El arte del tatuaje
Por: Jazmin Mtz
Los motivos que pueden llevar a una persona a tatuarse pueden ser muy variados, del mismo modo que también lo son las razones que a veces nos llevan a arrepentirnos. Sea como sea, no cabe duda de que se trata de un hábito que no pasará de moda con los años.
Los tatuajes son dibujos, textos o formas que se dibujan de forma permanente sobre la piel mediante la inyección de tinta u otros pigmentos debajo de la dermis. Su duración en el tiempo es prácticamente permanente, ya que las células de la dermis son muy estables.
Aunque tradicionalmente los tatuajes se hacían de forma manual mediante agujas e inyección, el método más frecuente hoy en día es el uso de máquinas especiales que permiten que el proceso sea más rápido y eficaz.
La cultura del tatuaje se remonta a hace 60.000 años, y son muchas las civilizaciones que han usado los tatuajes desde entonces como los egipcios o las antiguas Grecia y Roma. Los tatuajes actualmente se conciben como una forma de arte, pero a lo largo de la historia han tenido diferentes significados ya sean religiosos, de jerarquía o simplemente como ornamento corporal.
Pero este no es el único detalle científico que se esconde detrás del arte de tatuar, pues para hacerlo es necesario tener unos conocimientos básicos sobre la fisiología de la piel, pues esta tiende a renovarse cada cierto tiempo, pudiendo llevarse con ella el dibujo en caso de no haberse hecho correctamente. Con el fin de evitar que esto ocurra, los tatuadores introducen la tinta en la dermis, una capa que, al ser más profunda que la epidermis, se encuentra protegida del descamamiento y el deterioro ocasionado por agentes externos, como la luz del sol.
Es importante tener en cuenta algunas medidas de seguridad e higiene antes de hacerse un tatuaje, pues de lo contrario puede tener consecuencias graves para la salud. Por ello es imprescindible comprobar que tanto la persona encargada de hacer el tatuaje como los instrumentos que utiliza están en perfectas condiciones.
Una vez que el tatuaje está hecho, requiere de una serie de medidas para evitar infecciones y otro tipo de problemas. Durante el primer día, el tatuaje debe permanecer vendado, y hay que evitar todo contacto con él, incluso aunque aparezcan costras. Posteriormente, durante la primera semana es recomendable utilizar una pomada antibiótica y una loción hidratante durante dos o tres veces al día. También es aconsejable no mantener el tatuaje sumergido en agua.
A partir de entonces, aunque los cuidados se reducen, continúan siendo importantes. Los tatuajes son muy sensibles a la luz solar, por lo que hay que evitar su exposición de forma directa, aunque se puede evitar con un protector solar para minimizar los daños.
Aunque todavía existen algunas personas que siguen asociando los tatuajes a tipos duros y maleantes, lo cierto es que es una práctica cada vez más común, que puede observarse en hombres y mujeres de cualquier edad.