La carrera por los respiradores artificiales, ¿una misión imposible?
Por Radio Francia Internacional
Después de la carrera por las máscaras, ahora es la carrera por los respiradores la que atormenta a los gobiernos del mundo entero. Para compensar esta escasez, se buscan vías alternativas de producción, con un esfuerzo especial de la industria del automóvil.
Poder usar un respirador es una cuestión de vida o muerte cuando un paciente con COVID-19 sufre insuficiencia respiratoria. Pero con la propagación ultrarrápida del virus, la mayoría de los hospitales ya experimentan una escasez de equipo.
Para evitar que el médico tenga que clasificar a los pacientes, Francia quiere triplicar su flota de respiradores. En el este del país, uno de los epicentros del coronavirus, los hospitales aún no han recibido los aparatos prometidos. En el mundo, se necesitan cientos de miles. La buena noticia para los países europeos es que el equipo se sigue fabricando en grandes cantidades cerca de casa.
Pero la demanda supera las capacidades industriales existentes
La demanda supera las capacidades industriales, incluso con los talleres funcionando 24 horas al día, siete días a la semana. Air Liquide es el único proveedor francés. Los principales productores europeos son alemanes, suecos y suizos.
El Drägerwerk de Alemania, uno de los líderes mundiales, ha cuadruplicado su producción y reclutado 500 personas para hacer frente a la afluencia de pedidos. Podrá entregar 10.000 respiradores a su país más 10.000 pedidos de gobiernos extranjeros, pero su director reconoce que no podrá satisfacer las otras demandas.
La demanda es exponencial, especialmente en Estados Unidos. El sector industrial estadounidense tampoco puede satisfacer la demanda inmediata. La ciudad de Nueva York está interesada en comprar 30.000 respiradores, y se necesitarían 80.000 de inmediato en el país.
Los industriales presentan innovaciones
En Italia, una empresa especializada en 3D fabrica válvulas adaptadas a las máscaras de buceo ofrecidas por la tienda de deportes Decathlon, que se transforman así en respiradores improvisados.
La empresa británica Dyson, famosa por su aspiradora, ha desarrollado su propio respirador en diez días y espera producir 15.000 de ellos. En el Reino Unido, las industrias aeronáutica y automovilística también están asumiendo el reto, y es probable que salgan de sus talleres al menos otros 10.000 dispositivos.
En Estados Unidos, la conversión del sector automotor es la más avanzada. Tesla, Ford y General Motors se han asociado con los fabricantes de dispositivos médicos de EE.UU. para producir a gran escala.
Los fabricantes convencionales se muestran escépticos sobre la eficacia de esta movilización general
Los fabricantes convencionalestemen la escasez de productos intermedios para sus propios talleres. Y aun con buena voluntad, el proceso lleva tiempo. Cuando General Motors reciba sus insumos a finales de abril, el pico del coronavirus ya habrá pasado en Nueva York.
Después de negar el problema, y por lo tanto perder mucho tiempo, Donald Trump publicó el “Defense Production Act” para obligar a las empresas a participar en esta batalla. Pero ahora la administración de EE.UU. está sospechando que el fabricante General Motors quiera sacar provecho de este esfuerzo bélico.
La administración estadounidense está de hecho totalmente subordinada a los intereses privados. Ha estado intentando durante 20 años acumular una reserva de respiradores para hacer frente a una pandemia, pero los contratos para equipos baratos han fracasado.
Con información de Dominique Baillard