Por qué gastamos bromas el Día de los Santos Inocentes si se inspira en una matanza de niños
Diario El Español
La festividad, que se celebra cada 28 de diciembre, tiene un origen religioso, que en la Edad Media se mezcló con tradiciones de corte pagano.
El día más bromista y divertido del año en los países hispanoamericanos, el 28 de diciembre, el de los Santos Inocentes, tiene su origen en un infanticidio. Aunque pueda resultar paradójico, lo que se conmemora esta jornada con vaciles entre amigos y programas especiales de televisión es la conocida como “Matanza de los Inocentes”. Su génesis se encuentra en un relato bíblico, cuando se glosa la orden del cruel Herodes I el Grande de asesinar a los niños menores de dos años ante el temor de que el recién nacido Jesucristo le arrebatase el trono de rey de los judíos.
Sin embargo, de entre los textos evangélicos, solo es el de San Mateo el que recoge estos hechos: “Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: Un clamor se ha oído en Ramá, / mucho llanto y lamento: / es Raquel que llora a sus hijos, / y no quiere consolarse, / porque ya no existen”.
En este sentido, la festividad medieval que más semejanzas guarda con el actual Día de los Santos Inocentes es la fête de Fous, fiesta de los locos, en Francia, que los clérigos, diáconos y sacerdotes celebraban en algunas iglesias durante el oficio divino, en algún momento comprendido entre la Navidad y el Día de Reyes. Entraban enmascarados en los templos, vestidos de bufones o con trajes de mujeres y cantaban y danzaban en la nave.
Esta fiesta, sin embargo, fue censurada en la época por la Iglesia -hay dos ordenanzas redactadas por un cardenal legado en Francia fechadas en 1198 y 1199 en las que se prohíbe continuar con aquellos rituales-, como sucedió con otras similares. Lo que resulta más difícil de determinar es cómo esta celebración terminó por asentarse en los países hispanoamericanos teniendo en cuenta ese rechazo. Según algunas fuentes históricas, las autoridades eclesiásticas, ante la incapacidad de erradicar estas tradiciones populares, terminarían por darle el visto bueno y adaptarlas al calendario cristiano.
Las representaciones
En la historia del Arte, la “Matanza de los Inocentes” es un tema recurrente. La representación comprende dos escenas que suelen aparecer unidas: Herodes ordenando la ejecución de los niños acompañado de alguno de sus secuaces y, por otro lado, las madres con sus hijos y el grupo de soldados que les dan muerte. Ya desde la Antigüedad Tardía aparece este tema, como en el arco triunfal de la iglesia de Santa María la Mayor de Roma.
Y desde entonces estas representaciones religiosas se fueron reproduciendo por todo el mundo: catedral de Chartres, la de Notre-Dame, la de Burgo de Osma (Soria), Pisa y un largo etcétera. También muchos artistas pintaron su particular visión del trágico suceso en su lienzos, como Peter Paul Rubens, Girolamo Donnini, Guido Reni, Luca Giordano o Cornelis van Harlem. En definitiva, un motivo religioso que se transformó, todavía sin saberse muy bien cómo, en un día para la diversión.