Un veneno bonito: el polvo de brillo para decorar pasteles contiene metales pesados peligrosos
A veces, cuando vemos un pastel tan perfectamente decorados, sentimos que es una crueldad comérnoslo (aunque igual lo hacemos). Pero lamentablemente ahora sí tenemos una buena razón para reconsiderarlo: los ingredientes de su decoración. Y es que el polvo de brillo que se esparce sobre su superficie contiene metales pesados que hacen que comerlo sea equivalente a introducir un veneno en nuestro cuerpo.
Recientemente, un panel asesor de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) descubrió que estos productos solo pueden consumirse si en su etiqueta está especificado que son comestibles. Además, esta debe contener todos los ingredientes que los componen.
“No tóxico” no significa comestible
Lo principal es discriminar sus diferentes formas. En los últimos años, los polvos de brillo se han vuelto muy populares en el maquillaje, diseño de uñas y pastelería, pero estos se producen de maneras diferentes y comer uno para uso cosmético es equivalente a consumir un veneno.
“Hay versiones de grado alimenticio, versiones comestibles de grado alimenticio y versiones no comestibles y, desafortunadamente, las dos se han confundido y mal utilizado, y las etiquetas no siempre son explícitas”, explicó la investigadora principal Adrienne Ettinger.
Y aunque suene increíble, destaca que muchas personas se dejan llevar por la amigüedad de las etiquetas. Muchas interpretan afirmaciones como “no tóxico” en la etiqueta como “comestible”, pero una cosa no implica la otra.
“Hay semántica involucrada aquí con estas palabras, pero las diferencias son sutiles”, dijo Ettinger. “Entonces, cuando alguien ve que no es tóxico, creo que asume que significa que es seguro”.
Los consumidores están en un riesgo particular de consumir el polvo de brillo con el veneno si tomamos en cuenta en que estos no participan en su preparación. He allí la importancia de que los encargados de ello, sean profesionales o no, sepan diferenciar entre estas afirmaciones y comprar en los lugares adecuados según su propósito.
Los casos de Rhode Island y Missouri
En 2018, Rhode Island registró seis casos de intoxicación relacionada con la ingesta de cobre. Los niños experimentaron vómitos y diarrea entre 30 minutos y 10 horas después de comer el pastel decorado con polvo de brillo, que además de este veneno contenía otros metales. Un niño sufrió síntomas por más tiempo y tuvieron que llevarlo a emergencias para que recibiera tratamiento.
El pastel glaseado con toques brillantes había sido preparado en una panadería local para lo cual usaron un producto etiquetado como “polvo de oro”.
El caso de Missouri correspondió a un pastel de cumpleaños hecho en casa y decorado con un material llamado “polvo de pétalos de prímula”. Tras consumirlo, el niño de 1 año mostró niveles elevados de plomo.
Tal como indicaron los expertos, la etiqueta del producto, vendido por una empresa de decoración de pasteles de Florida, decía “no tóxico”. Este polvo de brillo se comercializó para uso decorativo de productos horneados, dulces, chocolate y arte de azúcar, según los investigadores, pero contenía el veneno.
Se necesita un mejor etiquetado para evitar el consumo de venenos a través de aditivos como el polvo de brillo
El Dr. Robert Glatter, médico de urgencias del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, resaltó la importancia de un “etiquetado claro y conciso que indique que los productos no comestibles no son seguros para el consumo humano”. De este modo, se pueden prevenir enfermedades y envenenamientos no intencionales causados por estos metales.
La Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos exige que los aditivos alimentarios como el polvo de brillo cumplan con estas pautas de seguridad y etiquetado precisamente con el objetivo de evitar la ingesta accidental de venenos. La FDA aprovecha el nuevo informe para recordar la importancia de seguir con rigurosidad este estatuto.
Y aunque la regulación ya lo establece, también es necesario educar al público, a los panaderos comerciales y a los proveedores de atención médica sobre estos riesgos. Con ello, no solo se espera poder prevenir más malestares, sino también aumentar la conciencia y la rigurosidad en la comercialización de estos productos.