Una y mil veces el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que en su gobierno se respeta el principio juarista de: “Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”, pero claramente la premisa no se ha cumplido y mucho menos en lo concerniente con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Al un mes de su inauguración, AMLO responde a las críticas:

“Se busca convencer porque no queremos ejercer nuestra autoridad, porque podríamos decir `ya no vas a tener más vuelos en el aeropuerto de la Ciudad de México y los vas a tener acá’, por interés público y porque tenemos la facultad de hacerlo, y otras medidas, pero lo mejor es persuadir y convencer”.

AMLO

Soy de las personas a las que les gusta que la cosas funcionen y bien, pero simplemente no veo cómo podría moverse la carga sin incrementar costos y trámites, quizá la mensajería, sin embargo, implicaría llevar y traer a personal capacitado, duplicar operaciones en aduanas con tránsitos al Benito Juárez.

Por la fuerza

Pero tal parece que AMLO ya se cansó de “persuadir y convencer” a las aerolíneas y decidió romper con el principio juarista de usar la razón y no la fuerza para, de una vez, cumplir su amenaza.

El subsecretario de Transporte de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Rogelio Jiménez Pons, declaró que el gobierno federal emitirá un decreto que se trabaja en conjunto con la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) y Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), para reducir hasta en un 22.6% las operaciones por hora en el AICM, con lo que el tope actual de 62 vuelos por hora, pasaría a un umbral de 48 a 50 vuelos, esto con el objetivo de que las aerolíneas coloquen más vuelos en el AIFA.

En otras palabras, se comprueba que las advertencias sobre la incompatibilidad de los aeropuertos y que no se atraería a nuevas líneas o más destinos a partir del AIFA, resultaron ciertas.

¿Dos Aeropuertos para lo mismo?

Comparemos, de acuerdo con el programa estratégico presentado por el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, en una primera fase, el proyecto del NAIM planteaba hasta 144 vuelos por hora y 855 mil cada año, lo que significaba dos mil 342 vuelos aproximadamente, casi del doble del AICM.

El AIFA no solucionó el problema de saturación de AICM que dio origen a un nuevo aeropuerto, es más, juntando a los dos aeropuertos el número de vuelos es prácticamente igual a los que tenía el AICM, pero con una agravante, que para coordinar las funciones de ambos aeropuertos se deben tener puntos y espacios específicos, es decir, los tiempos operativos se acrecientan, ya que, en términos prácticos, uno tiene que parar para que el otro funcione.

La carga aérea

El transporte de carga resulta afectado por la falta de una oferta aeroportuaria al nivel que un país como México requiere. La carga depende en poco más del 70% de los aviones de pasajeros, es decir, como se dice en el argot, en las “pansas” de los aviones de pasajeros se transporta la carga. De hecho, antes de la aberrante decisión de cancelar el NAIM, proyecciones de la SCT referían que, tan solo en el centro del país, para 2021 existiría una demanda de 50 millones de pasajeros y 540,000 millones de toneladas de carga.

Un error que pagaremos todos

De cumplirse la amenaza de obligar a las aerolíneas a utilizar el AIFA mediante un decreto de AMLO, los costos, las demoras de mercancías y los trámites se duplicarán y eso afectará directamente a millones de mexicanos.

Los vuelos de conexión de carga tendrán que pagar doble despacho aduanal, transporte terrestre de un aeropuerto a otro, seguridad física y técnica de los traslados de las mercancías; aunado a ello, la falta de servicios terrestres adecuados implican una infinidad de apoyos logísticos, desde sistemas de movilidad de carga, estaciones de servicio vehicular, servicios de transporte terrestre, restaurantes, hoteles, en fin, sin una cadena de servicios suficiente, la movilización efectiva de carga se verá fracturada con importantes implicaciones en las cadenas de suministro.

Ni las aerolíneas ni los pasajeros están peleados con su dinero o con su tiempo. Si el AIFA, fuera, como se dijo, uno de los aeropuertos más modernos y eficientes del mundo, las aerolíneas se estarían arrebatando la demanda de slots, pero no es el caso. Lamentablemente, para justificar lo injustificable, ocultar la realidad y tratar de hacer ver que sífunciona, el gobierno ha decidido intervenir paraobligar a que se utilice.

Hay que recordar que la construcción de un nuevo aeropuerto para CDMX se planteó en el año 2000 y surgió de la necesidad de dar respuesta a la creciente demanda en movilidad de pasajeros y carga motivada por el crecimiento que empezaba a tener el país y por las nuevas formas de comercio mundial.

No se trata de conservadores, críticos o cuatroteros que venden espejitos, al final la realidad es que hasta 2018 México estaba entre las 12 economías más importantes del mundo y que hoy retrocedimos hasta el lugar 18 y con muy pocas expectativas, todo por la falta de infraestructura para el desarrollo del país y por ni siquiera contar con un aeropuerto adecuado en la Ciudad de México.

El AIFA será un aeropuerto regional con pocos vuelos y opción para algunos, combinado con Toluca podría lograr algo de alternativas pero no es solución, no es progreso y sÍ retroceso.