¿Una próstata agrandada podría ser señal de cáncer? La ciencia dice que no

A medida que avanzan en edad, muchos hombres pueden recibir un diagnóstico de próstata agrandada, una condición que se ha vinculado con el riesgo de cáncer. Sin embargo, un nuevo estudio en la revista The Prostate revela que no se trata de una sentencia y que, en cambio, podría ser un factor protector en algunos casos.

Si bien los hallazgos no son concluyentes, invitan a nuevas investigaciones sobre el tema. Estos podrían abordar nuevas dudas como los riesgos del tratamiento para esta condición tan común o confirmar o descartar finalmente un vínculo con el cáncer de próstata.

La hiperplasia prostática benigna, una preocupación común en los hombres

El agrandamiento de la próstata, conocido clínicamente como hiperplasia prostática benigna, es común en los hombres de edad avanzada. Los principales síntomas son necesidad frecuente de orinar, por lo general durante la noche, o un flujo débil de la orina relacionado con la presión que causa la parte central sobre la vejiga.

Una próstata normal comparada con una con hiperplasia prostática benigna.
Comparación de próstata normal con una con hiperplasia prostática benigna. Crédito: Mayo Clinic.

Algunas investigaciones previas han demostrado que esta condición puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata en conjunto con factores genéticos, hormonales e inflamatorios.

Sin embargo, es necesario acotar que algunos medicamentos de uso común llamados inhibidores de la 5-alfa-reductasa, que se usan para reducir el tamaño de la próstata, no están exentos de efectos adversos a largo plazo. De hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. advierte que estos aumentan el riesgo de cáncer de próstata.

¿Cómo influye una próstata agrandada en el riesgo de cáncer?

Para confirmar si hay un vínculo negativo entre ambas condiciones, un equipo de investigadores recopiló y analizó los datos de 405 hombres con próstata agrandada. Parte de los datos consistía en resonancias magnéticas del tejido prostático que les sirvieron para buscar evidencia de cáncer.

Los hallazgos fueron contrarios a los de los trabajos anteriores. A medida que aumentaba el tamaño de la glándula, disminuía el riesgo de cáncer de próstata. Según indican en su artículo, cada centímetro cúbico de aumento de volumen redujo el riesgo en aproximadamente un tres por ciento.

“Además, la hiperplasia prostática benigna disminuye las probabilidades no solo de un foco de cáncer, sino también de más de un sitio”, dijo el investigador principal, el Dr. Kiran Nandalur. “Según estos hallazgos, condición puede estar produciendo presión mecánica en toda la glándula, lo que inhibe el crecimiento del cáncer y disminuye las probabilidades de cáncer de próstata”.

 

¿Un arma de doble filo?

Sin embargo, el Dr. Anthony D’Amico, profesor de oncología radioterápica en la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, prefiere analizar los hallazgos con mayor precaución. A su parecer, una próstata agrandada podría hacer que el cáncer sea más difícil de detectar en una biopsia, lo que explicaría el menor riesgo hallado en este estudio.

“La hiperplasia prostática benigna podría dificultar la detección del cáncer porque la aguja ahora está entrando en un área mucho más pequeña”, explicó D’Amico. “Así que creo que es interesante, puede haber algo allí, pero ciertamente no es algo que yo llamaría concluyente en este momento”.

Pero en caso de que la condición en realidad está protegiendo a los hombres, existe una explicación potencial. Podría ser que el agrandamiento compita con el cáncer en lo que respecta al factor de crecimiento, quedando este último en desventaja. Lamentablemente, no hay evidencia de ello, por lo que no estaría mal enfocar los próximos estudios en determinarlo.

Mientras tanto, no hay que bajar que la guardia. Los hombres con hiperplasia prostática benigna deberían hacerse una resonancia magnética y una biopsia para asegurarse de que no haya cáncer.

 

Referencia:

Benign prostate hyperplasia as a potential protective factor against prostate cancer: Insights from a magnetic resonance imaging study of compositional characteristics. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/pros.24207

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