¿Por qué son inusuales los crímenes con armas de fuego en Japón?
Japón no solo está entre los 10 países más seguros en cuanto a criminalidad, violencia, infraestructuras y salud, sino que también se le considera uno de los lugares más pacíficos del mundo.
Su política de tolerancia cero a las armas de fuego, y su riguroso sistema policial comunitario, han hecho de Japón una nación modelo para el resto de países.
Es por eso que el asesinato de su ex primer ministro, Shinzo Abe, dejó a más de uno con la boca abierta. Sin embargo, este atentado no podría extrapolarse al punto de decir que “Japón ya no es seguro”, pues poseer un arma de fuego en realidad es extremadamente difícil en cualquiera de sus prefecturas.
El control de armas de fuego nipón es a prueba de crímenes
Quizás, durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno japonés no se preocupó por controlar la distribución de armas en su territorio. Pero, una vez que los conflictos bélicos acabaron, las autoridades establecieron regulaciones para evitar más masacres como las de Hiroshima y Nagasaki.
Una de estas medidas fue la ley de control de armas que entró en vigor en 1958, y que todavía sigue activa en toda la nación.
En esta, no solo se obliga a los ciudadanos que deseen adquirir un arma a pasar por una evaluación psicológica exhaustiva, como ocurre en otros países. También se limita el tipo de arma que se puede adquirir y la capacitación que requiere.
Para empezar, el único tipo de arma de fuego que un ciudadano japonés puede plantearse comprar es una escopeta. Los deportistas y militares pueden poseer otro tipo de armas de fuego, como rifles de aire comprimido, pero solamente después de pasar por un largo proceso para la obtención de una licencia en Japón.
Estos procesos implican, primero, asistir a las clases teóricas y los exámenes escritos para comprender todos los usos y limitaciones de los disparos. Luego, aprobar el examen práctico en un polígono de tiro, con más del 95% de aciertos. Y finalmente, superar el resto de procesos administrativos que están vinculados con la salud mental del solicitante y su historial criminal.
Las autoridades niponas investigan a familiares, amigos y compañeros de trabajo antes de otorgar cualquier arma o licencia. Por lo tanto, hasta el mínimo detalle es penado con la revocación de su derecho a portar armas.
Un control con resultados
Además, la ley también limita el número de tiendas de armamento que puede haber en todo el país, siendo solo 3 las permitidas por cada prefectura. Y solo se pueden comprar cartuchos o armas nuevas si devuelven primero las anteriores.
De esta manera, las autoridades de aseguran de que los escasos 59 mil poseedores de armas que hay en el país estén controlados en todo momento, durante su plazo activo de tres años. Momento para el cual la licencia de armas expira y el ciudadano debe volver a ser evaluado física, mental y penalmente.
Es por ello que las tasas de crímenes con armas de fuego en Japón son cada vez más bajas, pasando de las 200 muertes al año que había en 2001, a menos de 20 en 2017.
Entonces, ¿cómo pudo pasar esto en Japón?
De acuerdo con las fuentes oficiales, el ex ministro Shinzo Abe fue asesinado por un ex miembro de la Fuerza de Autodefensa Marítima, quien le disparó mientras hablaba sobre las futuras elecciones al Parlamento de Japón.
Por supuesto, esto no deja de ser impactante, pues se trataba de una figura pública con su propio séquito de guardaespaldas. Pero, tomando en cuenta esta información oficial, el arma encontrada no fue ni una escopeta ni un rifle. En su lugar, parece ser un arma de fuego casera, por lo que la ley de control de armas de Japón no le otorgó ninguna herramienta para cometer este atentado.
Ahora, es un hecho que contaba con la experiencia militar suficiente como para planificar el crimen y ejecutarlo por su cuenta.
¿Una posible alarma para el resto de figuras públicas en el país nipón?
Nadie puede predecir un atentado con armas de fuego, ni siquiera en Japón. Pero es muy poco probable que este tipo de crímenes se conviertan en algo habitual en Nara, o en el resto de prefecturas. Principalmente por la cultura pacifista que derivó de la guerra.
“La gente en Japón asume que siempre va a haber paz y cuando tienes una cultura así, realmente no sientes la necesidad de armarte o de poseer un objeto que pueda interrumpir esa paz”.
Jake Adelstein, periodista de la BBC
Prueba de ello es que no existe ningún tipo de protesta que pida que se relajen las regulaciones en torno a las armas, como sí ocurre en el estado de Oklahoma, en Estados Unidos.
Incluso los policias japoneses, aunque portan armamento, suelen optar por otras herramientas para detener los conflictos. Con lo cual, si bien es cierto que existen crímenes con armas de fuego en Japón, son muy pocos. Y en su mayoría proceden de bandas organizadas como la Yakuza o mafia japonesa.
El caso de Shinzo Abe es quizás uno de los primeros asesinatos a una figura pública dentro del país. Así que habrá que ver si este atentado refuerza aún más el control de armas de fuego.