La escala de Kinsey: ¿Se puede medir la sexualidad?
En la psicología se ha estudiado la sexualidad de los humanos desde muchos puntos de vista, tanto así que nos ha llevado al punto de preguntarte, ¿estás seguro de tu sexualidad? Una teoría podría estar cerca de poner en duda nuestra orientación sexual.
Pero antes de conocer el estudio hay que hablar de su creador: el biólogo Alfred C. Kinsey. Pionero en la investigación sexual humana, alcanzó la fama en esta rama en 1948 con la publicación de su libro Comportamiento sexual en el hombre, analizando por 15 años “conductas desviadas” como el sexo oral y la homosexualidad. En 1953 publicó Comportamiento sexual en la mujer, ambas investigaciones componen el Informe Kinsey.
La razón de estudiar a los humanos y sus experiencias sexuales era averiguar el porcentaje de experiencias eróticas con alguien del mismo género. 50% de los hombres reconocían haber prácticado este tipo de relaciones, mientras que el 29% de las mujeres también afirmaron hacerlo.
Este estudio, en el que participaron 6.300 hombres y 5.940 mujeres, dio pie a la teoría denominada escala de Kinsey, que muestra que las personas no son estrictamente homosexuales o heterosexuales.
¿Cómo funciona la escala de Kinsey?
Creada por Alfred Kinsey junto al Dr. Wardell Pomeroy y el Dr. Clyde Martin, la escala de Kinsey mide el comportamiento heterosexual y homosexual. Aunque excluye el resto de orientaciones sexuales, sigue siendo popular en contextos actuales. Se trata de un breve test de personalidad con diferentes preguntas relacionadas con la atracción sexual.
La polémica escala cuenta con siete niveles desde la heterosexualidad hasta la homosexualidad. Para su momento revolucionó la perspectiva de la mente humana en cuanto a la sexualidad.
La idea con el estudio es afirmar que todos los humanos tienen una parte bisexual, así sea mayor o menor. Según los investigadores los límites de la heterosexualidad y homosexualidad nunca han sido claros.
Los siete grados son los siguientes:
El impacto del estudio a través de los años
Desde los años de su publicación el estudio causó polémica. En los 50 y 60 la cultura occidental en cuanto a temas sexuales se mantenía como un tabú, más aun si no se trataba de la orientación heterosexual. La investigación fue aplaudida por los movimientos que luchaban por la igualdad y derechos de las personas homosexuales, porque en épocas anteriores se consideraba esta orientación como una “anomalía”.
Kinsey aclaró que no cree que las siete escalas reflejan el funcionamiento de la sexualidad. El investigador creía que era una buena manera de medir algo que en realidad es fluido y no tiene discontinuidades. Aun así el debate sobre la naturaleza de las orientaciones sexuales sigue vivo.
Este tema pasó de ser una investigación ciéntifica a tener implicaciones políticas, apoyadas por movimientos sociales que la acercan a una ideología. Los conservadores consideran que es una amenaza a la familia nuclear tradicional, mientras que la comunidad LGBT+ ven en ella una manera de estudiar la sexualidad menos rígida.
¿La escala de Kinsey es confiable?
Aunque ha sido de gran ayuda para normalizar la homosexualidad, la escala de Kinsey tiene varias limitaciones. La primera de ellas es que las investigaciones fueron realizadas desde metodologías que hoy en día serían rechazadas. Los debates que han ayudado a mejorar la calidad de los estudios no se habían realizado cuando nació la escala.
Aunque son muchos los detractores, lo que sigue vigente es la idea de que las orientaciones sexuales no pueden ser categorizadas herméticamente. Los límites de la sexualidad humana siguen siendo difusos.