Esta ecuación matemática explica como añadirle “flow” a cada actividad diaria
El estado de flow es una sensación de motivación idílica para la mayoría, ya que suele ser muy difícil de lograr. Se dice que para “estar en la zona” es necesario someter al cerebro a desafíos que lo obliguen a dominar la tarea. Pero entre la comunidad científica se ha popularizado recientemente una ecuación matemática que parece ser capaz de generar “flow” sin tantos riesgos.
El flow al alcance de todos
La ecuación fue desarrollada en conjunto por el Departamento de Psicología de la Universidad de Northeastern y el Departamento de Administración de la Univesidad de Yale. Ambos equipos trabajaron con deportistas y artistas para entender por qué el flow se generaba con más facilidad en sus profesiones.
Después de meses dándole vueltas al concepto, los investigadores finalmente dieron con los dos componentes básicos de lo que conocemos como “flow”.
El estado final deseado
Básicamente, el impulso que vuelve a esa actividad un reto. Es importante tener en cuenta que este “reto“ no tiene que ser desafiante en la práctica, como el alpinismo o el snowboarding. El equipo de investigadores asegura que puede ser cualquier actividad, siempre y cuando genere una meta el cerebro.
Los medios necesarios para alcanzarlos
Es decir, el nivel de habilidad que tiene esa persona para realizar el reto. Esto más vinculado a las capacidades biológicas (memoria, nivel de concentración, etc) que al talento de la persona.
Partiendo de estos elementos indispensables, el equipo desarrolló una ecuación matemática para replicar el flow en cualquier actividad: F= R x H + AP.
Descifrando la ecuación matemática para “estar en la zona”
A simple vista puede parecer bastante difícil de entender esta fórmula, pero en realidad sigue el curso natural de cualquier actividad cotidiana: estado final deseado (R)+ medios para alcanzarlo (H + AP). Les ponemos un ejemplo.
Cuando una ama de casa decide que es momento de cocinar es porque se ha planteado un “estado final deseado”, es decir, un reto. Da igual que este sea dar de comer a sus hijos o probar una nueva receta que vio en la televisión. Lo importante es que, antes de iniciar la actividad, la ama de casa se ha planteado una meta para culminarla.
Para lograr este objetivo la mujer cuenta con varias “habilidades” a su favor: experiencia en la cocina, ingredientes, electrodomésticos y el tiempo para realizarla. Sin embargo, estas habilidades en sí no son suficientes para completar el “estado de flow”. Para ello, la ama de casa debe hacer que su cerebro se concentre únicamente en la actividad que está realizando, pues solo así este entenderá que el objetivo es importante y pondrá todo su empeño en realizarlo.
La razón por la que esta dinámica se ve con más frecuencia en el deporte y las artes es porque son profesiones que exigen un alto nivel de concentración. Si el artista no está concentrado en donde está pintanto, puede arruinar todo el cuadro. Lo mismo ocurre si el atleta se distrae con un amigo mientras hace su trote matutino, pues está perdiendo el rendimiento que llevaba hasta ese punto.
En nuestro día a día es muy habitual la distracción, pues estamos tan acostumbrados a comer, caminar o cepillarnos los dientes que simplemente perdemos el interés en estas actividades. Es por eso que este equipo se planteó desarrollar una ecuación matemática que le permitiera a todos medir qué elemento de flow hace falta en nuestras actividades cotidianas.
“Nuestra teoría dice que cuanto más informativo es un medio, más flow experimentará alguien mientras lo realiza. La fórmula es una forma de cuantificar matemáticamente exactamente qué tan informativo resulta ser un medio en particular”
Daniel E. Melnikoff, psicólogo en la Universidad de Northeastern
Optimizando el flow cada día
Melnikoff, Carlson y Stillman, autores de la ecuasión matemática, aseguran que con su fórmula puede mejorar cualquier rendimiento diario. Da igual si el reto es limpiar el cuarto o terminar la tarea de matemática. La clave está en ir cambiando nuestra manera de acercarnos a la tarea, hasta que esta genere un estado final satisfactorio.
Durante su estudio, encontraron que los ciclistas utilizaban tablas de resultados para medir cómo aumentaba su rendimiento o “estado de flow” con el entrenamiento constante. Esto basándose en cuatro indicadores fundamentales:
- Selflessness: la sensación de conciencia que el atleta sintió durante la actividad.
- Timelessness: Si el reto le pareció muy rápido.
- Efortlessness: Si el atleta sintió que la actividad se está volviendo más sencilla de realizar.
- Richness: Si al terminar, sintió que logró su objetivo.
Puede que esta sea una muy buena forma de iniciar la manipulación del flow ya que, desde siempre, el papel y el lápiz han sido los mejores aliados para resolver fórmulas.
Pero, si después de un par de meses aplicando este método no observamos ninguna mejoría en esta actividad, entonces tendremos que decirle a la comunidad científica que su ecuación y su teoría matemática no son infalibles.