Haití: Los rescatistas están decididos a no repetir los errores tras el terremoto de 2010
Por RFI
Seis días después del terremoto en el suroeste de Haití, en el que murieron más de 2.200 personas, los esfuerzos de socorro se aceleran. Varios convoyes de ayuda humanitaria han salido de Puerto Príncipe para distribuir alimentos, agua y suministros médicos en las zonas afectadas, lo más cerca posible de las víctimas.
Con nuestra corresponsal en Puerto Príncipe, Amélie Baron
Con cerca de 53.000 casas completamente destruidas y más de 77.000 dañadas en la catástrofe del 14 de agosto, la prioridad para las autoridades y el personal humanitario es evitar la concentración de personas en grandes campamentos informales.
Los actores humanitarios que trabajan a largo plazo en Haití quieren evitar el caos de la gestión de la emergencia tras el terremoto de 2010. Federica Cecchet, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dice que el gobierno haitiano quiere evitar la creación de grandes campamentos de víctimas de la catástrofe y que la Dirección Central de Protección Civil (DCPC), debe ser informada de cualquier acción de distribución.
“Esta es la estrategia del gobierno para evitar que se repita lo que vimos en 2010, por lo que no habrá distribución de tiendas de campaña, no habrá creación de campamentos, sino que se adoptarán estrategias para que la gente pueda reparar y reconstruir sus casas. Lo sabemos muy bien, hay ONGs que vienen, incluso con helicópteros privados en algunas zonas del país, y el gobierno no está al tanto”, lamenta Federica Cecchet.
Conseguir materiales para reconstruir casas
Dar comida y agua a las familias que lo han perdido todo es la prioridad número uno de las autoridades, pero la protección civil ya está entregando materiales de construcción -láminas de plástico, tablas y clavos- a las comunidades devastadas por el terremoto.
Jerry Chandler, director de protección civil, explica que se han aprendido lecciones de la gestión posterior al terremoto de 2010: “Además de la coordinación que estamos logrando hacer de forma más adecuada, todavía no estamos en un punto completamente satisfactorio, pero hemos avanzado. También, y sobre todo, se trata de poder llegar rápidamente a las normas prescritas, es decir, que las personas deben poder seguir siendo dignas”.
Para el director de protección civil, hay que ofrecer a las víctimas de la catástrofe lo mínimo para protegerse del viento y la lluvia. Tenemos que organizarnos para que se queden en sus casas y no vuelvan a caer en lo mismo que en 2010, con campamentos por todas partes, de los que es difícil deshacerse.
“Hemos aprendido, intentamos hacer todo lo posible para atender a todo el mundo, no siempre es fácil, pero estamos ahí, estamos movilizados, y seguimos trabajando para poder llegar al mayor número de personas lo antes posible”, dice Jerry Chandler.
Apoyo de la comunidad internacional
En respuesta a la tragedia, la comunidad internacional no tardó en mostrar su apoyo ofreciendo asistencia técnica y financiera. Estados Unidos ha fletado ocho helicópteros militares desde Honduras para continuar con los esfuerzos de evacuación de los heridos más graves a los hospitales especializados de la capital haitiana.
Brasil anunció el jueves por la noche que enviaría “expertos en búsqueda y rescate de estructuras urbanas colapsadas y botiquines”.
La Unión Europea ha movilizado una ayuda de 3 millones de euros, además de las aportaciones materiales de los países miembros, entre ellas un módulo de depuración de agua aportado por Francia y una planta de tratamiento de agua aportada por España.
Garantizar una distribución justa de la ayuda
Para mejorar la gestión de los recursos, la OIM ha puesto en marcha una plataforma de Internet en la que se enumeran las donaciones no alimentarias para la construcción de refugios: sólo los actores humanitarios debidamente registrados ante el gobierno haitiano podrán recoger materiales, especificando los detalles de sus operaciones de distribución a las víctimas.
“Esto permitirá una distribución más equitativa de la ayuda, localizar los lugares donde ya se ha prestado ayuda para no volver siempre a las mismas zonas y evitar la duplicación”, explica Federica Cecchet.
No olvidar las zonas situadas en enclaves
Tras el terremoto que mató a más de 200.000 personas en Puerto Príncipe y sus alrededores en enero de 2010, las intervenciones no controladas de grupos extranjeros en el país reforzaron el apodo de Haití: “República de las ONG”.
Las víctimas de la catástrofe que viven en las zonas más remotas fueron completamente ignoradas por los agentes humanitarios que actuaron sin rendir cuentas a las autoridades nacionales, que no pudieron responder a la emergencia, ya que el terremoto mató a muchos altos funcionarios y destruyó casi todos los ministerios y edificios administrativos.