¿Cuál es la edad máxima hasta la que pueden vivir los humanos?
Las personas súpercentenarias son miembros escasos, pero no inexistentes, de nuestras sociedades. Básicamente, su selecto grupo está conformado por todos aquellos individuos que alcanzan a vivir más de los 110 años. A partir de allí, las probabilidades de supervivencia disminuyen, lo que ha hecho a muchos preguntarse si existirá una “edad máxima” hasta la que los humanos pueden vivir.
Por ahora, el tope máximo registrado ha sido el alcanzado por Jeanne Calment, quien falleció el 4 de agosto de 1997, a sus 122 años y 165 días. Incluso ahora, se debate si la mujer realmente alcanzó o no esa edad, según explica la Smithsonian Magazine.
Asimismo, también nos preguntamos si, ya que alguien llegó a los 122 años, qué tan posible sería llegar a los 130 o 150. Algo que podría cambiar dependiendo de si existe o no un límite de edad para la humanidad.
¿Longevidad en aumento?
Mientras más evolucionan nuestros mecanismos de cuidado de la salud, junto al aumento de la densidad poblacional, la longevidad general de la sociedad parece incrementarse. De acuerdo a una investigación realizada por el Pew Research Center, desde 1990 hasta el 2015, el porcentaje de centenarios se cuadruplicó. Con esa tendencia, se espera que las personas mayores de 100 años superen los 3,7 millones para el 2050.
Sin embargo, ese detalle podría deberse más al aumento de nuestros números que a un verdadero incremento en el tiempo de vida. Eso debido a que, de acuerdo a un reciente estudio, la longevidad promedio de los humanos está en aumento, pero no se está haciendo necesariamente más larga.
¿Existe una “edad máxima” para los humanos?
Descubrimientos como el anterior podrían llevarnos a creer que los humanos en realidad si tienen una “edad máxima”. Pero la realidad es más complicada que eso.
A través de un estudio del 2017, publicado en la revista Extremes, se determinó que, luego de los 110 años, existía un 50% de posibilidades de que las personas llegaran a su próximo cumpleaños. Esa primera conclusión se alcanzó con una muestra de 285 mil residentes holandeses.
Ahora, en el 2021, se repitió el estudio pero con una muestra más grande que incluyó personas de Francia e Italia. Sus resultados, publicados en Royal Society Open Science concordaron con lo presentado en el 2017. Por lo que, aunque llegar a los años era posible, la probabilidad de que realmente ocurriera era similar a la de “lanzar una moneda y sacar cara 20 veces seguidas”, según resaltó Inverse.
Entonces… ¿sí existe un límite para la longevidad humana?
No exactamente. A pesar de que los 110 años parecen marcar un umbral de envejecimiento para la mayoría, no son necesariamente un punto final. De hecho, investigaciones previas ya indicaron que no existe una edad máxima definitiva para los humanos.
No obstante, las posibilidades de ir más allá de los 110-115 años y llegar hasta los 130 o 150 son mínimas. De acuerdo a lo dicho a Inverse por a Anthony Davison, profesor de estadística en el Instituto Federal Suizo de Tecnología en Lausana, la probabilidad es de aproximadamente uno en un millón.
En consecuencia, es posible que existan individuos que alcancen y superen tales umbrales, pero nunca serán parte de la mayoría o del promedio.
Un asunto de genética
Al saber que no hay exactamente una “edad máxima” para los humanos, podríamos empezar a pensar en la posibilidad de manipular nuestro cuerpo para ir más allá del promedio. Sin embargo, las cosas no son tan fáciles.
De hecho, estudios anteriores han comprobado que la longevidad humana está mucho más relacionada con los genes que con el estilo de vida de las personas. Por lo que, si no somos afortunados con la lotería genética, nuestras posibilidades de volvernos centenarios o súpercentenarios son bastante bajas.
No hay una edad máxima, pero tampoco un “pase ilimitado” para el envejecimiento
Ahora, lo anterior tampoco indica que podría haber individuos privilegiados que lograrán vivir hasta los 150 años o más sin problemas. Eso al menos no con los cuerpos que tenemos ahora. De acuerdo a una investigación publicada en Nature Communications, después de los 130 o 150 años, nuestros organismos podrían perder sus capacidades regenerativas básicas.
Como resultado, no sería capaz de regenerarse a sí mismo en caso de recibir cualquier daño menor. Algo que, a largo plazo, disminuiría la calidad de vida de las personas y acabaría por ocasionar su muerte.
Por ese motivo, incluso aunque no existe una edad máxima absoluta para los humanos, tampoco tenemos un “pase libre” para vivir ilimitadamente. Por eso, gran parte del foco de las nuevas investigaciones no necesariamente debería estar en cómo prologar más la vida, sino en forma de mejorar la calidad de la que tenemos.