¿El clima puede cambiar el tamaño de nuestros cuerpos?
Todo en nuestro mundo parece estar conectado, por lo que, como establece el efecto mariposa, hasta el mínimo acontecimiento puede generar cambios sustanciales en entornos muy distantes. En parte, gracias a esta dinámica tan entrópica es que el clima ha impulsado cambios tan drásticos sobre el tamaño del cuerpo y el cerebro de los humanos, algo que ha confirmado un nuevo estudio.
Los investigadores de la Universidad de Cambridge descubrieron que el clima, y concretamente, la temperatura, ha impulsado cambios significativos en el tamaño del cerebro del género Homo. Pero, a pesar de ello, su efecto no fue tan directo sobre el tamaño de nuestro cerebro, y a continuación explicaremos por qué.
El género Homo tiende a aumentar de tamaño
Los humanos modernos, denominados taxonómicamente como Homo sapiens, surgieron hace unos 300,000 años en África; sin embargo, el genéro Homo es aún más antiguo y diverso, e incluye a los neandertales y otras especies ya extintas similares como el Homo habilis y Homo erectus.
A lo largo de un arduo proceso evolutivo, el cuerpo humano ha experimentado cambios sustanciales entre los que destacan el cambio de la postura y el tamaño del cerebro y del cuerpo. Por ejemplo, comparado con el Homo habilis, el cuerpo del Homo sapiens es 50 por ciento más pesado, mientras que su cerebro es tres veces más grande.
De hecho, un rasgo que distingue la evolución de nuestro género es la tendencia al aumento del tamaño del cuerpo y del cerebro. Pero, pese a estar claro para los científicos, aún hay muchos vacíos respecto a los factores que impulsan estos cambios.
El clima, y en especial, la temperatura, como grandes impulsores de cambio de tamaño en los humanos
En este trabajo, los investigadores se enfocaron en el efecto de los factores ambientales sobre las proporciones del género Homo. Para ello, recopilaron las medidas del tamaño del cuerpo y del cerebro de más de 300 fósiles hallados en diferentes partes del mundo.
Luego, combinaron la información anatómica con los datos de los climas regionales correspondientes durante el último millón de años. Con ello, lograron identificar el clima específico al que estuvo expuesto cada individuo cuando estaba vivo.
Así descubrieron que el clima, y en particular, la temperatura, fue el principal impulsor de los cambios de tamaño del cuerpo humano durante los últimos millones de años. Y, según su recopilación de datos, los cuerpos más grandes parecen corresponder con las regiones más frías.
Un cuerpo más grande tolera mejor las bajas temperaturas
Pero, ¿por qué? Los investigadores creen que un cuerpo más grande ayuda a amortiguar el impacto de la exposición a temperaturas más frías. Un cuerpo pierde menos calor cuando su masa es grande en relación con su área de superficie.
“Podemos ver en las personas que viven hoy en día que las que viven en climas más cálidos tienden a ser más pequeñas y las que viven en climas más fríos tienden a ser más grandes”, explica Andrea Manica, investigadora del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge que dirigió el estudio. “Ahora sabemos que las mismas influencias climáticas han estado funcionando durante el último millón de años”.
El clima no parece cambiar el tamaño del cerebro de forma directa
El estudio también exploró el efecto de los factores ambientales sobre el tamaño del cerebro de nuestro género, pero en este caso la correlación fue más débil. El clima parecía influir en la masa cerebral mayoritariamente a través de la disponibilidad de nutrientes en el entorno.
“Descubrimos que diferentes factores determinan el tamaño del cerebro y el tamaño del cuerpo; no están bajo las mismas presiones evolutivas”, dijo el primer autor del estudio, el Dr. Manuel Will de la Universidad de Tubinga, en Alemania. “El entorno tiene una influencia mucho mayor en el tamaño de nuestro cuerpo que el tamaño de nuestro cerebro”.
El tamaño del cerebro tendía a ser mayor cuando los Homo vivían en hábitats con menos vegetación, como las estepas abiertas y praderas, así como en áreas más estables a nivel ecológico.
El clima y la disponibilidad de carne impulsaron el aumento del tamaño del cerebro
Las personas que vivían en estos paisajes, cazaban más animales grandes que les servían de alimento, lo cual pudo haber impulsado cambios cerebrales, como indicamos en una nota sobre el papel de la carne en nuestra evolución.
“Existe una influencia ambiental indirecta sobre el tamaño del cerebro en áreas más estables y abiertas: la cantidad de nutrientes obtenidos del ambiente tenía que ser suficiente para permitir el mantenimiento y el crecimiento de nuestros cerebros grandes y particularmente demandantes de energía”.
Respecto al futuro, aún es difícil saber cuál tendencia seguiremos. Los estudios sugieren que el tamaño del cerebro de nuestra especie parece haber empezado a reducirse desde el comienzo del Holoceno, hace unos 11,650 años.
Ahora que nuestra inteligencia nos lleva a delegar tareas más complejas a las computadoras y a automatizar los procesos, existe la posibilidad de que nuestros cerebros se encojan más adelante. Pero aún es difícil estimar lo que ocurrirá con el tamaño de nuestro cuerpo, más dependiente del clima, ya que bajo el panorama actual, nuestro futuro es algo incierto.