Al final, Rosario Robles se quedó sola

 

Rosario Robles tardó un año y tres meses en tomar la decisión de colaborar con las autoridades y denunciar a los que llamaba sus amigos. Está desesperada, enferma y se siente traicionada, cuenta su abogado Epigmenio Mendieta.

Hace apenas un mes había dicho que no acusaría a nadie para salvarse, pero el domingo pasado decidió cambiar de estrategia. Lo hizo en el área de visitas del penal de Santa Martha Acatitla, donde está encarcelada, tras escuchar la súplica de su hija Mariana Moguel: “¿Cuánto tiempo más vamos a resistir esto, mamá? Ellos nos tienen abandonadas, tú estás enferma, ellos se favorecieron económicamente y tú simplemente por lealtad estás aquí”.

Y así cedió: un día después le contó a su abogado, Epigmenio Mendieta, el diálogo con su hija y le dijo también que colaboraría con la Fiscalía General de la República (FGR) para denunciar el presunto desvío de recursos que favoreció al expresidente Enrique Peña Nieto, al entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y a su partido, el PRI, en el esquema fraudulento conocido como La Estafa Maestra.

¿Por qué Robles toma la decisión de cooperar ahora? Mendieta responde: porque la orden de aprehensión en su contra por delincuencia organizada es una amenaza de dejarla de por vida en la cárcel. Una cárcel que, dice, “no merece” Robles porque ella “no se quedó con un solo peso” del dinero desviado.

Ahora, la extitular de Sedesol purgaría una condena hasta por 45 años.

Gabriel Rodríguez Informativo Render Noticias

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *