¿Cómo es que un volcán inspiró la fórmula para bebés?

Los volcanes y la fórmula para bebés están más estrechamente relacionados de lo que piensas, y todo debido a un suceso catastrófico que ocurrió hace más de 200 años.

En una tarde aparentemente normal del año 1815, un sonido como de cañonazo sorprendió a los habitantes de la isla indonesia de Célebes y también a la isla de Java, ambas separadas entre sí por más de 1700 Km.

Tambora - Wikipedia, la enciclopedia libre
Vista aérea del Monte Tambora

Comandantes de ambas regiones creyeron que se trataba de piratas atacando alguna ciudad cercana, así que enviaron a sus soldados a encontrar a los criminales en la dirección de donde provenía el sonido. Sin embargo, lo que encontraron tres días después fue la erupción del volcán Monte Tambora, ubicado a más de mil kilómetros de la ciudad de Yogyakarta, en Java. Había matado a miles con aquella explosión, la cual fue tan fuerte que el Monte Tambora quedó 1.200 metros más bajo luego de su erupción.

Y como suele ocurrir con las explosiones de volcanes, el humo y las cenizas comenzaron a cubrir los cielos de Indonesia y, posteriormente, aquellos nubarrones llegaron a Europa. Tal fue la cantidad de humo que 1816 es recordado en el continente como “el año sin verano”, pues como consecuencia de la falta de sol, las cosechas se arruinaron.

Un invento proveniente de un genio

Aquel año quedó grabado para siempre en la mente de Justus von Liebig, un joven alemán de 13 años que vivió desde cerca el oscurecimiento del cielo debido a las cenizas volcánicas. Veía cómo la gente, desesperada, comía pasto y ratas debido a la falta de cosechas.

Él vivía con su padre y juntos trabajaban en un taller, así que la invención era parte de su día a día, sobre todo con pinturas y barnices. Sin embargo, luego de la experiencia de aquel año, su interés se desvió hacia la química y los descubrimientos que pudieran evitar las hambrunas.

Así, cuando creció se convirtió en uno de los químicos más importantes de la época y logró desarrollar varios proyectos relacionados con el tema. Hizo unas de las primeras investigaciones sobre fertilizantes, inventó el extracto de carne y fue pionero en la ciencia de la nutrición.

Sin embargo, el invento por el que sería recordado es uno de los que más han sido utilizados en la actualidad: la fórmula para bebés.

Justus von Liebig , Trautschold - Carl Constantin Steffeck en reproducción  impresa o copia al óleo sobre lienzo.
Retrato de Justus von Liebig
 

La desarrolló en el año 1865 y la llamó “Comida Soluble para Bebés de Liebig”. Esta consistía en el primer sustituto comercial para la leche materna y se trataba de un polvo elaborado con leche de vaca, harina de trigo, harina de malta y bicarbonato de potasio.

Su inspiración para desarrollar esta fórmula provino de una triste realidad de los nacimientos en la época: en 1 de cada 100 partos, la madre fallecía. Liebig quería ayudar a esos niños sin madres al brindarles un suplemento que pudiera ayudarlos a sobrevivir bajo esas condiciones sin necesidad de recurrir a nodrizas, leche de animales o papillas que pudieran provocarles bacterias.

Democratizando un estilo de vida

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Vía: Pexels

La fórmula para bebés de Liebig se popularizó rápidamente. Ahora no solo era utilizada para en los niños sin madres o para aquellos con madres que no podían amamantar, sino que algunas mujeres de clase baja también la comenzaron a implementar en sus hogares, adoptando un estilo de vida que solo poseían las personas con más dinero.

Así, incluso comenzó a influir en el entorno laboral, pues aquellas madres trabajadoras podían volver a sus trabajos y dejar a sus bebés con una dieta de la maravillosa fórmula de Liebig. En la actualidad, todas las familias han optado por este estilo de vida, pues además de que las madres pueden mantenerse productivas, para los padres se hace más fácil ocuparse de los niños.

Sin embargo, tiene sus desventajas

Pero, como todo, nada es color de rosas. En realidad, nada podría sustituir por completo la leche materna, y la fórmula de Liebig no es la excepción, principalmente debido a que no todos los niños son tolerantes a la misma.

Según múltiples estudios, los niños alimentados con fórmula para bebés se enferman más a menudo e incluso hay estadísticas que aseguran que unas 800.000 muertes al año ocurren debido a la utilización de la fórmula.

Por otro lado, la fórmula también afecta los cerebros de los niños en crecimiento. Un estudio asegura que los niños amamantados con leche materna poseen un coeficiente intelectual tres puntos más alto que aquellos que se alimentaron con fórmula.

Sin embargo, a pesar de estos puntos negativos, la fórmula para bebés sigue siendo un suplemento útil para madres incapaces de amamantar, para padres que deben encargarse solos de sus hijos o para bebés huérfanos. Al fin y al cabo, Liebig logró su objetivo y en la actualidad le agradecemos profundamente por ello.

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