¿Naturaleza o ciudad? El cerebro reacciona diferente según el paisaje que observemos
¿Por qué nos sentimos más atraídos por los paisajes naturales? Según un nuevo estudio, existe una explicación científica acerca de por qué nuestro cerebro prefiere la naturaleza en lugar de las ciudades.
Los autores de este estudio buscaban conocer qué sucede en el cerebro humano ante los paisajes urbanos y los naturales. Los hallazgos demostraron que en entornos urbanos, el cerebro no se siente muy a gusto.
¿Por qué el cerebro prefiere la naturaleza antes que la ciudad?
De acuerdo con la reciente investigación, la falta de fractales en la arquitectura urbana hace que el cerebro humano rechace los espacios modernos. Cuando hablamos de fractales, nos estamos refiriendo a los patrones que se repiten a diferentes escalas. Esos patrones se pueden encontrar en toda la naturaleza, en objetos como árboles, ríos, nubes y costas.
El cerebro humano ha evolucionado para responder favorablemente a los fractales y hacerlo en un abrir y cerrar de ojos. Solo requiere de 50 milisegundos para detectar la presencia de fractales.
Dicen los expertos que observar la naturaleza desencadena una cascada de respuestas automásticas en el cerebro. Incluso no nos damos cuenta de lo que estamos viendo, pero de todos modos el cerebro está respondiendo a esos estímulos.
La respuesta hacia los fractales de la naturaleza siempre es positiva. Conforme explican los científicos de este estudio, ante los paisajes naturales los humanos experimentan menos estrés y un mayor bienestar. Y los fractales serían los responsables.
Esta investigación descubrió que los fractales pueden reducir el estrés y la fatiga mental del observador hasta en un 60%. Otros estudios respaldan esta afirmación. Una de esas investigaciones se basó en resultados obtenidos tras analizar a pacientes hospitalizados. Estos recuperaron su salud gracias a que tenían acceso a una ventana hacia un espacio verde con fractales.
Los expertos afirman que las personas necesitan de entornos estéticos para mantenerse saludables. Sin embargo, las ciudades no serían los lugares adecuados para que esto suceda. La aquitectura moderna de las cuidades no está diseñada para incorporar naturaleza o fractales.
Por este motivo, la investigación pone énfasis en modificar los entornos urbanos para que sean mejor aceptados por nuestros cerebros. Eso reduciría el estrés y mejoraría nuestro bienestar general.
¿Cómo incluir fractales a la arquitectura urbana?
Los expertos afirman que esta tarea no será sencilla. No se trata solo de plantar y pintar un árbol al lado de un edificio. Los fractales deberán incluirse de manera estratégia a los espacios urbanos.
El equipo de investigadores a cargo del reciente estudio están colaborando otros profesionales para incorporar los fractales más agradables para el cerebro humano. Estos deberán implementarse en espacios comunes, en especial donde la gente trabaja y vive.
Los investigadores proponen incluir, por ejemplo, alfombras con fractales diseñados para espacios como lugares de trabajo, escuelas o aeropuertos. También serían útiles en otros lugares donde las personas experimentan una mayor ansiedad.
Otros tipos de fractales podrían integrarse en techos, persianas y otras partes de la arquitectura moderna. Aunque parezca un proyecto ambicioso, en realidad no lo es.
Los investigadores están convencidos de que es un bien necesario para cuidar la salud mental. El deseo de sentirnos relajados es una necesidad esencial para los seres humanos. No es imposible llevar a la ciudad los mismos beneficios que aporta la naturaleza al cerebro.
Con solo rediseñar la arquitectura de las ciudades se podrá reducir el estrés y aumentar el bienestar de las personas al reintroducir un poco de naturaleza a esos espacios.