¿Qué es el secuestro de la amígdala y cómo evitarlo?

Vivimos en un mundo en el que nuestros estímulos están constantemente enviando señales de alerta, creando estrés en nuestras vidas. En psicología a esta sensación abrumadora se le conoce como neural hijacking o secuestro de la amígdala y aquí te contamos más sobre ella.

¿Qué es el secuestro de la amígdala?

El secuestro de la amígdala es un término acuñado por el psicólogo Daniel Goleman en 1996. Se refiere a una explosión emocional que va más allá de los límites emocionales que poseemos como individuos.

 

No se trata de un trastorno, más bien son emociones muy intensas que no podemos regular. Estas anulan nuestra capacidad de pensar con claridad. Puede suceder que nos ceguemos al punto de quedar “secuestrados” por un estado de alta activación emocional.

La amígdala, que es la responsable de todo esto, es un núcleo cerebral que constituye una de las partes de nuestro sistema límbico. Son dos y se hallan muy cerca del centro de nuestro cerebro. La ciencia las considera como el sitio donde se procesan todas las informaciones de carácter emocional. Son muy importantes para codificar y recuperar los recuerdos vinculados a los estados emocionales.

secuestro de la amígdala.
La amígdala es un núcleo cerebral. Vía Pixabay.

¿Cómo nos afecta?

A nivel emocional, son evidentes los efectos que produce. Las personas pueden pasar por episodios de secuestro amigdalar más de lo que imaginan. A muchas de ellas les puede suceder más veces que a otras. Normalmente consideramos a estas personas como más temperamentales y con comportamientos más explosivos.

El estrés crónico nos ha afectado tanto que nuestro cerebro ya no sabe cómo controlar las emociones que le superan. Nos hemos llenado de miedos, incertidumbres, preocupaciones sin sentido que no podemos evitar. Por eso tampoco podemos escapar de padecer los ya conocidos trastornos de ansiedad.

El hecho de tener estos eposidos tan intensos nos lleva a pensar que quizás las personas secuestradas por la amígdala estén pasando por una falta de auto-control. En los adultos no es tan normal como en los niños pequeños.

En la infancia, los ataques emocionales son conocidos como berrinches o rabietas y es lo más normal que existe. Simplemente los niños todavía no son capaces de autorregular sus emociones, pero en los adultos es algo que debe ser atendido para poder tener un cerebro emocionalmente más sano.

Vía Pixabay.

¿Cómo evitarlo?

El creador del término, Daniel Goleman, tiene las claves para llevar adelante una gestión más eficaz de nuestras emociones:

 

Uno de los puntos clave es el autoconocimiento. Para evitar estos episodios lo mejor es la prevención. Conocer cuáles son los detonantes que nos llevan a explotar es importante. Podemos hacernos estas preguntas para autoconocernos y saber cómo calmarnos: ¿Cuándo me siento así? ¿En qué lugar o situación me ocurre esto?

Goleman también aconseja tener un modelo emocional en quién podemos vernos reflejados. Esto quiere decir que podemos imitar a una persona que sabe autocontrolarse.

Otro punto a tener en cuenta es saber percibir las señales que nos envía nuestro cuerpo. A veces el organismo nos manda señales físicas que podemos usar para prevenir un secuestro de amígdala.

Si ya estamos en un estado de secuestro amigdalar, nada mejor que contar hasta diez. Respirar profundamente o recurrir a alguna técnica también puede servir. Cualquier cosa que nos ayude a calmarnos será útil para calmar nuestra mente.

Y por último, y no menos importante, saber perdonarse a sí mismo. Tenemos que entender que es solo un episodio y que si seguimos intentando hacer las cosas bien, algún día tendremos éxito en la carrera para gestionar nuestras emociones.

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