mujeres y hombres trans recibir la vacuna contra COVID-19. La ciencia ya ha demostrado que contraer la infección durante el embarazo, por ejemplo, puede ser perjudicial tanto para la madre como para el feto.