Cuando el miedo es la regla: así es como el trastorno obsesivo compulsivo
El miedo es parte de la vida y también parte de nuestra naturaleza animal. Gracias a que lo sentimos, evitamos hacer muchas cosas estúpidas o imprudentes que pondrían en riesgo nuestra salud, bienestar o imagen personal o profesional, por ejemplo. Pero también puede convertirse en una gran limitante, en especial cuando se basa en peligros poco realistas. Cuando afecta la calidad de vida y sobrepasa la ansiedad, la psicología lo denomina trastorno obsesivo compulsivo, o TOC.
¿Qué es el trastorno obsesivo compulsivo?
Cuando algo no nos gusta, intentamos solucionarlo. Si no es posible, entonces recurrimos a formas de sobrellevarlo: hacer cosas que nos proporcionen seguridad o bienestar para compensar el malestar.
Dentro del marco de la psicología y la salud en general, esta dinámica es muy aceptable. Sin embargo, cuando se vuelve demasiado frecuente o repetitiva, podría ser una manifestación de un problema mayor no resuelto.
El trastorno obsesivo compulsivo lleva a las personas a tener pensamientos incontrolables y recurrentes de situaciones fatídicas no necesariamente reales (obsesiones). En su esfuerzo por sobrellevar el miedo, o evitar que estos pensamientos se hagan realidad, tienden a mostrar comportamientos repetitivos (compulsiones).
Obsesiones y compulsiones, los síntomas del TOC
Como ya hemos dicho, los principales síntomas del TOC son las obsesiones y las compulsiones. Estos pueden presentarse juntos, uno como consecuencia de otro, o de forma separada; es decir, algunos pacientes podrían tener miedos desenfrenados pero no comportamientos repetitivos, y viceversa.
Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes que genera la mente de manera intrusiva y descontrolada. Su carácter no deseado y frecuente suele desencadenar angustia intensa y episodios de ansiedad.
Al tratarse de algo tan variable como el miedo, las obsesiones pueden variar entre una persona y otra, pero estas son las más comunes:
- Temor a los gérmenes y, en general, a contagiarse alguna enfermedad.
- Temor a ser víctima de un accidente con consecuencias potencialmente graves.
- Ansiedad recurrente de olvidar hacer algo que puede generar aprietos, como apagar la cocina, o extraviar cosas como las llaves de la casa o del vehículo.
- Tener miedo de perder el control sobre el comportamiento propio.
- Tener pensamientos política y socialmente inaceptables, relacionados con sexo, religión, violencia, etc.
- Necesidad de que todo alrededor sea simétrico y ordenado.
Por su parte, las compulsiones son comportamientos repetitivos que lleva a cabo una persona para lidiar con sus obsesiones mentales. Suelen depender del miedo en cuestión, pero con base en lo anterior podemos destacar las siguientes:
- Limpiarse o lavarse las manos de forma minuciosa, al punto de causar lesiones.
- Ordenar artículos de forma precisa; por ejemplo, colocar objetos por orden de tamaño o formando una estructura jerárquica, o buscando simetría.
- Contar los números de forma compulsiva.
- Comportamientos cuyo objetivo es comprobar las dudas o temores. Por ejemplo, verificar que la cocina esté apagada, comprobar que la puerta esté cerrada, verificar la ubicación de objetos de uso frecuente.
¿Qué causa el trastorno obsesivo compulsivo?
Las causas del trastorno obsesivo compulsivo son las habituales para muchos fenómenos mentales: la genética, los traumas en la infancia o en alguna otra etapa de la vida, así como cambios en la estructura cerebral.
Como muchos saben, la genética puede explicar buena parte de los trastornos que afectan a la humanidad, y el TOC es uno de ellos. A pesar de que, hasta ahora, no se ha identificado ningún gen o grupo de genes culpable, tener un pariente de primer grado, como padre, madre o hermanos con este trastorno aumenta el riesgo de desarrollarlo.
Mientras que los factores biológicos y los factores de vida también figuran entre los detonantes o predisposición. De hecho, algunos estudios de imágenes cerebrales han reportado diferencias en la corteza frontal y las estructuras subcorticales entre personas con trastorno obsesivo compulsivo y neurotípicos. Cabe destacar que estas regiones regulan el comportamiento y las respuestas emocionales de los individuos.
Impacto del TOC sobre la vida de las personas
Si bien no es lo ideal, las preocupaciones son algo intrínseco de la vida. Tener responsabilidades o metas implica hacer lo prudente para cumplirlas y, algunas veces, evitar todo aquello que pueda generar resultados contrarios. Quizás no somos conscientes de ello, pero lo hacemos casi a diario, en especial si respetamos nuestra rutina.
Por ejemplo, a todos nos ha pasado que dudamos de haber cerrado con llave la puerta de nuestra casa, o de haber apagado la hornilla después de cocinar. A veces estamos tan automáticos que no prestamos tanta atención a estos pasos dentro de nuestro algoritmo mental. Para asegurarnos, llamamos a casa o le echamos un vistazo a la cocina, lo cual es totalmente aceptable.
Pero las personas con trastorno obsesivo compulsivo tienen este tipo de dudas con mucha frecuencia, y por lo general, estas van acompañadas de imágenes mentales sobre las consecuencias que podrían tener. Es por ello que recurren a la confirmación de lo que hicieron y, cuando no es posible o no es suficiente, a comportamientos repetitivos para distraer su mente y aliviar la ansiedad.
Lamentablemente, el TOC genera angustia y los comportamientos compulsivos suelen interferir con las actividades cotidianas y las relaciones sociales. Las rutinas pueden durar más tiempo de lo que debería y restar tiempo para todas las otras cosas que hay que hacer durante el día, como el trabajo, los estudios u otras responsabilidades.
Los pensamientos no deseados también pueden somatizarse y afectar la salud física de las personas, como dolores de estómago, dolor de cabeza, insomnio o dificultad para respirar. Esto no solo podría conllevar faltas al trabajo o la escuela, sino también muchos gastos en atención médica y fármacos.
Es un hecho que el TOC puede tener un impacto negativo sustancial en la calidad de vida de las personas. Por fortuna, existen terapias y tratamientos que pueden ayudar a los pacientes, pero el proceso es largo y amerita dedicación.
¿Se puede tratar el trastorno obsesivo compulsivo?
El tratamiento para el trastorno obsesivo compulsivo consta de terapia de psicológica y el uso de fármacos Inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS).
La terapia suele basarse en la exposición gradual de los pacientes a situaciones, personas o cosas que pueden desencadenar las obesiones y las compulsiones. Por ejemplo, un terapeuta calificado podría pedir a un paciente que un temor desmedido a los gérmenes que toque el asiento de un inodoro sin correr a lavarse las manos.
El objetivo es generar seguridad, que el paciente vea por sí mismo que las consecuencias no son catastróficas como suele pensar y que es capaz de controlarlo. De este modo, se puede reducir la ansiedad. En pocas palabras, la terapia de exposición consiste en enfrentar de forma segura los miedos.
Los ISRS y la clomipramina, un antidepresivo muy potente, también pueden utilizarse y arrojar buenos resultados, aunque por lo general deben administrarse en dosis más altas que las que ameritan pacientes con otros trastornos de ansiedad.
El proceso de recuperación y toma de control es gradual y por lo general el tratamiento amerita continuidad durante toda la vida. Los psicólogos también suelen ayudar a los pacientes a adoptar estrategias para calmar tanto los pensamientos intrusivos como las compulsiones. Esto puede incluir ordenar cosas por orden de tamaño, contar y los ejercicios de respiración, aunque todo depende de cada caso.