Un año después del golpe de Estado en Sudán, por qué los militares quieren mantener el poder
RFI
Este 25 de octubre se cumple el primer aniversario del golpe de Estado que interrumpió la transición democrática de Sudán. Un año después, los militares siguen sin nombrar un primer ministro y el país se ha sumido en la confusión política y económica y en la corrupción.
Informe de Houda Ibrahim
Parece claro que el golpe militar de hace un año ha hecho descarrilar la delicada transición hacia las elecciones democráticas. El país está paralizado. Los militares no pueden controlar la ira de la calle en Jartum y se enfrentan a problemas en todos los niveles de seguridad y económicos del país.
Sudán presenta hoy un panorama de desorden generalizado y el ejército sigue dando un paso adelante, dos pasos atrás. “Insiste en mantenerse en el poder porque perdió su principal fuente de ingresos, que era el petróleo, con la independencia de Sudán del Sur”, analiza Marc Lavergne, director de investigación del CNRS y especialista en el Cuerno de África. “Pero mientras tanto, siguiendo el modelo del ejército egipcio, se ha hecho con muchos de los recursos del país”, añade.
El investigador también afirma que el ejército sudanés necesita mantenerse en el poder “para seguir controlando estos recursos”. Según él, el ejército “nunca ha estado a favor de esta transición democrática. La cuestión es cómo ganar tiempo. Pero no tiene un mínimo de legitimidad ante la población, que sigue manifestándose, y no puede o no quiere asegurar las regiones de la periferia de la capital, que están plagadas de luchas y enfrentamientos tribales muy violentos, como recientemente en el Nilo Azul”.
Militares apoyados por los países del Golfo
Sin embargo, la comunidad internacional presiona cada vez más a los militares para que transfieran el poder a los civiles. Los donantes no darán más dinero a Sudán hasta que la situación cambie. Pero al mismo tiempo, los militares cuentan con el apoyo de algunos países del Golfo, como los Emiratos Árabes Unidos. También cuentan con el apoyo de Egipto, Rusia y otras fuerzas regionales como Turquía.
El ejército sudanés sigue empeñado en preservar sus privilegios económicos, afirma Raphaëlle Chevrillon-Guibert, investigadora asociada del Centro de Estudios y Documentación Económicos, Jurídicos y Sociales (Cedej) de Jartum: “Uno de los aspectos fundamentales del golpe del año pasado fue, en realidad, el hecho de que los militares querían poner fin a la empresa de los civiles de desmantelar económicamente el antiguo régimen”.
En este desmantelamiento, prosigue el investigador, “estaba la parte de los militares, que han estado muy presentes en la economía sudanesa durante 15 años y que no querían que les quitaran esos privilegios”. Quieren “mantener su preeminencia en el sector económico”, añade. Al dar este golpe de Estado, los militares “tomaron el control del sector económico”, observa Raphaëlle Chevrillon-Guibert. “Esto se ve claramente en el sector del oro”.
Los militares se niegan a someterse al ejecutivo por miedo a ser juzgados
El tema es uno de los más espinosos en las actuales discusiones entre civiles y militares, que intentan apelar a ciertas figuras del antiguo régimen para formar un gobierno que les sea favorable. Pero los privilegios económicos no son su única motivación para conservar el poder. “Si los militares vuelven al control civil, podrían llegar a ser juzgados por una serie de crímenes cometidos en Darfur y otras partes del país, pero también por crímenes cometidos durante la represión desde la revolución”, explica Clément Deshayes, investigador del Instituto de Investigación Estratégica de la Academia Militar.
Por lo tanto, también se plantea la cuestión de su inmunidad. “El reto para el ejército es no enfrentarse a la justicia revolucionaria o transicional, y ponerse bajo el control de los civiles. Esta es una cuestión clave en las actuales negociaciones con los civiles”, continúa Clément Deshayes. Por eso los generales quieren un consejo de las fuerzas armadas que les garantice una forma de inmunidad y control sobre los asuntos militares.
Hoy en día, en Sudán, la población tiene la impresión de volver al régimen de Omar al-Bashir. Esto es lo que siguen rechazando al manifestarse, por energía y fuerza. En el primer aniversario del golpe, decenas de miles de sudaneses vuelven a salir a la calle para exigir la vuelta al proceso democrático y al gobierno civil.