COCODRILOS EN EL FONDO DEL MAR, MANJAR MARINO
Docenas de especies de cocodrilos en el fondo del mar, se pueden encontrar en todo el mundo, en grandes cantidades y, a menudo, en las zonas costeras.
A través de sus actividades normales de migración o alimentación, o durante las inundaciones, se les puede observar en alta mar. Si uno de esos individuos encuentra un final desafortunado, puede caer al fondo marino.
En tiempos prehistóricos, el impacto en los océanos profundos podría haber sido aún mayor, ya que grandes reptiles como los ictiosaurios y los plesiosaurios dominaron el mar.
Asimismo, el despliegue de cientos de cocodrilos en el fondo del mar, hoy en día, puede revelar a los animales que se especializaron en desaparecer a los cadáveres de los antiguos y extintos emperadores de las profundidades.
ESTUDIO A PROFUNDIDAD
Durante abril del 2019, un grupo de biólogos marinos de la Universidad de Louisiana (LUMCON) colocó tres cadáveres de cocodrilos a más de dos mil metros de profundidad en el fondo marino del Golfo de México, de los cuales cada uno tuvo un destino diferente. Y ahora han publicado los resultados.
Isópodos gigantes
El primer cocodrilo estuvo en el fondo del océano por menos de 24 horas. Y a pesar de la dura piel del cocodrilo, los carroñeros se abrieron paso rápidamente y comenzaron a atiborrarse de la carne del reptil.
Animales del tamaño de una pelota de fútbol llamados isópodos gigantes, penetraron la piel en ese corto período de tiempo.
Esto demostró la velocidad y precisión con la que los recolectores de aguas profundas pueden utilizar cualquier fuente de carbono, incluso alimentos de sistemas terrestres y de agua dulce.
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Carroñeros
Ahora bien, un poco más de 96 kilómetros al este del primer cocodrilo, el segundo estuvo sentado en el fondo del mar durante poco más de un mes y medio.
Todos los tejidos blandos del segundo reptil animal fueron eliminados por carroñeros. Un pequeño animal llamado anfípodo seguía buscando restos, pero lo único que quedaba era un esqueleto. Todo el tejido blando se había consumido.
La columna vertebral se curvó tal como la había dejado. Una depresión en los sedimentos indicó donde una vez estuvo el cuerpo completo. El cráneo fue volcado, probablemente por carroñeros mientras mordía la carne del cráneo.
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Una alfombra borrosa que cubría los huesos representaba una especie completamente nueva, previamente desconocida para la ciencia.
Estos gusanos zombis, u Osedax, colonizan los huesos de muchos tipos de vertebrados y consumen los lípidos que contienen.
Gracias a este estudio fue la primera vez que se observaron gusanos zombis en el Golfo de México. Lo que demostró otra vía en la cual el carbono de la tierra llega a las redes alimentarias de las profundidades marinas.
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El desenlace
Finalmente, a otros 96 kilómetros al este yacían los restos del tercer cocodrilo. Solo habían pasado ocho días desde que se colocó en el fondo marino. Cuando la cámara se movió hacia el dispositivo de marcado, una tapa de cubo flotante unida a una cuerda como una bandera subacuática, se hizo evidente que faltaba el cocodrilo.
Todo lo que quedaba donde lo habían dejado caer era una depresión en forma de cocodrilo en los sedimentos.
Las marcas de arrastre en el sedimento allanaron el camino hacia lo que quedaba de la caída del caimán.
Un animal arrastró este cocodrilo nueve metros y dejó solo la cuerda, la cual estaba mordida por completo.
Para consumir un caimán y crear esta perturbación, el animal debe haber sido de gran tamaño. Los investigadores presumen que lo más probable es que un tiburón grande, como un tiburón de Groenlandia o un tiburón de seis agallas, consumió al animal.
