México niega permiso para maíz transgénico
México, cuna del maíz moderno, nunca ha permitido el cultivo a escala comercial de maíz transgénico, pero durante décadas ha permitido la importación de estas variedades, en su mayoría procedentes de agricultores estadounidenses y utilizadas mayoritariamente para alimento de ganado.
Los reguladores deben aprobar cada nueva variedad desarrollada por empresas fabricantes de semillas antes de que se puedan importar los cultivos obtenidos a partir de ellas.
A finales de agosto, el regulador sanitario, la Cofepris, rechazó un permiso para una nueva variedad de maíz transgénico solicitada por la empresa farmacéutica y de cultivos alemana Bayer, según datos del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
El regulador determinó que la nueva variedad de semilla estaba diseñada para tolerar el herbicida glifosato, añadiendo que consideraba peligrosa la sustancia ampliamente utilizada y dijo que su rechazo se basaba en un “principio de precaución”, según los datos.
La decisión de la Cofepris nunca se hizo pública y su oficina de prensa no respondió a solicitudes de comentarios. Bayer declinó comentar al respecto.
El presidente del CNA, Juan Cortina, dijo en una entrevista con Reuters que los importadores mexicanos de maíz comenzarán a sentir el impacto del rechazo tan pronto como el próximo año.
“Ahí hay ya un primer obstáculo, que no es inmediato, pero que ahí va a venir”, dijo, añadiendo que existen otros siete permisos pendientes de semillas de maíz transgénico que llevan entre 14 y 34 meses esperando resolución. Consideró que la decisión viola el acuerdo comercial de América del Note, el TMEC.
Ni la Secretaría de Economía, responsable del comercio internacional, ni la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, en Washington, respondieron inmediatamente a una solicitud de comentarios sobre lo dicho por Cortina.
Mientras que organismos reguladores de todo el mundo han determinado que el glifosato es seguro, en junio del año pasado Bayer se comprometió a pagar 9,600 millones de dólares para resolver alrededor de 100,000 demandas, al tiempo que negaba las reclamaciones de que el herbicida causara cáncer.
En febrero, la empresa llegó a un acuerdo de 2,000 millones de dólares para resolver futuras demandas legales de que el glifosato causa cáncer.
En el pasado, el gobierno mexicano aprobó unas 90 variedades de maíz transgénico para su importación, entre casi 170 autorizaciones totales de semillas genéticamente modificadas, incluyendo algodón y soya. Pero bajo el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien asumió el cargo a finales de 2018, la Cofepris no ha aprobado ninguna semilla transgénica.
El año pasado, México importó más de 16 millones de toneladas de maíz de proveedores estadounidenses, casi todo cultivado a partir de variedades transgénicas.
Cortina dijo que este año el país elevaría sus importaciones a “más de 19 millones de toneladas”, lo que marcaría un récord histórico, incluso cuando el Gobierno se compromete a impulsar la producción nacional.
México es autosuficiente en producción de maíz blanco, que se utiliza para hacer tortillas, el alimento básico del país, pero depende en gran medida de las importaciones de maíz amarillo, tanto para la alimentación de ganado como para numerosos usos industriales, como la fabricación de cereales y salsas.
López Obrador emitió un decreto a finales del año pasado que pretende prohibir para 2024 tanto el glifosato como el maíz transgénico para consumo humano, pero aún existe confusión sobre si la prohibición se aplicaría también al grano destinado a alimentación de ganado o a la demanda industrial.
El subsecretario de Agricultura, Víctor Suárez, un importante defensor del decreto, dijo el mes pasado que el Gobierno se propone ahora reducir a la mitad las importaciones de maíz para 2024.
“Yo no creo hasta ahorita que se vaya a disminuir”, dijo Cortina refiriéndose a la demanda de México de maíz importado.