El dragón de Komodo es todo un caballero

Los dragones de Komodo son más brutales de lo que ya sabíamos. Además de ser los lagartos grandes, fuertes, rápidos, venenosos, también son capaces de derribar a otros. No solo es una especie que muy probablemente tenga millones de años sino que ahora también sabemos que debajo de su escamosa piel están cubiertos por una cota de malla hecha de pequeñísimos huesos (osteodermos).

El estudio ha sido realizado por la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) y se han escaneado dos cuerpos de Varanus komodoensis o, lo que es lo mismo, dos dragones de Komodo. Uno apenas era un bebé de dos días mientras que el otro era un ejemplar adulto, de 19 años y medio. Como no es fácil dar con cuerpos de este tipo de lagarto, los investigadores usaron los cadáveres donados por dos instituciones, así que ambos habían nacido en cautividad. El macho adulto murió en 2013 en el zoológico de Fort Worth, mientras que el bebé había nacido en el de San Antonio.

 

Pero, si los dragones de Komodo son tan brutales, ¿para qué necesitarían siquiera una cota de malla debajo de su piel llena de escamas? Bueno, la respuesta parece estar en su misma especie: para protegerse de otros dragones de Komodo según apuntan los investigadores en un estudio publicado en la revista The Anatomical Record. La cota de malla es una armadura metálica hecha por anillo de hierro forjado o acero, que están entrelazados entre sí en un complejo patrón mediante el cual un anillo sujeta a otros cuatro.

The University of Texas at Austin/Jackson School of Geosciences

Los investigadores han visto que el bebé ni siquiera había empezado a desarrollar la cota de malla mientras que el ejemplar adulto estaba completamente blindado. En el caso de este ejemplar, del que solo se pudo escanear la cabeza, se vio que estaba llena de esta peculiar armadura a excepción de los ojos, las fosas nasales, el borde de la boca y el ojo pineal.

Gracias a la comparación de ambos cuerpos, ahora los investigadores pueden afirmar que los osteodermos, como se llaman estos huesos pequeños, no se desarrollan hasta la edad adulta, momento en el que empiezan a interaccionar con otros de su especie: “Los jóvenes dragones de Komodo pasan bastante tiempo en los árboles, y cuando son lo suficientemente grandes como para salir de los árboles, es cuando comienzan a discutir con los miembros de su propia especie”, explicó el paleontólogo Christopher Bell de la Universidad de Texas. “Ese sería un momento en que una armadura adicional ayudaría”.

 

Aunque el descubrimiento de los osteodermos pueda parecer nuevo, la realidad es que se ha encontrado en diferentes reptiles y anfibios, como cocodrilos, lagartos, ranas e, incluso, en un mamífero: el armadillo. De hecho, también se han documentado con anterioridad en los dragones de Komodo ya que los osteodermos en esta especie se nombraron en la literatura científica por primera vez en 1928, cuando William Douglas Burden escribió: “Recientemente, los cazadores y cazadores furtivos se han embolsado una buena cantidad de pieles, pero debido a las placas óseas u osteodermos, las pieles no tienen valor comercial”.

 

El escaner que realizaron los científicos para ver la cota de malla fue mediante una tomografía computarizada de rayos X de alta resolución. Además del macho adulto y la cría de dragón de Komodo, también se hizo lo mismo con otros lagartos para comparar. Las otras especies eran V. acanthurusV. exanthematicusV. gouldiiV. salvadorLanthanotus borneensisHeloderma horridum y H. suspireum.

 

Otros lagartos tienen menos huesos y más dispersos, además de que faltan en algunas áreas, también tienen solo una o dos formas de hueso. Pero este no es el caso del dragón de Komodo, que apenas tiene zonas sin estos huesos que forman la armadura y que, además, sus huesos tienen hasta cuatro formas distintas: “La mayoría de los lagartos monitores solo tienen estos osteodermos vermiformes (en forma de gusano), pero este tipo tiene cuatro morfologías muy distintas, lo cual es muy inusual en los lagartos”, señaló la paleontóloga Jessica Maisano.

El equipo espera poder realizar más estudios con dragones de Komodo de diferentes edades para arrojar más de luz sobre la misteriosa cota de malla que se esconde bajo sus escamas y para saber cuándo se forma.

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