¿Cuál es el color real del universo?

El cosmos es un espacio lleno de incognitas que la humanidad busca responder. Hasta el sol de hoy, es poco lo que sabemos sobre su inmensidad y son muchas más las preguntas que se alzan sobre los fenómenos que ocurren en él y los materiales que lo componen. Ahora, una duda sencilla pero muy antigua finalmente podría verse respondida: ¿de qué color es el universo?

Las películas de ciencia ficción y nuestra propia visualización del cielo nocturno podrían llevarnos a creer que es negro o al menos de algún tono muy oscuro. Ahora, la realidad parece ser otra muy distinta y acá te la revelaremos.

No… el universo no es negro

Esto es lo primero que debemos dejar claro. Para empezar, el negro ni siquiera es un color, según explicó Ivan Baldry profesor del Instituto de Investigación Astrofísica de la Universidad John Moores (Liverpool, Reino Unido) a WordsSideKick.com. En realidad, el negro es simplemente la “ausencia de luz detectable”.

Color de las estrellas en el universo,
Crédito: ESO. Vía Wikimedia Commons.
 

En otras palabras, allí donde haya luz, habrá color –y cambiará de acuerdo a las fluctuaciones de la propia luz–. En el universo, tanto las estrellas individuales como las galaxias emiten diferentes ondas de luz constantemente, por lo que una ausencia de color nunca será un problema.

Entonces, tomando en cuenta que el cosmos está lleno de luz, Karl Glazebrook, profesor del Centro de Astrofísica y Supercomputación de la Universidad Tecnológica de Swinburne (Australia) se unió a Baldry y otro grupo de colegas para intentar determinar el color promedio del universo.

¿Cómo podemos detectar el color del universo?

Simple, midiendo sus emisiones de ondas de radiación electromagnética. En la actualidad, sabemos que ese grupo incluye a categorías como los rayos gamma, los rayos X, la luz ultravioleta, la luz visible, la radiación infrarroja, las microondas y las ondas de radio.

Color de las galaxias en el universo.
Crédito: NASA. Vía rawpixel.com

Para el ojo humano, solo la luz visible es apreciable sin el uso de otros implementos, ya que sus longitudes de onda son las únicas que podemos captar naturalmente. Es en ese pequeño rango de las ondas de radiación electromagnética que nos topamos con aquello a lo que llamamos “colores”.

Es por eso que, para poder determinar de qué color es el universo, lo primero que debemos hacer es medir las longitudes de onda de la luz visible emitida por las estrellas y galaxias. Luego, al crear una amalgama de todas ellas, se podría ver un “promedio” del color que tendría el universo.

 

El “espectro cósmico”

A esa sumatoria de longitudes de onda es a lo que Baldry y Glazebrook denominaron “espectro cósmico”. A través de su investigación en el 2002, conocida como 2dF Galaxy Redshift Survey, el grupo de investigadores recopiló los datos de lontitudes de onda visibles de más de 200 mil galaxias del universo observable.

Diferentes tonos de color en el universo.
Vía Pixabay.

Hasta la fecha, es el esfuerzo más grande realizado para poder determinar el color del universo. Una vez obtenido el “mapa” que mostraba el rango de las longitudes de onda existentes, fue posible promediarlas todas en base a los espacios de color CIE. Creados por la Comisión Internacional de Iluminación en 1931, son básicamente una medida que representa las capacidades de visión humana en condiciones estandarizadas.

¿Cuál es el verdadero color del universo?

Una vez obtenidos sus datos y desarrollado su programa informático con los espacios de color CIE, el resultado de dato por el algoritmo fue tan particular como –hasta cierto punto– predecible. De acuerdo a los investigadores, el color resultante del espectro cósmico fue un beige claro que buscaba acercarse al blanco.

Desde la perspectiva de los expertos, tal resultado tiene sentido ya que la sumatoria de absolutamente todas las longitudes de onda da como resultado el blanco. Para reconocer al recién determinado color del universo, se lo llamó “café con leche cósmico”. Lo que definitivamente nos dará una imagen interesante en la que pensar la próxima vez que nos tomemos nuestro café matutino.

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