¿Qué hay detrás de la tradición judía de agitar un pollo sobre la cabeza?
En vísperas del Yom Kipur, mejor conocido como el Día de la Expiación, muchos judíos llevan a cabo una tradición antigua que supone agitar un pollo sobre sus cabezas. En hebreo se le conoce como “kapparot“, y en yiddish como “shluggen kappores“, pero independientemente de ello ha sido controversial desde sus inicios.
Curiosamente, la palabra “gever” que significa gallo, también se puede traducir como hombre. Pero la realidad es que el origen de esta práctica es más confuso y complicado de lo que muchos judíos siquiera imaginan. Reuven Kimelman , profesor de literatura rabínica clásica en la Universidad de Brandeis, lo explica.
Kapparot, una práctica milenaria y muy extendida entre los judíos
Kimelman explica que el kapparot consiste en balancear un pollo vivo tres veces alrededor de la cabeza mientras se recita una oración. La tradición establece que los hombres usen gallos y las mujeres gallinas, mientras que las embarazadas deben usar ambos en caso de que tengan un niño.
Lamentablemente para quienes no estén integrados en esta costumbre, después del balanceo, se sacrifica el animal siguiendo los lineamientos de la ley judía. En nuestros tiempos, definitivamente es una práctica cruel, pero en el contexto religioso, muy importante, tanto que se ha mantenido durante unos 1.000 años.
El experto asegura que se trata de un tradición jasídica y no esencialmente judía. Pero no podemos pasar por alto que, al menos durante el siglo XIX, en la Europa del Este, casi la mitad de la población judía se identificaba como jasídica también. Por lo tanto, el kapparot estaba muy extendido. Por fortuna, en la actualidad no es tan común.
El origen de la tradición judía de agitar un pollo sobre la cabeza
Lo curioso es que, a pesar de haber sido tan popular y de haber permanecido durante tanto tiempo, su origen es bastante misterioso. Para empezar, no se menciona ni en el Torá ni en el Talmud.
Si hablamos de referencias, la primera data del siglo IX en una responsa con el sabio Amram ben Sheshna, director de una academia babilónica de gran prestigio. Pero ni él mismo sabía de dónde provenía la tradición “judía” de agitar el pollo.
Sin embargo, una versión potencial dada por el mismo erudito pudo funcionar como sustento para su continuidad. Según su relato, el kapparot es una modificación de una práctica en la que se enviaba una cabra a morir al desierto junto con los pecados de los humanos.
Tras la destrucción del templo antiguo en la que se iniciaba, a los judíos se les prohibió continuar con esta tradición. El kapparot, con un pollo en lugar de una cabra, pudo ser una solución plausible para continuar con el ritual de expiación.
En cuanto a lo que ocurría con el cadáver de pollo, es igual de cruel. En la Edad Media, las entrañas se arrojaban a los techos de las casas, donde se creía que habitaba Satanás, a quien le gusta mucho el pollo crudo. De este modo, se podía apaciguar su ira.
Con el tiempo, el destino cambió de los tejados a organizaciones benéficas, como una buena acción para complacer a Dios antes del Yom Kipur.
El kapparot no siempre tuvo buena recepción
Otra curiosidad es que los rabinos consideraban la tradición de agitar un pollo sobre la cabeza como una práctica similar a la magia y la idolatría ajena a la creencia judía. La rechazaban.
El argumento era bastante lógico: en vísperas del Día de la Expiación, dedicado exclusivamente a pedir perdón a Dios por los pecados, no parecía tener mucho sentido depositar la culpa en un pollo que poco tendría que ver con ello.
Como es de esperar, en la actualidad la práctica es criticada y rechazada por los activistas de los derechos de los animales. De hecho, se han propuesto leyes para detenerla e incluso protestas masivas han intentado interrumpir las ceremonias en un pasado reciente.
Sin embargo, las autoridades alegan que la tradición judía no representaba una amenaza para la salud pública a pesar de implicar crueldad al agitar y sacrificar a miles de pollos. Además, aunque no es tan común como antes, sigue siendo importante para los miembros de la comunidad.