Consejos para compartir el baño con tu pareja sin morir en el intento
La convivencia en general suele ser una misión complicada que requiere de la colaboración de todos los implicados para poder mantener la armonía. En particular, un terreno que puede costarnos compartir con otros, incluso con la pareja, es el baño. Por ese motivo, vale la pena tomarnos un momento para conocer los mejores consejos con los que lograrlo sin que ninguno muera en el intento.
¿Cómo compartir el baño con la pareja exitosamente?
Uno de los primeros puntos que debemos tener en cuenta es la importancia de dar su lugar a la comunicación abierta. Según indica Shelli Chosak, especialista en comportamiento humano y experta en relaciones para The Dollar Shave Club, una de las primeras tareas que debemos cumplir a la hora de compartir un baño con la pareja es discutir los hábitos de cada uno.
La forma más sencilla de decidir los horarios, quién usa qué cajones y demás, es tener una conversación honesta con tu pareja”, explica.
De esa forma, se podrán crear horarios para que cada uno puede continuar con su rutina. Asimismo, deberemos entender que compartir también implicará hacer compromisos para que ambas partes estén cómodas. Eso implica todos deberán estar dispuestos a ceder un poco para llegar a un punto medio.
Limpieza: la clave para la felicidad
Otro de los secretos indudables para compartir exitosamente el baño con la pareja es mantener la limpieza en todo momento, según indica Debra Johnson de Merry Maids, también para The Dollar Shave Club. Para eso, será necesario que se aborden todos los temas, desde los más triviales hasta los más grandes.
Por ejemplo, Johnson no asegura que un tema recurrente serán los restos de cabello que quedan en el baño. Si queremos poder usar esos espacios sin perturbar a nuestra pareja, deberemos hacernos a la costumbre de recoger esos restos constantemente. Asimismo, también será importante construir una rutina para limpiar lugares como el desagüe de la ducha o del lavamanos con cierta frecuencia.
Para lograr ese fin, otro buen consejo sería crear un horario de limpieza con tareas que fueran rotando semana a semana. De esa forma, ambas partes participarían activamente en la limpieza y nadie estaría “condenado” a lidiar siempre con las labores más desagradables.
Finalmente, nunca estaría de más ocuparnos de que todo esté a la mano. Con eso en mente, valdrá la pena mantener los implementos de limpieza en el baño, de forma que no sea un esfuerzo extra el tener que buscarlos para empezar a asear.
Tener orden será clave para mantener la armonía
Superado el punto anterior, la otra gran herramienta para compartir el baño en pareja sin pelear será acordar un orden –y repetarlo–. Cada vez que termines de usar el baño, tómate un momento para colocar todo en su lugar. De esa forma, quien venga después no tendrá que lidiar con un desorden que no causó.
Adicionalmente, podemos también trabajar en nuestros hábitos generales de mantenimiento de las cosas. Por ejemplo, si tomamos un baño, también sería bueno que tomemos unos minutos para secar las paredes y superficies húmedas con un paño de microfibra o usando el ventilador integrado del baño –si lo tiene–. De esa forma se evitará la formación de moho y bacterias a largo plazo.
Siempre considera al otro
Finalmente, el truco final para compartir el baño con la pareja es practicar la empatía día a día. Si sabemos que al otro no le gusta encontrar la tapa de la pasta dental abierta, podemos tomarnos3 segundos extra de nuestro día para asegurarnos de que cerrarla bien.
En ese mismo tono, Johnson también comparte otras ideas útiles:
Si usa el último trozo de papel higiénico, reemplace el rollo en ese mismo momento. Enjuague el fregadero y limpie las salpicaduras después de cepillarse los dientes. (…) No dejes la ropa tirada en el suelo y usa un ambientador cuando sea necesario”.
En resumen, seamos siempre conscientes de que estamos compartiendo un espacio con otra persona que tiene sus propios rituales, costumbres y preferencias que merecen tanto respeto como las nuestras. Por lo que, si se abre un diálogo honesto, se hacen compromisos para mantener el orden y la limpieza, y, en general, se considera al otro, deberíamos tener la receta perfecta para compartir tranquilamente uno de los espacios más íntimos de nuestros hogares.