¿El riesgo de la cirugía estética es menor en otros países?
El turismo médico se ha vuelto una práctica común para quienes quieren ahorrar algo de dinero, sin dejar de lado la calidad de los procedimientos cosméticos. Sin embargo, el riesgo de la cirugía estética suele ser incluso mayor en estos casos, ya que el postoperatorio se vive de forma muy diferente en un país extranjero.
La cirugía estética es riesgosa como turista
Por lo general, los países más reconocidos por ofrecer cirugías estéticas asequibles son los orientales. Concretamente, Corea del Sur, Turquía, Tailandia o Hungría, que ofrecen una rinoplastia, por ejemplo, en 2,500 dólares. Es decir, la mitad de lo que costaría ese procedimiento en Estados Unidos o en Europa.
Los turistas médicos, que en su mayoría son estadounidenses o británicos, ven esta oferta e inmediatamente piensan que es la mejor opción posible. Esto debido a que son sitios reconocidos por llevar a cabo procedimientos de calidad, no por ofrecer precios reducidos e inseguros como ocurre en Latinoamérica.
Sin embargo, y aunque las operaciones no supongan un riesgo quirúrgicamente hablando, existen otros problemas que juegan en contra de estos “ahorradores” en cirugía estética.
El idioma
Muy pocos países en Oriente utilizan el inglés como lengua auxiliar durante las consultas clínicas. Lo habitual es que el personal clínico hable en su idioma nativo. Lo que supone un riesgo para la persona que desea someterse a una cirugía estética, pues no puede comunicarse con el cirujano o los enfermeros.
En su defecto, la mayoría recurre al uso de gestos o dibujos para acordar la fecha de la operación, la habitación, el pago y el tiempo de hospitalización. Sin embargo, este tipo de comunicación no verbal no suele ahondar en los detalles importantes de la cirugía y el tratamiento postoperatorio. Con lo cual, si existe algún inconveniente, el paciente debe afrontarlo solo.
“Tuve problemas de comunicación antes de la visita. Solo después de que llegué supe que debía haber planeado pasar de cinco a siete días recuperándome en el hospital. Si vas a ir, trae a alguien que hable el idioma contigo”.
Danielle Geohagan, una paciente londinense que se sometió a una abdominoplastia en Turquía.
La incomodidad del viaje también es un riesgo
De igual forma, viajar a países tan lejanos no es fácil. Los turistas tienen que estar sentados en un avión de 10 a 12 horas para poder llegar a su destino.
Quizás no nos parezca nada del otro mundo, si estamos adaptados a los viajes con varias escalas, pero pensemos que esas personas tienen que pasar su postoperatorio sentados en sillas incómodas, comiendo alimentos poco recomendados, y sin la posibilidad de acceder a un baño cada vez que lo requieran. Allí está uno de los mayores riesgos de las cirugías estéticas en países extranjeros.
Se han reportado casos de mujeres con una cirugía de estómago que tuvieron que sentarse sobre sus rodillas, o usar mantas sobre su abdomen para soportar el dolor del viaje. Una experiencia desagradable que ningún médico recomienda, ya que es posible que los puntos de la cirugía se dañen y haya que volver a operar.
Los gastos extra de las cirugías estéticas “exóticas”
Por no mencionar que todo viaje siempre supone un cargo económico extra, que también pesa sobre el valor de la operación.
Si bien es cierto que la mayoría de estos turistas médicos eligen planes de “belleza exótica” que les ofrecen estadía y hospitalización gratuita, la comida y el transporte corren a cuenta propia antes de la cirugía. Y después de ella, los fármacos para aliviar el dolor y la inflamación.
Por lo tanto, el riesgo de someterse a una cirugía estética es a veces incluso mayor en otros países.
Entonces… ¿Por qué tantas personas optan por la cirugía estética extranjera?
Hace un par de años la respuesta sería simple: para “ahorrar” dinero. Pero actualmente el costo de la cirugía es un incentivo que está ligado a otros factores como el turismo, el cambio de divisas o la moda.
La pandemia ha hecho que muchas personas consideren el turismo médico como un buen paquete de servicios, en lugar de una simple cirugía. Con lo cual es posible que opten por someterse a procedimientos en el extranjero para recorrer el mundo después de estar atrapados durante dos años. Algo así como un plan “todo en uno” de vacaciones y cirugía.
“Cuando miras a los mejores cirujanos del mundo, cobran muy bien. No va a ser más barato que la cirugía en tu propio país al agregar el viaje, el hotel, los costos, las posibles complicaciones y el vuelo de regreso”.
Renato Saltz, miembro de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética.
Lo malo es que esta necesidad reprimida de viajar no les deja ver el riesgo que supone esta nueva modalidad de cirugía estética. En muchos casos mortal, si durante el viaje la herida se infecta.
Por lo tanto, la recomendación que dan los expertos es simple: no dejarse atrapar por las ofertas. Priorizar la salud antes que la economía, y viajar solamente después de un mes de reposo y recuperación.