Casos leves de COVID -19 pueden dejar secuelas en el cerebro
Varios estudios han demostrado que el coronavirus que causa la COVID-19 puede dejar secuelas en el cerebro. La mayoría de las veces, estos cambios permanentes se observan en personas mayores, aunque los jóvenes también han reportado síntomas persistentes como la pérdida del olfato y del gusto. Sin embargo, un nuevo estudio revela cambios significativos incluso en aquellos que tuvieron síntomas leves.
Reducción de la materia gris
Los investigadores tomaron los datos de la base UK Biobank. que ha recolectado imágenes cerebrales de más de 45,000 personas en Reino Unido desde 2014. De este modo, tendrían un punto de referencia del estado cerebral de las personas antes de la pandemia. Entonces analizaron los datos tanto de quienes habían sido diagnosticados con COVID-19 como de quienes no lo habían hecho.
La comparación reveló diferencias significativas en la materia gris entre las personas que tuvieron COVID-19 y los que no. La materia gris es el tejido cerebral en el que los cuerpos celulares de las neuronas procesan la información.
El grosor de la materia gris en las regiones cerebrales de los lóbulos frontal y temporal estaban más reducidas en quienes tuvieron la infección en comparación con quienes no la tuvieron.
Como muchos saben, el envejecimiento conlleva cambios sustanciales en nuestro cuerpo y cerebro. En la población general, es normal que cambie el volumen o el grosor de la materia gris con el tiempo. Sin embargo, este hallazgo sugiere que la COVID-19 tiene el potencial de exacerbarlos.
Incluso la COVID-19 leve puede dejar secuelas en el cerebro
Los investigadores también compararon las secuelas en el cerebro entre casos graves y casos leves de COVID-19. Y aunque se sabe que los casos graves suelen dejar síntomas durante muchos meses después de la recuperación, los resultados mostraron una excepción.
Tanto aquellos que experimentaron una infección leve como los que requirieron hospitalización tuvieron los mismos resultados. Todos sufrieron una pérdida del volumen cerebral significativa en comparación con quienes no se contagiaron con el virus.
Experimentos adicionales mostraron que las personas que tuvieron COVID-19 eran más lentas a la hora de procesar la información en comparación con quienes no se infectaron.
¿Qué significan estos cambios en el volumen cerebral?
Aunque tomó algunos meses hacerlo oficial, casi desde el principio de la pandemia se reportaron síntomas de pérdida del gusto y del olfato en pacientes con coronavirus. Desde entonces, los médicos e investigadores han propuesto algunas explicaciones para ello, en especial por el hecho de que estos pueden persistir después de la recuperación.
De forma inesperada, los hallazgos de este nuevo trabajo ofrecen una nueva teoría. Todas las regiones el cerebro con secuelas por la COVID-19, incluso leve, están vinculadas al bulbo olfatorio; la estructura se encuentra cerca de la parte frontal y se encarga de transmitir señales sobre los olores desde la nariz a otras regiones del cerebro.
En este punto, vale la pena recordar el importante del olfato para los humanos. Aunque sobrevalorada, nuestra capacidad de oler nos ayuda a identificar alimentos y agua en mal estado, malos olores y contaminación, y nos prepara para tomar la decisión de rechazar o huir de ellos. De este modo, podemos evitar enfermedades, exposición a sustancias nocivas y rechazo social.
Posible vínculo con estructuras afectadas por la neurodegeneración
Pero más allá de eso, es necesario destacar que el bulbo olfatorio tiene conexiones con regiones del lóbulo temporal, una estructura muy mencionada en los estudios sobre envejecimiento cerebral y enfermedades neurodegenerativas. En el lóbulo temporal se encuentra el hipocampo, que interviene en procesos como la memoria y los procesos cognitivos, y por tanto, se cree que juega un papel en el envejecimiento.
Además, un estudio publicado el año pasado sugirió que la pérdida del olfato podría ser un síntoma temprano del mal de Parkinson, otra enfermedad neurodegenerativa. Otros estudios también han sugerido que las personas con sentido del olfato reducido tienen mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer.
Ahora el nuevo hallazgos ha abierto una nueva pregunta que solo el tiempo y más investigación podrán responder: ¿haber padecido COVID-19 será un nuevo factor de riesgo para enfermedades neurodegenerativas?