¿Nuestro planeta puede morir? Estas son las consecuencias del enfriamiento del centro de la Tierra
Todos sabemos que nuestro planeta está pasando por la peor crisis ambiental desde su nacimiento hace más de 4.500 millones de años. En gran parte debido a nuestras malas prácticas de conservación ambiental que bien podrían ser controladas, pero otras veces a causa de crisis incontrolables que ya se escapan de nuestras manos, como el “enfriamiento” del centro de la Tierra.
Por experiencia sabemos que cuando algo se “enfría” es porque, o bien se ha quedado sin batería, o su hora ha llegado, y eso no es para nada una buena señal. Especialmente si hablamos del planeta Tierra del cual aún dependemos para vivir.
Es por ello que los investigadores desean, en esta ocasión, recordarnos cuán rápido se está enfriando el centro de la Tierra por nuestra culpa. De manera que al menos sepamos que, si antes teníamos miles de millones de años para alcanzar nuestras metas, ahora solo tendremos un par de miles.
El planeta Tierra en modo “muerte silenciosa”
A diferencia de otros planetas en el Sistema Solar, el núcleo de nuestra corteza terrestre es una masa sólida de hierro, que alberga en su interior temperaturas superiores a los 4000°C. Una magnitud de calor tan intensa que nuestro cuerpo no sería capaz de soportar de no ser por la ayuda de otras capas externas que han equilibrado el calor del planeta desde sus inicios:
- El campo magnético terrestre, que además de guiar nuestras brújulas, nos permite reducir la radiación generada por los vientos solares.
- Las placas tectónicas de energía térmica, que son necesarias para liberar la presión interna entre el núcleo y la superficie terrestre.
- Y finalmente, y el “manto” que, mediante su capa de minerales, se encarga de enfriar el centro de la Tierra para que tengamos siempre una temperatura idónea.
Desde este punto de vista todo parece bien, pero no es así. Desgraciadamente, el funcionamiento de las capas terrestres ya no es el mismo que hace millones de años.
La década de los “desastres naturales” ahora tiene una explicación
Para empezar, nuestro manto terrestre está perdiendo su composición mineral. Esto debido a que el rozamiento con el núcleo es cada vez más intenso, por tanto, el manto no posee la energía necesaria para evitar que sus diamantes de bridgmanita se transformen en otro mineral llamado post-perovskita. Un tipo de sustancia que conduce es capaz de despojar al núcleo de calor en lugar de nivelarlo.
Como resultado de este enfriamiento, las placas tectónicas que equilibran la presión en el centro de la Tierra se están empezando a detener por períodos más prolongados de tiempo. Esto ocasiona que los movimientos telúricos y las erupciones volcánicas sean mucho más lentas, y con ello, más peligrosas. Algo que vimos recientemente durante la erupción del volcán Tonga, que duró cerca de una semana y provocó alertas en todo el mundo; o en el caso del volcán Cumbre Vieja, que tardó tres meses y seis días en terminar de liberar el calor del núcleo.
Además, los vientos están comenzando también a verse afectados, debido a que el campo magnético no está equilibrado. En consecuencia, son cada vez más frecuentes los huracanes repentinos y las olas de frío intensas, como la que estamos viviendo en estos momentos desde diciembre de 2021.
En general, estamos a pocos pasos de dejar de ser un planeta rocoso con un centro caliente, para convertirnos en un gigante helado similar a Venus.
¿Vivir el enfriamiento del núcleo terrestre es nuestro destino?
La situación interna de nuestro núcleo no es algo que nosotros podamos resolver directamente, como otro objetivo más de prevención climática. De hecho, ni los científicos saben aún qué ha impulsado este enfriamiento acelerado o cuánto tardará en ocurrir y dejarnos viviendo en un planeta muerto.
Sin embargo, todo apunta a que esta “muerte silenciosa” fue ocasionada por nuestros descuidos ambientales. Desde el calentamiento global hasta la contaminación de los suelos, todos estos cambios en el ambiente han provocado cambios en el funcionamiento de las capas terrestres.
La razón por la que nuestro planeta Tierra era un lugar bello y acogedor, en comparación con el resto de planetas, era debido a que se mantenía “geológicamente” en movimiento. Es decir, creaba tsunamis, terremotos y formaciones rocosas nuevas con el único fin de seguir calentándose a sí mismo y luchar contra el frío clima del espacio.
Aunque para nosotros muchos de esos movimientos sean “desastres”, sería un error desear que desaparecieran y que nuestro planeta se volviera inerte, como en el caso de Marte, Mercurio y la Luna, quienes sufrieron de un enfriamiento en sus centros, similares al terrestre, por no haber hecho un poco de “ejercicio” con ellos durante 4.5000 millones de años.
Por el momento, la única pregunta que podemos hacernos es si este enfriamiento este es el destino del planeta o una nueva fase que está ocurriendo dentro del centro de la Tierra, para adaptarse a nuestro estilo de vida.