DESCUBREN LOS RESTOS DEL PACIENTE CERO, LA PRIMERA PERSONA QUE MURIÓ DE PESTE NEGRA EN EL MUNDO
Hace 5 mil años, un hombre que vivió en Europa llevaba en su cráneo a la bacteria que acabó con un tercio de la población mundial durante la Edad Media.
Se estima que la Peste Negra cobró la vida de 200 millones de personas en Europa. En la Edad Media, esto representó un tercio de la población de todo el mundo. Históricamente, se ha aceptado que la causa fue el contacto cercano con especies de roedores infectados —muy a la manera del coronavirus y otras enfermedades zoonóticas—, y la falta de medidas higiénicas adecuadas en la época. Un equipo de científicos alemanes parece haber encontrado una pista más sobre el origen de esta devastación.
El paciente cero de peste negra
Encontrar al paciente cero de peste negra es una tarea ambiciosa. Sin embargo, de acuerdo con el estudio de Universidad de Kiel en Alemania, vivió milenios antes de que la Edad Media estuviera en auge. De hecho, pudo haber sido un hombre prehistórico, que habitó en Letonia hace 5 mil años. En su cráneo se encontró la cepa más antigua de esta bacteria conocida.
Los hallazgos fueron publicados en Cell Reports y parten del análisis genético encontrado sobre los restos de este cazador-recolector. Fue sobre el cráneo que se encontró la cepa más vieja de Yersinia pestis, conocida históricamente como ‘peste bubónica’. Sin embargo, las otras personas que fueron enterrados con él no tenían presencia de la enfermedad en los huesos.
Esto sugiere que, en ese pasado remoto, la enfermedad no era tan letal. De la misma manera, abre la posibilidad de que se haya fortalecido con el paso de los años, hasta provocar una devastación sanitaria en la Edad Media. A pesar de esto, fue lo suficientemente poderosa para cobrar su primera víctima, con tan sólo 20 o 30 años de edad.
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Las enfermedades zoonóticas no son nuevas
Esta nueva evidencia arroja nueva luz sobre el hecho de que las enfermedades zoonóticas no son nuevas en la Tierra. Por el contrario, han acompañado a la humanidad desde sus mismos orígenes. En el caso de la peste negra, parece ser que se trasmitió de animal a animal, y no de persona a persona.
Se piensa que pasó de una pulga a una rata, y eventualmente, por el contacto cercano con los seres humanos medievales, alcanzó a nuestra propia especie. Las mutaciones genéticas que sufrió la cepa le permitieron hacerse más resistente, incluso, a nuestro sistema inmune. De esta forma, arrasó con las vidas de 200 millones de personas.
El descubrimiento de este cadáver del neolítico con presencia de la bacteria es un primer indicio que abre nuevas posibilidades con respecto a la evolución de estas enfermedades en el planeta. Aunque antes era más crónica e inofensiva, ocasionó una de las peores catástrofes sanitarias durante la Edad Media.