La ciencia identifica los estados cerebrales exclusivos del trabajo en equipo
Cuando trabajamos, hay momentos en los que podemos sentir que nuestra mente se “pone en blanco” y podemos enfocarnos con mucho más detalle en la tarea que tenemos en frente. A ese estado, se lo conoce como “flujo” y suele venir con una combinación muy específica de ondas cerebrales. Ahora, la ciencia ha descubiertos los estados cerebrales relacionados con el “flujo de equipo”.
La publicación que dio a conocer el nuevo hallazgo se publicó en la revista científica eNeuro. Detrás de ella estuvieron los investigadores Mohammad Shehata, Miao Cheng, Angus Leung, Naotsugu Tsuchiya, Daw-An Wu, Chia-huei Tseng, Shigeki Nakauchi y Shinsuke Shimojo.
En conjunto, analizaron algunas de las frecuencias más comunes del cerebro como las ondas alfa, beta y gamma, medidas en hercios (Hz) o ciclos por segundo. Gracias a eso, ahora tenemos una imagen clara de la forma en la que el cerebro se activa cuando logramos “sincronizar nuestras mentes” para trabajar en equipo.
El “flujo de equipo”
Así como sentimos todo más en cámara lenta cuando estamos en “estado de flujo”, el “flujo de equipo” también ayuda a agudizar nuestra percepción. Sin embargo, nuestra atención ya no solo está en la tarea, sino también en nuestros compañeros.
En consecuencia, se crea una especie de “red de atención” que conecta a todos los compañeros de un equipo a través de estados cerebrales sincronizados. Como resultado, se puede experimentar un sentimiento de unidad o conexión con los otros, como lo que suele pasar en equipos deportivos o de otro tipo que deben trabajar juntos por una meta común.
Los estados cerebrales que caracterizan al trabajo en equipo
Para poder identificar las ondas cerebrales involucradas en el proceso se flujo de equipo se trabajó con 38 participantes. Todos ellos debieron completar primero un juego de atención similar a Guitar Hero por su cuenta antes de iniciar el experimento.
Con eso, se midió su estado de flujo individual. Seguidamente, se los colocó por pares y debieron de nuevo completar el juego, pero bajo tres condiciones diferentes. En el primer caso estarían separados auditiva y visualmente de sus compañeros. En el segundo, estarían en la misma habitación pero jugando por separado.
Finalmente, en el tercero estarían lado a lado, jugando el juego al ritmo de la misma canción. De ese modo, se conseguiría el estado de flujo de equipo que se buscaba evaluar durante la prueba.
Gracias a lo anterior, el equipo internacional de neurocientíficos identificó, con una máquina de electroencefalografía, la presencia de las ondas beta y gamma. Fue así como se identificaron los estados cerebrales del flujo de equipo que se manifestaron en la corteza temporal media izquierda.
Tal región del cerebro suele asociarse con tareas como la integración de información. Asimismo, también está encargada de otras funciones como la memoria, la conciencia y la atención.
Cuando se entraba en un flujo grupal, las personas consiguieron lo que se conoce como un “estado hipercognitivo”. Básicamente, hace referencia a un momento en el que la mente presta tanta atención tanto a la tarea como a los compañeros, de forma que puede reaccionar a ellos y coordinarse de forma mucho más rápida y natural, todo al ritmo de las mismas ondas cerebrales.
¿Qué diferencia al estado de flujo individual del grupal?
En el flujo individual, el cerebro apaga los estímulos externos que no están relacionados con la tarea. En el flujo de equipo, el cerebro aún apaga los estímulos externos excepto la información sobre el estado de flujo del compañero de equipo. Por lo tanto, los cerebros del equipo comienzan a sincronizarse más “, aclaró el neurocientífico Shehata, para ScienceAlert.
En otras palabras, mientras que los estados cerebrales del flujo individual solo observan la tarea, el de equipo también incluye un poco más de análisis ambiental. Pero, al final, funcionan para metas similares: ofrecernos el mejor estado de atención plena para la consecución de una meta, ya sea solos o acompañados.
Ahora, aunque lo pueda parecer, los recientes descubrimientos no hacen referencia a la capacidad de alcanzar algo como una “conciencia de equipo”. Pero, al menos sí demuestran la capacidad de la mente humana de enfocar su atención para mejorar su capacidad de cooperar con otros individuos.