ISAAC ASIMOV: EL HOMBRE BIÓNICO DE LA CIENCIA FICCIÓN
Isaac Asimov celebraba su cumpleaños cada 2 de enero, aunque nunca existieron registros para comprobarlo; alrededor de los años 1919 y 1920, el calendario Gregoriano todavía no se instituía en su provincia natal de Petrovichi, 400 kilómetros al suroeste de Moscú, Rusia. Por Gerardo Sifuentes
De manera irónica, nunca pudo hablar en ruso; su lengua materna fue el yiddish, pues nació en el seno de una familia judía, y al emigrar con ella a Estados Unidos, cuando tenía tres años, se crió con el idioma inglés de la zona de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York.
Sus padres, Judah y Ana Berman Asimov, tuvieron un próspero negocio de dulcerías. En ellas, además de golosinas, se vendían decenas de revistas con temas diversos, pero en especial aquellas con tópicos de ciencia ficción y fantasía, las cuales muy pronto captaron su imaginación.
Decidido a convertirse en escritor, desde la adolescencia envió sus primeros escritos a la emblemática revista Astounding Science Fiction, entonces dirigida por el editor John W. Campbell, quien al principio rechazó sus cuentos; pero eventualmente se convertiría en uno de sus mentores y mejores amigos.
En octubre de 1938 fue admitido su cuento “Marooned Off Vesta” en la revista Amazing Stories, que sería publicada en enero de 1939. Desde entonces empezaría una larga y prolífica carrera como autor de textos de anticipación científica.
UN GRAN AÑO
Se graduó como bioquímico en 1939 en la Universidad de Columbia. Al ser rechazado para ingresar a las escuelas de medicina de las universidades de Nueva York, regresó a Columbia y decidió tomar un posgrado en química, título que obtuvo en 1941.
El siguiente año, 1942, fue particularmente significativo para Isaac Asimov, al partir hacia la ciudad de Filadelfia, donde tomó un trabajo como investigador químico en los astilleros de la Marina de guerra estadounidense, empleo que mantendría en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.
El conflicto bélico sería también de gran trascendencia para él, debido a que durante su estancia en aquella ciudad conoció a su futura esposa, Gertrude Blugerman, en una cita a ciegas.
Además, fue compañero de trabajo de los escritores de ciencia ficción Robert Heinlein y L. Sprague de Camp.
Publicó entonces de manera seriada, en la revista Astounding, los cuentos que eventualmente formarían parte de su novela Fundación, la primera de una trilogía que narra en una saga la evolución de un imperio galáctico del futuro, inspirado en la Historia de la declinación y caída del Imperio romano (1776) de Edward Gibbon.
La serie Fundación, hoy considerada un clásico del género, le daría reconocimiento en todo el mundo literario, y se reuniría en los volúmenes Fundación (1951), Fundación e Imperio (1952) y Segunda Fundación (1953); un año antes, en 1941, había publicado el cuento “Nightfall”, considerado también uno de los mejores en su categoría.
Estas obras lo llevarían a acuñar el término “ciencia ficción social”, que se alejaba de los temas convencionales, como naves espaciales o extraterrestres, para centrarse en los asuntos humanos. Contrajo matrimonio en julio del mismo año, y de esta unión tuvo dos hijos, David (nacido en 1951) y Robyn Joan (nacida en 1955).
DIVULGADOR CIENTÍFICO
En 1948 obtuvo su doctorado en química, y el puesto de investigador en la Universidad de Columbia, donde trabajó en el desarrollo de compuestos contra la malaria.
Para 1950 publicaría un volumen de cuentos bajo el título Yo, robot, donde enunciaría sus famosas “tres leyes de la robótica” que a la fecha persisten como un referente cultural: el término “robótica” –derivado de la palabra acuñada por el checo Karel Capek– fue promovido por las historias de Asimov.
Durante diez años se mantuvo como profesor adjunto de bioquímica en la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, aunque hacia 1958 decidió retirarse para dedicarse de tiempo completo a su faceta de escritor, el primero de julio de ese año.
En sus propias palabras, prefería ser un excelente escritor científico que un investigador mediocre.
Fue en aquella época, entusiasmado por la naciente carrera espacial, especialmente con la noticia del lanzamiento del Sputnik, primer satélite artificial, que dejó de publicar ficción para dedicarse a libros de divulgación científica e historia.
Una de sus obras características fue Guía de la ciencia para el hombre inteligente, publicada en 1960 en dos volúmenes, el primero dedicado a las ciencias físicas y el segundo a las biológicas.
Este libro se convertiría en otra famosa serie, que tendría continuidad con La nueva guía de la ciencia para el hombre inteligente (1965), Guía de la ciencia de Isaac Asimov (1972) y Nueva Guía de la ciencia de Isaac Asimov (1984), obras escritas para la comprensión del público no iniciado en estos temas.
En cuanto a literatura, publicó La guía de Isaac Asimov de Shakespeare (1970). Aunque no era religioso, se sentía orgulloso de su herencia judía, y la Biblia le llamó la atención especialmente, considerándola el equivalente literario de la Ilíada, por lo que escribió La guía de Isaac Asimov de la Biblia en dos volúmenes, Viejo Testamento (1967) y Nuevo Testamento (1969).
ISAAC ASIMOV : RECONOCIMIENTOS
Isaac Asimov llegó a publicar cerca de 500 libros, entre ficción, ensayos y divulgación científica, los que le hicieron acreedor a varios premios y reconocimientos, incluyendo el premio “Hugo” de 1966 por la mejor serie de novelas de ciencia ficción de todos los tiempos, y el premio “Hugo especial” de 1963 por “añadir ciencia a la ciencia ficción”.
Se consideraba a sí mismo como un humanista, aquel que cree que son los humanos los únicos responsables de los problemas que hay en el mundo y retos de su estirpe, así como de los grandes descubrimientos de la Historia.
Escritor de ocho horas diarias los siete días de la semana, directo, sencillo, con toques de humor, detuvo su producción el 6 de abril de 1992, cuando su vida se extinguió.